Puerta de los Palos

Mi Juan es pastoreño

  • El alcalde acude a imponerle la Medalla de la Ciudad a la Pastora de la calle Amparo, donde Andrés Martín hace cada día una demostración de amor por las glorias

Juan Espadas en el camarín de la Virgen en el momento de la imposición de la medalla

Juan Espadas en el camarín de la Virgen en el momento de la imposición de la medalla / M. G. (Sevilla)

Al paso que lleva la hermandad de la Pastora con Andrés Martín al frente, cualquier día vemos al deán de la Catedral llevar la lobera de San Fernando a la capilla de la calle Amparo. Desde el capitán general al teniente de alcalde de Gobernación, pasando por la consejera de Cultura o el mismo alcalde y candidato del PSOE a la Junta sin olvidar las cámaras de televisión que llegarán para retransmitir una misa en directo en los próximos días. Este Martín fue conocido en su día como el turboconsejero de Gloria.

Y ahora que no es de la junta del Consejo (ni Dios lo premita que diría Lola Flores) está viviendo una segunda etapa de brillo en su hermandad, a la que promociona sin complejos, lleva a los más altos despachos y pide lo que haya que pedir para ella.

Andrés siente pasión por las glorias. Sueña con la ciudad en la que estas corporaciones fueron las grandes. Y quiere revivir aquella etapa en este siglo XXI en que tienen que ir mendigando apoyos y les cuesta un mundo cualquier logro.

Andrés Martín recibe al alcalde de Sevilla en la puerta de la capilla de la calle Amparo Andrés Martín recibe al alcalde de Sevilla en la puerta de la capilla de la calle Amparo

Andrés Martín recibe al alcalde de Sevilla en la puerta de la capilla de la calle Amparo / M. G. (Sevilla)

Martín hizo a Juan Espadas pastoreño el otro día. No se conformaba con recibir la medalla de la ciudad en Fibes por los 300 años de esta devoción mariana. Así que le dijo a mi Juan que aquel acto oficial no valía, que la medalla era para la Virgen y que por eso el mismo alcalde debía desplazarse a la capilla para imponérsela en su camarín. Y allí se fue el alcalde socialista, capillita donde los haya, a convertirse en un pastoreño de pro. Como fue Juan Carlos Cabrera en su día a entregarle el fajín, como fueron siglos atrás tantos egregios e ilustres personajes como bien sabe y cuenta con todo rigor Francis Segura. Mi Juan firmó en el libro de honor. Quién sabe si será una de sus últimas firmas como alcalde en el mundillo cofradiero con el que siempre se ha llevado bien.

La firma en el libro de honor de la Hermandad de la Divina Pastora La firma en el libro de honor de la Hermandad de la Divina Pastora

La firma en el libro de honor de la Hermandad de la Divina Pastora / M. G. (Sevilla)

Este Andrés se mueve tanto tantísimo, que muchos saben que no se puede ser presidente del Consejo sin su bendición. Al menos siempre es mejor tenerlo de lado en un proceso electoral. Tan es así que dicen que el teniente Cabrera ha aprendido de Andrés para ganarle apoyos a mi Juan en el PSOE sevillano y conseguir la victoria en las primarias. Ya decía un recordado senador que aprendió más de política en las cofradías que en la Cámara Alta.

Lo que no se aprecia en estas fotos son los diez kilos de gambas que se degustaron al término del acto. Cuentan que el marisco era procedente de Huelva a coste cero para la hermandad, que ya se sabe que las de gloria están tiesas. Al parecer fueron regadas con la cerveza helada de botellines perfectamente apilados en un frigorífico digno de fotografía, que alguna hay por ahí rulando.

¿Qué será lo próximo Andrés? Que no digan que las glorias se vienen abajo o que están en crisis. Hay que darles cariño, entusiasmo y tiempo. Hay que llamar a las puertas, pedir, suplicar, sacarlas adelante... Y, cómo no, aguantar las críticas. Si las hermandades son ejemplares en generar afecto y dar compañía al necesitado, las glorias no lo son menos. Quizás todo cofrade de penitencia debería ser de una hermandad de Gloria. Y conocer estas maravillosas corporaciones.

¿Resiliencia, monseñor?

¿No había otro vocablo, don José Ángel? Qué horror mezclar el Latín, siempre recomendanble, con ese término del sanchismo más bajo. El tuit del arzobispo usando la palabra “resiliencia” nos dejó pasmados, como decía Guerra en los años ochenta. Lean el tuit: “Reunión con la Delegación de Medios de Comunicación de la archidiócesis. Presentación del proyecto general, de los diferentes ámbitos y actuaciones. Con resiliencia y esperanza, preparando la pospandemia. ¡Duc in altum, siempre adelante!”. Combinar la esperanza con la resiliencia es como echar ketchup a la ensaladilla de Becerrita. Qué horror. ¡Con lo bien que está empezando mi nuevo prelado!

San Lorenzo

Tenemos nuevo hermano mayor en el Gran Poder. Se trata de Ignacio Soro, que resultó elegido sin mayores problemas y por más de 700 sufragios. Normalidad absoluta. Soro tiene capacidad sobrada para estar a la altura de la responsabilidad. Esta semana se despide formalmente Félix Ríos tras un gran mandato en el que lo mejor para algunos ha sido el estilo, que es quizás lo más difícil, además de una impresionante capacidad de trabajo que recordaba a los grandes hermanos mayores de los años sesenta y setenta, cuando la cofradía era el hermano mayor y, por encima de todo, el hermano mayor. En otoño habrá cita importante con la peregrinación a las periferias, como manda el papa Francisco. La pandemia retrasó lo que todos anhelamos.

Miguel Ángel Osuna

El que fue gran costalero de la Paz (“¡Osunaaaaaaa!”) y que hoy está en el equipo de capataces se recupera satisfactoriamente de un problema de salud. Monseñor Asenjo y el padre Siguero lo han estado llamando todos los días.

El Lagarto de la Catedral: "Mi querido y siempre más inquieto de la cuenta, Fiscal, habría que preguntarle a monseñor Saiz su opinión sobre los indultos en Cataluña. ¿No crees? Él viene de aquellas tierras. Y no sé yo si estaría de acuerdo con la tibieza y la ambigüedad de sus hermanos en el episcopado..."