Sasha Tioumentsev, la mejor manera de honrar un apellido
El padre del hispano-ruso, ahora en el Cajasol Sevilla BM Proin, llegó a ser el mejor jugador del mundo y su hijo ha desarrollado una carrera ejemplar en el balonmano, con experiencia en países como Polonia o Arabia Saudí
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Alexander ‘Sasha’ Tioumentsev vive ahora una etapa en el Cajasol Sevilla BM Proin, aunque ha “mamado el balonmano desde pequeño”, una afición que le viene de familia, ya que su padre, Andréi, es uno de los mejores de la historia.
Ser hijo de una estrella del balonmano implicaba unas expectativas en Alexander simplemente por su apellido, algo que le supuso una presión extra en sus primeros pasos: “Me costó sobretodo sobrellevarlo hasta que entendí que como mi padre nace uno cada cada 10 años, que mi padre es único y le tocó jugar en una época muy diferente a la de ahora. Yo me presionaba y no disfrutaba del todo, pero realmente cuando entendí que yo no puedo ser como mi padre algo hizo click en mi cabeza y empecé a disfrutar más, a hacerlo mejor y poder hacer mi propia carrera sin compararme con nadie y demostrando de lo que soy capaz”.
"Cuando entendí que yo no puedo ser como mi padre empecé a disfrutar más"
Con solo siete años vino a vivir a España por el trabajo de su padre, que firmó en aquel entonces en el Granollers. “Creo que hacer estos cambios tan drásticos cuando eres pequeño es mucho más fácil porque los niños son como esponjas y el castellano es un idioma que para la gente del este no es complicado y el colegio ayudó, los amigos… el recuerdo que tengo es que fue una época muy chula”, comenta sobre su adaptación a España.
Como la mayoría de deportistas, al principio jugaba por diversión, en una etapa formativa que comenzó en La Roca del Vallés, el pueblo en el que vivía de niño. ”Por logística era más sencillo que yo hiciera balonmano en el pueblo donde vivíamos y empecé allí las categorías inferiores”, recuerda de sus primeros pasos en el deporte, en una etapa que “estaba muy bien porque muchos de los amigos que hice en el colegio también jugaban en ese club”.
Con 18 años tuvo la oportunidad de dar el salto al primer equipo donde tuvo “la suerte” de hacerlo bien, lo que le abrió las puertas al Pilotes Posada de Vigo, en División de Honor Plata en aquel entonces, lo que era su primera experiencia fuera de casa. “Fue un año complicado porque llegué a un equipo con muchos veteranos o gente ya establecida y no pude tener muchos minutos pero fue un año que aproveché, que fue muy interesante y ‘Pasqui’ (entrenador) también me ayudó”, comenta sobre su etapa en Vigo que le permitió dar el salto a la liga Asobal de la mano del Bidasoa Irún.
De sus primeros partidos en la máxima categoría recuerda el alto nivel que había y las estrellas que tenían todos los equipos. “Los mejores jugadores estaban aquí y recuerdo que era muy difícil conseguir minutos, tenías que destacar y aprovecharlos”, comenta sobre unos años en los que tuvo importante papel el entrenador Julián Ruiz: “Era bastante duro, le tengo que agradecer porque su disciplina me ayudó a ser más duro psicológicamente y fue un buen punto de partida”.
Tras una segunda temporada en la que fue adquiriendo importancia y responsabilidad en el equipo se marcha al Ciudad de Almería, equipo previo al paso al Naturhouse La Rioja, donde Sasha vivió su etapa “más determinante a nivel personal y profesional” y llegó a jugar la Liga de Campeones y fueron subcampeones de liga y copa contra un potentísimo Barcelona, cinco años que recuerda con “muchísimo cariño y orgullo” porque “un equipo pequeño se permitió el lujo de tutear y de hacerlo muy bien por Europa, pudimos competir y siempre dimos la cara, Cuando llegué a Logroño era un proyecto que se estaba consolidando, la idea era crecer y experimentamos experiencias increíbles”.
En 2014 le llegó la primera oportunidad profesional fuera de España, en el Orlen Wisla Plock polaco ya que en Logroño “había alcanzado las máximas cotas” y aunque se sentía valorado quería probar la experiencia del extranjero y estar en un pabellón con unas 6.000 personas en “una experiencia brutal porque me demostré a mí mismo que podía rendir igual o mejor incluso en otras circunstancias”.
La siguiente temporada se marcha al Meshkov Brest bielorruso, con el que gana varios títulos (dos ligas y dos copas), lo que supone una sensación “muy placentera y agradable” porque ganar “no es lo normal y saborear un título pone en perspectiva todo el esfuerzo que hay detrás”, comenta sobre una sensación que además es adictiva: “Cuando uno gana quiere ganar, esa parte del ego de, aunque solo sea en una parte del mundo concreta, decir que somos los mejores”.
Su siguiente aventura fue en Rumanía, en el CSM Bucuresti, un tercer país fuera de España. Considera que la gran diferencia entre estos países y España es el nivel físico. “La gente es más grande y fuerte pero el jugador español sigue siendo muy valorado porque tiene una calidad técnica y táctica individual superior y eso hace que podamos encontrar nuestro hueco en en todos estos países”.Cree que el estilo español es cada vez más valorado en Europa aunque cree que el balonmano español se queda atrás en recursos, tanto a nivel económico como en infraestructuras.
Tras una vuelta a España de la mano del Bada Huesca, le llega la experiencia más exótica de su carrera en el Al-Wehda de Arabia Saudí: “Me sorprendió para bien. Cuando supe que iba a ir para allá, no quise empaparme de los prejuicios que inconscientemente todos tenemos y sobre todo el segundo año pude disfrutar más de la cultura y entender por qué tienen esa mentalidad y me considero un privilegiado de vivir esa experiencia”, comenta de Arabia en cuanto a estilo de vida, aunque lo que es el nivel deportivo está un escalón por debajo. “A nivel deportivo es un país donde no tienen nada que aportar, tienen dinero y recursos y se lo pueden permitir”.
Llegada y primeros meses en el BM Proin
Tras la experiencia árabe volvió a España para jugar dos temporadas más en la liga Asobal (Club Deportivo BM Sinfín de Santander y Club Balonmano Nava de Segovia) antes de recalar en el Cajasol BM Sevilla Proin este verano, una oportunidad que ocurrió cuando Surge cuando el director deportivo Juan Andréu y el presidente Juan Ramón se ponen en contacto con Sasha y le cuentan la idea y hacía donde quieren ir con el proyecto. ”En Nava de la Asunción me encontraba cómodo y tenía un papel protagonista pero es verdad que aquí me ofrecen un proyecto que tiene posibilidades de seguir creciendo y vengo aquí pidiéndole ciertas cosas al presidente y él me pone todas las facilidades del mundo, así que da esa paz para seguir trabajando e intentar construir algo bonito”, comentaba sobre su llegada al club.
Su adaptación a la ciudad está siendo buena, aunque le cuesta acostumbrarse al calor del sur: “La calidad de vida es espectacular, me ha sorprendido mucho la amabilidad de la gente, aunque la verdad es que el verano un poco complicado, pero en general me parece un sitio con muchísimas posibilidades y creo que es un sitio increíble para para vivir. Cuando deje de hacer tanto calor quiero aprovechar un poco y perderme por las callejuelas y rincones de la ciudad”.
"Las expectativas son altas pero tenemos que ir partido a partido"
Respecto a los objetivos prefiere ser cauto e ir paso a paso ya que el año pasado se jugó la fase de descenso por mantener la categoría y aunque “las expectativas son muy altas”, considera que hay que ir partido a partido y construir una base sólida que sirva para poder construir y “mirar realmente a los ojos a los grandes objetivos que se ha planteado el presidente”.
Define el objetivo en “no sufrir tanto e intentar estar lo más arriba posible” y que si son capaces de crear esa base sólida quizá “dar alguna sorpresa”, aunque prioriza marcar los objetivos a corto plazo y en navidad hacer balance y analizar los objetivos reales a los que se podrán aspirar.
Llega a Sevilla con “humildad de ser uno más y trabajar”, aunque cree que “la única ventaja” sobre sus compañeros es haber estado en muchos equipos y países rodeado de grandes jugadores, lo que lo sitúa en una situación de “poder ayudar a transmitir esos valores y esa experiencia a un equipo tan joven como este”.
Pensaba que no se retiraría más allá de los 35 y ya va por 41 años y sigue compitiendo a alto nivel aunque entiende que volver a España “es una manera de cerrar ese círculo”, lo que no quita que se mantenga física y psicológicamente en condiciones de seguir compitiendo y no piensa en otra cosa que en el presente: “No quiero dispersarme mucho porque una de las razones por las que sigo siendo competitivo es porque estoy centrado en el aquí y en el ahora”.
Tenía claro que no quería seguir ligado al balonmano cuando llegase el momento de colgar las botas, pero la perspectiva ha cambiado en los últimos años: “La experiencia de Arabia Saudí me ha hecho ver que no se me da mal transmitir las experiencias que he tenido o el conocimiento que tengo de balonmano, Veo que los chicos jóvenes son capaces de escucharme”, pero a pesar de no descartar la posibilidad de entrenar no lo tiene decidido todavía.
Se propone “estar sano y trabajar tranquilo”, lo que en su opinión facilitará poder cumplir los objetivos y al ser preguntado por una espinita clavada tiene claro que es no haber llegado a representar a España en un torneo internacional: “Es algo que me hubiese gustado experimentar”, concluía.
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