Zoilo Ruiz-Mateos señala a su padre por una estafa de 14 millones
Grupo Miralles reclama esa cantidad por la venta de un hotel en Mallorca
Zoilo Ruiz-Mateos derivó ayer responsabilidades en su padre, José María Ruiz-Mateos, a quien atribuyó "todas las negociaciones" respecto a la compra y posterior pago del hotel mallorquín Eurocalas a Inversiones Grupo Miralles (IGM) en 2006 por 23,6 millones, una operación por la que su antiguo dueño acusa a la familia de empresarios de una estafa de 13,9 millones de euros. El hijo del empresario gaditano afirmó, además, que desconocía los términos concretos del contrato suscrito y destacó que la crisis económica y los obstáculos puestos por los bancos impidieron que la familia pudiera hacer frente a los pagos pactados con IGM.
La querella interpuesta por el Grupo Miralles, representado por la letrada Isabel Fluxà contra el empresario gaditano y sus seis hijos varones, es por un presunto delito de estafa. De los 23,6 millones de euros en los que se formalizó la venta, fueron abonados 789.028 euros mientras que se acordó el pago aplazado de 22,8 millones a través de pagarés con vencimientos mensuales y con la garantía de la empresa Montumo y los avales personales de Ruiz-Mateos y sus hijos varones. IGM denunció que todos ellos "avalaron con evidente mala fe" ya que ninguno "tenía ni tiene activo alguno a su nombre, al menos en España", al tiempo que aseveró que los pagos se fueron abonando hasta que se interrumpieron en el verano de 2010. En este sentido, Zoilo recalcó que desde principios de la operación el propietario de IGM, Francisco Miralles, "sabía que no teníamos nada a nuestro nombre". De hecho, el imputado indicó que fue el propio Miralles quien pidió que el declarante y sus hermanos fuesen avalistas, y que tras ello el querellante "no pidió ninguna relación de bienes o patrimonio de todos ellos como personas físicas". En cualquier caso, el declarante ha manifestado que "la voluntad de cumplimiento siempre ha existido", recalcando que "al inicio del contrato e incluso ahora tenemos voluntad de pagar".
En su comparecencia, Zoilo Ruiz-Mateos recordó que las condiciones de pago eran 116 pagarés y apuntó que se sustituyó el aval de Montumo por el de Clesa, que en esa época ésta tenía problemas de liquidez "pero no de solvencia" y por tanto "no estaba al borde de la quiebra". También apuntó que un día antes del concurso voluntario de Clesa remitió una carta de apoyo a Miralles en la que les ofrecía su ayuda y la compra de una clínica que posee en Palma.
También estaba citado José María Ruiz-Mateos, quien no compareció. Su abogado, Ignacio Peláez, presentó un escrito en el que alegó enfermedad como motivo por el que no pudo acudir. Mañana están citados a declarar Alfonso y Pablo Ruiz-Mateos, mientras que a lo largo de septiembre están emplazados los representantes legales de la sociedad Calwell Alliance -a través de la cual Ruiz-Mateos efectuó la compraventa-, Zoilo Pazos Jiménez (sobrino de Ruiz-Mateos), el empresario Nicolás Faure y varios testigos, entre ellos Miguel Miralles, hijo del propietario de la empresa querellante.
La querella de Miralles se suma a la denuncia presentada por la familia Radó ante la Fiscalía contra la familia Ruiz-Mateos por los presuntos delitos de estafa, falsedad en documento mercantil y estafa procesal. La familia Radó estima que Nueva Rumasa le adeuda 7,34 millones de euros por la compra de las acciones que poseía en las sociedades que explotan dos hoteles Beverly.
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