El Sevilla se clasifica paseando sus miserias por Almendralejo (1-2)

El equipo de Almeyda elimina con ciertos apuros al Extremadura, de Segunda RFEF, con los goles de Alfon e Isaac Romero en la primera parte

Al poco de la reanudación marcaron los locales, que se desfondaron pronto para alivio sevillista

Las fotos del Extremadura-Sevilla

Isaac, Alfon y Alexis Sánchez después de uno de los goles al Extremadura.
Isaac, Alfon y Alexis Sánchez después de uno de los goles al Extremadura. / Jero Morales (Efe)

El Sevilla se trajo de Almendralejo una clasificación más apurada de lo que debiera dictar la diferencia de nivel entre un equipo de LaLiga EA Sports y otro de Segunda RFEF. Le valieron los goles de Alfon e Isaac Romero en la primera parte, durante la fase en la que los sevillistas actuaron con más comodidad gracias a la posesión de la pelota, pero arriesgó su pase en una torcida segunda parte que empezó con el gol de Zarfino y en la que jamás estuvieron cómodos los de blanco, que pasearon sus miserias en un repleto estadio Francisco de la Hera al que acudieron casi 5.000 sevillistas.

Si el Sevilla habitual no está para lírica alguna, qué decir del remendado once que compuso Almeyda para el segundo asalto copero, con Nyland, Cardoso (vaya partido el del luso ante una delantera tres categorías por debajo), Kike Salas, Gudelj... y hasta Joan Jordán, que debutó al fin en esta temporada. Las miserias redobladas.

El medio catalán, como adelanto, se trastabilló nada más empezar el partido y el Extremadura dispuso de un tiro muy prometedor desde el borde del área, pero Callejón se acomodó con demasiada ansiedad y golpeó mal la pelota.

Justo es reflejar que con los minutos, Jordán se fue ahormando al centro del campo blanco –esta vez vistió el Sevilla de ese color al completo– y, a su parsimonioso ritmo, fue tejiendo algo de juego junto a Gudelj y Agoumé, éste unos metros más arriba. No es que el Sevilla fuera un dechado de creatividad, pero al menos aseguró la pelota y a partir de ahí trató de abrir el juego a la banda derecha, donde Juanlu se proyectaba e Isaac Romero se abría, o la banda izquierda, donde Oso era un feliz protagonista por su insistencia en buscar a Alfon.

Tardó en llegar ese primer gol, fue por ese ala siniestra y contuvo en su barriga su polémica, ya que en el buen pase de Oso al espacio para dejar a Alfon solo ante el portero Robador, puede que el extremo estuviera en fuera de juego. La inexistencia del VAR alimentó esa discusión de toda la vida. De hecho, como los aficionados de las gradas ven casi más el móvil que el juego en directo, la imagen televisiva se expandió entre la grey local y se oyeron agrias protestas.

Alfon chutó, Robador tocó la pelota, pero ésta viajó hasta cerca del palo derecho del portero y Alfon fue el más despierto para llegar e intruducirla en la jaula (31’). La grada contraria a la portería del gol estalló al unísono porque estaba poblada íntegramente de sevillistas.

Siete minutos después del 0-1, de nuevo Oso combinó con Agoumé, éste se giro para buscar a Isaac y el lebrijano sorprendió a todos, el portero el primero, con un tiro suave y colocado, casi sin armar la pierna, que se coló manso.

La única noticia negativa de esa primera parte llegaba con la lesión nuestra de cada día en el Sevilla, esta vez de Juanlu, que dejó su lugar en el lateral derecho a José Ángel Carmona, quien evidenció su línea decadente de los últimos partidos.

Al descanso parecía que el trabajo estaba hecho. Lo parecía. Compareció un Sevilla gélido a la vuelta del vestuario y Manchón bailó en la esquina derecha ante Gudelj para sacar un centro tenso al primer palo, donde Zarfino se adelantó a Cardoso para cabecear a la red (48’).

La afición pacense reaccionó, los azulgranas fueron como lobos a cada balón dividido y mientras, naufragaba la media sevillista por la pesadez de piernas de Gudelj –amonestado encima–, Jordán y Agoumé.

Almeyda introdujo a Sow por Jordán y Ejuke por Alfon, desplazando a Alexis a la izquierda con el ingreso del nigeriano. Corría el minuto 64 y ahí acabaron los cambios del argentino pese a que su equipo andaba por un alambre, como un funambulista. De hecho, cinco minutos antes de esa doble sustitución Dieguito perdonó el empate con una incursión por la izquierda en la que dejó atrás a Carmona y a Cardoso y cruzó demasiado la pelota ante Nyland. Y luego, Nyland tapó ante Zarfino en su tiro a quemarropa dentro del área (66’).

Las miserias sevillistas afloraban sin remisión con el tiempo, Agoumé, Gudelj o Alexis llegaban ya tarde a todas ante los enardecidos jugadores locales, pero fue precisamente el tiempo lo que se convirtió en el gran aliado de los blancos después de que Isaac se topara con el portero en un zurdazo y con el larguero en una vaselina. Porque el tiempo, sólo el tiempo, frenó al Extremadura, que se desfondó demasiado pronto para alivio del sevillismo.

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