Desde tiempos inmemoriales los dirigentes saben que la mejor manera de mitigar el descontento de una grada es traer caras nuevas. Los fichajes tienen un efecto especial en el aficionado, que en el caso que vive el Sevilla empieza a verlos como la única salida al mal juego que observa sobre el campo.

Además, las circunstancias en el centro del campo se han dado esta semana para que no sea muy complicado acordarse del mercado. A la sanción de Krychowiak, que no podrá jugar ante el Almería pero que estará ya disponible una semana después para la Liga, se ha unido la lesión grave de Cristóforo y la marcha de Mbia a la Copa de África. Los medios restantes en la plantilla son Banega, que ha tenido actuaciones de calidad pero que tiene un déficit físico, e Iborra, un jugador que no le entra definitivamente por el ojo a Emery, al margen de la opción de adelantar a Carriço, lo que conlleva un cambio más en la defensa.

La afición está atenta a los movimientos de Monchi, que no ha dicho ni que no ni que sí. Pese a que la afición ve una necesidad urgente e imperiosa, los responsables de la gestión tienen que mirar todos los factores. En un platillo de la balanza está todo lo enumerado con nombres propios, pero en el otro está analizar una serie de cuestiones para no dejarse llevar por los alarmismos. En semanas de Copa y Liga era probable dar descanso a Krychowiak (algún sector de la afición llegó a pedirlo). La sanción del polaco lo único que hace es impedir a Emery elegir en qué partido, pero nada más. Con la lesión de Cristóforo es justo decir que el uruguayo, que sólo había jugado ante el Sabadell, no estaba contanto para el técnico y ni estaba inscrito en Europa, por lo que poner su baja como contratiempo serio no sería justo. Con la marcha de Mbia realizar una inversión por perder a un futbolista un mes (que puede ser menos si Camerún no avanza) requiere un estudio profundo. Distinto es ver si Iborra cuenta de verdad o si jóvenes como Luismi o Tena pueden tener su sitio, sobre todo en la Copa ante el Granada.

Así y todo, el Sevilla mira el mercado. Con gente como Kron-Dehli (Celta), Digard (Niza) o Chantome (PSG), Monchi ha hecho su trabajo, informarse y tomar posiciones.