UBS absorbe a su competidor Credit Suisse para evitar su quiebra
La compra se valora en unos 3.000 millones y el Gobierno da un aval de 9.000 millones
Ginebra/El banco Credit Suisse, la primera víctima fuera de EEUU de la crisis bancaria que estalló la semana pasada en ese país, será absorbido por su competidor UBS, con el aval del Gobierno suizo, según anunció este domingo el gobierno federal. La operación se valora en unos 3.000 millones de euros, precio de saldo para UBS ya que está un 59% por debajo debajo de su valor en Bolsa el viernes a cierre de mercado.
"Es una solución apoyada por el gobierno, que garantiza las condiciones marco para su éxito", dijo el presidente de Suiza, Alain Berset, quien reconoció que el banco central ha abierto una ventana de liquidez de 100.000 millones de francos suizos para la liquidez del banco. Recordó que Credit Suisse forma parte de los treinta bancos considerados de "riesgo sistémico" en el sistema bancario mundial y recalcó que su destino es "decisivo" para Suiza y para su economía. Esta decisión "ha sido saludada y agradecida por distintos gobiernos, entre ellos los del Reino Unido y Estados Unidos, cuando fueron informadas por las autoridades suizas de la solución que se había encontrado", dijo por su parte la ministra de Finanzas, Karin Keller-Sutter.
Para que el acuerdo quedara sellado, la Confederación Suiza ha ofrecido una garantía equivalente a más de 9.000 millones de euros para reducir los riesgos en los que incurre UBS al absorber el Credit Suisse, se explicó.
Esta garantía funciona "como si fuese un seguro" y cubrirá eventuales pérdidas "de un portafolio muy específico" del Credit Suisse que se ha visto que podría ser problemático y únicamente si las pérdidas en cuestión superan un umbral que la ministra no precisó.
Keller-Sutter indicó que la quiebra de Credit Suisse "hubiese tenido consecuencias irreparables" no sólo para Suiza, sino para la banca en el resto del mundo y que por esta razón "asumimos responsabilidades que van más allá de nuestras propias fronteras".
La ministra aseguró que este arreglo "no es un rescate" porque esta figura sólo aplica en el caso de bancos que no pueden asumir sus obligaciones por insolvencia, lo que no era el caso de Credit Suisse. "Aquí no había un problema de solvencia, sino una crisis de confianza", se aclaró.
No obstante, la fuga de activos que sufrió el banco la última semana y la gran caída del precio de sus acciones en cuestión de días abrían la posibilidad real de una quiebra, "lo que hubiese tenido un impacto colateral inmenso, que podía contagiar a UBS y a otros bancos" en el mundo, indicó la ministra.
Las autoridades confirmaron que el pasado día 15 ya se estaba discutiendo de una posible fusión entre Credit Suisse y UBS, pero que se decidió mantener todo en estricta reserva para evitar inyectar todavía más nerviosismo en los mercados. "La solución que hemos encontrado es sólida y es adaptada para estabilizar la situación y dar seguridades a los mercados financieros", precisó Berset.
El presidente de UBS, Colm Kellenher, presente en la misma conferencia de prensa, confirmó que esta operación no será sometida a voto de los accionistas y que su conclusión definitiva podría tardar semanas y hasta meses, hasta que sea aprobada totalmente por las instancias reglamentarias.
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