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La franquicia de Munaky

innovación

Tres andaluces crean un proyecto de ocio infantil en torno a un peluche-robot que va más allá del tradicional caballito

Francisco Ortiz, Remedios Iglesias y Antonio Muñoz, con los Munakys.
T. Monago Sevilla

18 de mayo 2013 - 05:02

¿Por qué no innovar en el ocio infantil? ¿Por qué no hacer que el clásico caballito en el que montan los niños en centros comerciales sea un peluche gigante? ¿Por qué no convertir ese peluche en un robot que se mueva y hable?

La respuesta a estas preguntas se llama Munaky. Y sus padres son Francisco Ortiz -fundador de Xtraice, la exitosa empresa sevillana de hielo ecológico-, Antonio Muñoz -socio de Ortiz durante 18 años en General de Producciones y Diseños- y Remedios Iglesias en calidad de gerente. Los tres están ahora dado vida a una franquicia que gira en torno a este peluche-robot, con una inversión inicial para el franquiciado francamente mínima: 12.500 euros.

Igual que ocurrió con Xtraice, la clave de Munaky ha sido mejorar una idea que no es original. Ortiz y Muñoz viajaban sin prejuicios por todo el mundo en busca de un proyecto atractivo y encontraron estos peluches gigantes en la feria internacional de Orlando de ocio infantil. Resultó que eran de una empresa china y compraron un contenedor completo. Tuvieron muchos problemas: las cajas estaban llenas de repuestos, con los peluches sin montar, generaban pelusas, con el riesgo consiguiente para los niños, y, sobre todo, se estropeaban con frecuencia.

¿Abandonaron? No. En realidad, la aventura fue un éxito. Colocaron los peluches en varios centros comerciales de Sevilla. "En uno de ellos se montaron en un día 545 niños; a dos euros eso son más de 2.000, y en un sólo fin de semana hasta 4.000", afirma Muñoz.

La solución a esos peluches defectuosos fue mejorarlos. Y recurrieron a uno de los mejores, el catedrático de la Universidad de Sevilla Carlos Bordons y la spinoff Idener. Resultado: un robot-peluche que habla al niño por su nombre, que se mueve por motor eléctrico en un radio de 150 metros, capaz de pararse ante los obstáculos gracias a un sensor, controlado por una tablet y con un sistema de telemetría que permite recoger cualquier dato relativo al desarrollo del negocio. Además,Carmen Giles -la diseñadora de los espectáculos de Salvador Távora y también especialista en disfraces de carnaval- realizó un diseño de un ser medio extraterrestre, medio animal y se le puso el nombre de Munaki en alusión a los anunnaki, un grupo de deidades sumerias que para algunos círculos ufológicos y esotéricos fueron extraterrestres que visitaron la tierra en la antigüedad.

Con el nombre, el diseño y el prototipo perfeccionado, Ortiz, Muñoz e Iglesias pensaron en la mejor fórmula para el éxito: una franquicia low cost, pensada para aportar una salida laboral mediante el autoempleo. "El sistema se puede instalar en plazas emblemáticas, centros comerciales, paseos marítimos, cualquier lugar donde haya muchos niños. Y en un fin de semana se pueden obtener 3.000 euros en ingresos", señala Ortiz.

La campaña de promoción está siendo un éxito. Celebraron un workshop en Barcelona y ya tienen cerradas tres franquicias en Gerona y cuatro en Barcelona. También pasaron por la revista Emprendedores y por el certamen de franquicias Franquishop, donde fueron "la comidilla de la feria", afirma Ortiz, a pesar de que aparentemente el expositor, bastante pequeño, pasaba desapercibido. Acabaron con colas y entre 70 y 80 contactos interesados. Incluso los hay que han hecho ofertas para quedarse con la exclusividad una zona, como es el caso de Ibiza. Munaky distribuye el territorio por provincias y para cada una establece un número límite. Por ejemplo, en Madrid el máximo son 15 franquicias.

El objetivo es llegar al entorno de 25 franquicias este año, algo que al ritmo que se suceden los acontecimientos parece bastante seguro. Ya están en Sevilla y a partir de julio en distintos puntos de Huelva. Los creadores de este proyecto se han percatado de que, dentro del ocio infantil, están explorando un mercado no explotado. ¿Cuál es el factor diferencial? "Hay muchas atracciones de este tipo, pero muy pocas donde los padres también disfrutan", dice Ortiz. El hecho de que sea un peluche gigante, que hable y, sobre todo, que permita un peso de 150 kilos ayuda a ello.

Ese atractivo ha hecho que empresas de ocio -y no sólo particulares- se interesen por el proyecto, con ofertas de Perú, Ecuador, Brasil o Portugal. Munaky no extendería la franquicia al extranjero, sino que sería distribuidora del producto y de la imagen de marca, ambos plenamente andaluces.

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