Racing | sevilla · la crónica

No cabía otra cosa

  • Control Un Sevilla dueño del balón, pero como con una marcha menos, se iría al descanso en tablas gracias al acierto excepcional de Palop parando un penalti Vibrante Tras el descanso picó espuelas el Sevilla, Toño retrasó el gol sevillista, pero después tomó la iniciativa el Racing y hasta pudo voltear el marcador

Visto lo visto, no cabía otro resultado que el empate. Arrancó el Sevilla como con una velocidad menos de las necesarias en esta Liga, dejándose en las cunetas ligueras dos puntos de oro. Tras regalar, tocando y tocando sin picante, el primer tiempo, sacó a relucir su calidad Luis Fabiano con un golazo para perder metros en beneficio de un Racing enardecido y que encontraría el premio en una contra que Juanjo cabecearía dentro de la jaula de Palop. Parecía que estaba escrito el que ni uno ni otro empezase la competición contento del todo.

Nos estalla en la cara la subida del telón liguero en un día santanderino que va de luminoso a casi lóbrego. Es en el corazón de un clímax excepcional en la capital cántabra, como no se recuerda, a causa de la condición europea del Racing. Impensable un ambiente tan eufórico desde Cuatro Caminos a Cabo Mayor y que se extrapola a toda Cantabria. De todas formas, las diferencias están ahí y las que existen entre el eufórico Racing y el intratable Sevilla son incuestionables. Claro que una cosa es la teoría y otra bien distinta la práctica con un balón de por medio.

A la hora de autos se comprueba que Manolo Jiménez apuesta por el carácter atacante del tándem Kanoute-Luis Fabiano, un pivote doble con Maresca y Romaric más una sorpresa relativa, la de preferir salida a Adriano en vez del flamante internacional Diego Capel. Pero es tan rica esta plantilla del Sevilla que ninguna alteración de presuntos planes puede mover a la sorpresa, todo se da como algo que está dentro de los parámetros de la normalidad.

No más echar a rodar la pelota, con Maresca por delante de la defensa y Romaric sin ninguna preocupación defensiva, el Sevilla se adueña de la pelota. Decididamente, el equipo de Jiménez dice éstos son mis poderes y entre mis poderes figura también la propiedad de la pelota, que va de un rojo a otro sin solución de continuidad y ante un Racing que apenas suelta amarras.

También pasa que la cosa discurre entre las dos líneas de tres cuartos. Entre que el Sevilla no pica en vertical y el Racing peca de falta de solvencia para apurar al Sevilla, el partido está para que ambos porteros se vayan y no se note. El pulso se libra en la zona central, pero el balón lo tiene casi siempre Maresca y siempre el Sevilla. Además, con la defensa muy adelantada, el Racing está asfixiado, Munitis quiere más que puede y Pereira, el arma que Muñiz se tenía guardada en la bocamanga, aparenta más de lo que hace para perderse en un bulle bulle absolutamente inocuo.

Un desvío de Luis Fabiano a libre muy intencionado de Maresca es la única producción de ambos en ataque. Eso ocurría en el minuto diez y hasta el último de esta fase no iba a haber peligro alguno para nadie. Un infortunado derribo de Squillaci a Lacen lo considera penalti Undiano; bueno, lo consideran Undiano y todos. Y ahí surge la figura providencial de Palop para neutralizar el tiro de un Garay que parecía infalible hasta la fecha.

Ese acierto del arquero parece que obra de acicate, ya que el equipo sevillista sale con una actitud muy distinta. Tocando, sí, pero también picando espuelas camino de la puerta enemiga. El partido ya es muy distinto y en el 55 se producen dos lances consecutivos que acreditan a Toño. Un centro chut envenenado de Kanoute lo envía a córner y el saque de esquina lo remata Squillaci para otra intervención brillante del portero cántabro.

Pero en ese doble acierto del portero ya se ha comprobado que el talante del Sevilla dista mucho del anterior. Jiménez opta por darle más picante al equipo sacando a Duscher por un Romaric que desapareció tiempo ha. Y todo es visto y no visto, ya que al minuto de entrar en escena el argentino se saca de la chistera Luis Fabiano la primera paloma del curso con un golazo de zurda y casi sin ángulo que parece ser decisivo para la cuenta de resultados.

Nadie da un duro por el Racing, por ese Racing rústico, bien trabajado y trabajador, pero limitado de tres cuartos en adelante. Bueno más que limitado parece inexistente, por lo que no hay quien dude del triunfo del Sevilla. Pero otra vez con lo mismo, que si la teoría y la práctica, pues resulta que cuando más afianzado parece el triunfo, surge un Racing enardecido que coge al Sevilla en una contra.

¿Cómo ganando fuera puede un equipo tan solvente ser sorprendido a la contra? Pues los misterios de este hermoso juego que es el fútbol. Y, para más inri, lo hace uno que fue sevillista en el curso anterior. En fin que el Sevilla, sin saberse cómo ni por qué, se dejaba dos puntos en el arranque de una competición que llega llena de esperanza, precisamente en el arranque más ilusionadamente emprendido. De todas formas, parecía que, visto lo visto, no cabía otra cosa que el empate.

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