Elecciones municipales

Los puntos débiles del futuro alcalde

  • Los dos sufren dificultades en el camino que conduce a las urnas el próximo 26 de mayo. Juan Espadas lucha contra el riesgo de desmovilización de su electorado y Beltrán Pérez hubiera necesitado más tiempo para ganar en nivel de conocimiento

Juan Espadas y Beltrán Pérez, candidatos a la alcaldía de Sevilla por el PSOE y el PP.

Juan Espadas y Beltrán Pérez, candidatos a la alcaldía de Sevilla por el PSOE y el PP. / D.S.

Juan Espadas Juan Espadas

Juan Espadas / (Sevilla)

Los puntos débiles de Juan Espadas

Carencia de equipo

Se le reprocha que es un alcalde que tiene pocos apoyos sólidos dentro del gobierno. Un alcalde sin equipo. Espadas sobrecarga en exceso a Antonio Muñoz y a Juan Carlos Cabrera. El gobierno de la cuarta ciudad de España está en manos de tres personas. Y Sevilla no es un pueblo, sino una gran capital. 

Ojo al eslogan

Espadas ofrece una imagen cercana, familiar. Pero, como suele ocurrir con todos los políticos, tiene su punto egocéntrico. Se le ha notado demasiado, curiosa y reveladoramente, en el eslogan escogido para la campaña electoral: “Tú y yo”. Según se mire, es toda una oda al yoísmo, o una apuesta firme por un perfil sin aristas. Tal vez Espadas no tenga culpa alguna en el culto a la primera persona, o quizás se trate simplemente de la estrategia marcada por el experto de turno.

Una gestión pobre

Espadas habla mucho, pero sus logros materiales son escasos. Espadas tiene buena imagen, pero en cuatro años no ha logrado alzar un estandarte claro de su gestión. Su gran fallo, quizás, fue tardar demasiado en someter al Pleno la aprobación del proyecto de ampliación del tranvía. Debió hacerlo antes, pues estaba claro que los grupos de la oposición no iban a hacerle semejante regalo a pocos meses de las elecciones.

No es reivindicativo

Espadas no se ha caracterizado nunca por alzar la voz ante la Junta de Andalucía. Siempre ha empleado un tono amable y ha soportado en silencio las veces que la Administración autónoma ha orillado a la capital en sus presupuestos, donde la ciudad sigue maltratada y penando por las inversiones recibidas en 1992.

Cómodo en el cortoplacismo

Un alcalde plano, de tono gris, se mueve como pez en agua en las metas cortas, principalmente la de no meterse en líos. Espadas jamás busca un problema, evita el enfrentamiento, nunca hiere. Eso tiene indudables ventajas, demuestra un talante favorable siempre a la concordia, pero también evidencia la limitación de no alcanzar grandes metas. 

Susana Díaz

El alcalde está muy vinculado a Susana Díaz, que sufre un momento complicado. La trianera está a la baja. Ha perdido San Telmo y sus compañeros del Federal buscan le mejor oportunidad para su laminación política. ¿Será capaz Juan Espadas de alejarse de ella en estos días de campaña? El miércoles de Feria bailaron juntos una sevillana... Ahora ella lo necesita a él más que nunca. Y él debería tenerla... lejos. 

Una lista pobre

La candidatura de Juan Espadas carece de brillo. ¿De verdad el PSOE de Sevilla, la agrupación tradicionalmente de mayor peso de España, no ha sido capaz de encontrar a uno o dos independientes para dar cierto relumbrón a la lista? ¿Nadie del mundo universitario o de la empresa privada ha podido ser persuadido para dar el paso adelante? Espadas ha tenido poca influencia en la formación de la lista, basada en gente de las agrupaciones, una candidatura de consumo interno e intervenida por el Federal. Hasta Monteseirín en tiempos tuvo más fuerza para contar con profesionales de su confianza.  

Sin un fiel ejecutor

El alcalde carece de un número dos claro. No tiene la figura del gran ejecutor de sus proyectos, una suerte de vicealcalde o alguien que hable en su nombre con autoridad clara de puertas hacia adentro y haga cumplir sus directrices. Los gerentes de las empresas municipales y organismos autónomos son irrelevantes. El propio Espadas, inexplicablemente, redujo los sueldos a 59.000 euros anuales. Un error que sólo reconoce en privado. Así es casi imposible la contratación de profesionales que en la empresa privada cobran mucho más.

Cuidado con el exceso de confianza

Las municipales no son las generales. El 26 de mayo, de momento, no existe la urgencia de parar a Vox. Quienes tenían ese objetivo lo cumplieron el 28 de abril. El gran reto de los socialistas es no caer en la desmovilización. Existe una peligrosa percepción en el PSOE: Juan Espadas repite. Ojo porque con Zoido (PP) ocurrió algo similar en 2015. Se daba por hecho que repetía y acabó orillado del gobierno a la primera oportunidad. 

Abandono de la capitalidad

Espadas ha cultivado en exceso las relaciones con Málaga a costa de reducir la importancia de infraestructuras como el aeropuerto de Sevilla. Una cosa es no caer en absurdos provincianismos, alentados por dirigentes políticos de ingrato recuerdo, y otra muy distinta lanzar una serie de mensajes que son difícilmente digeribles en un ciudad de vocación históricamente abierta al mundo y actual capital de Andalucía, al menos en la letra de Estatuto.

Beltrán Pérez Beltrán Pérez

Beltrán Pérez / (Sevilla)

Los puntos débiles de Beltrán Pérez

Muchos años en el Ayuntamiento

Muchos años en el AyuntamientoBeltrán Pérez todavía es joven, es un sevillano de la quinta de 1974, pero lleva nada menos que 16 años de concejal. Cuatro corporaciones consecutivas que, si bien pueden otorgarle una valiosa experiencia, lo asimilan al político que prácticamente no ha desarrollado funciones más allá del sector público. En eso, por cierto, están iguales Espadas y Pérez.

El otro efecto de la veteranía

Como empezó muy pronto, se le sigue viendo como alguien muy joven. Ese barniz de juventud,  de promesa de la política, es difícil  de ser contrarrestado.

Perfil de hombre orquesta

Tiene que hacer de todo. Guerrillero cuando estaba en la oposición en el grupo liderado por Zoido, de talante moderado cuando le ha tocado ser el jefe de la oposición, ora contribuyendo a sacar los presupuestos de la ciudad, ora bloqueando el proyecto de ampliación del tranvía.

¿Le falta un número dos?

Hay quien considera que sí, pero tal vez entiende que sólo debe destacar él. En materia de comunicación política, donde mandan las percepciones, puede jugarle en contra el ser chico para todo.

Falta de tiempo

Pérez ha sufrido para ser portavoz de la oposición y posteriormente candidato. Ha vivido fuertes tensiones internas de cara al congreso provincial de su partido. Ha tenido que consumir mucho tiempo y energías en esas cuitas. Hubiera necesitado más tiempo de cara a sus primeras elecciones municipales como candidato para ser más conocido, para ganar en notoriedad.

La lista electoral

Su candidatura tiene más brillo que la del rival. Ha logrado fichajes interesantes, como un comisario de Policía y la decana del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales. Pero quizás no se ha difundido como debiera la incorporación de estos profesionales de prestigio que pueden ser aportaciones más que interesantes para la política local y que son muestras de confianza en un proyecto necesitado de apoyos. Nunca se olvide que en política no sólo cuenta hacer las cosas, sino contar que, efectivamente, se han hecho. Y hacerlo con eficacia.

El punto rojo

Cualquier político del PP que tenga un objetivo en Sevilla, ya sea en al capital o en la provincia, lucha contra una maldición histórica: la provincia es un punto rojo en el mapa electoral. A excepción de las generales de junio 2016, cuando el PSOE y el PP empataron a cuatro escaños, los socialistas arrasan en la provincia, lo que influye negativamente en el ánimo del votante de centro-derecha. Zoido logró romper esa inercia en la capital de forma incontestable en 2011, pero la alegría duró poco en la casa del PP.

Una marca herida

El PP lo es en estos momentos tras la debacle de las pasadas elecciones generales. A Beltrán Pérez le vendría bien no estar acompañado por ningún dirigente de Génova en esta campaña electoral, salvo que fuera el gallego Feijóo o algún icono del municipalismo de centro-derecha, pero todos están defendiendo sus respectivos feudos. Mejor solo que mal acompañado. Casado y los suyos han salido excesivamente dañados de las generales. La única figura que puede aportar algo a Pérez de entre sus propias filas es la de la ex alcaldesa Soledad Becerril.

Mantener los votantes propios

Parece una obviedad, pero es el reto del PP en estos momentos. No estamos en 2011, cuando Zoido logró votos, muchos votos, en feudos tradicionalmente socialistas. Pérez debe aspirar a ganar con holgura en distritos como Los Remedios, el territorio de España donde el PP saca tradicionalmente el mayor porcentaje de votos de toda España. Por encima del barrio de Salamanca de Madrid. Los candidatos de Ciudadanos y Vox no son conocidos, lo cual juega a su favor. Pero la marca del PP, nunca se olvide, está herida. Y las dos referidas –las de Rivera y Abascal– mantienen el papel de emergentes. Los estudios demuestran que se puede ser alcalde con 90.000 votos o incluso menos. El voto fiel al PP está cifrado en 65.000 personas. Si el electorado del PSOE se desmoviliza y Cs y Vox logran concejales suficientes, es cuando Pérez puede tener opciones.

El papel de la Junta

El presidente Moreno Bonilla debe implicarse en las municipales sevillanas si el PP quiere recuperar una Alcaldía considerada de vital importancia. La Junta de Andalucía tendría que mostrar un compromiso firme con la capital. Es una de las bazas de Pérez. Hasta ahora no se ha visto ese compromiso, si bien el Ejecutivo autonómico lleva muy poco tiempo de funcionamiento. O Pérez juega esta carta, o muy probablemente le echarán en cara que sus compañeros de San Telmo desprecian a la ciudad. Y sus rivales usarán hasta argumentos provincianos si es preciso. No se olvide que la política actual no se rige por análisis y estudios sesudos, sino por tuits, esloganes, memes y otras formas de comunicación rápidas, efectistas y que no fomentan precisamente el pensamiento crítico.

¿Pesimismo interiorizado?

Si el gran peligro de los socialistas es dar por hecho que mantienen la Alcaldía, el del PP es no confiar en las posibilidades propias. Unos no creen que puedan perder y otros dan por hecho que no pueden ganar. Nadie repara en que la política es una montaña rusa en la que el actual presidente del Gobierno fue echado por los suyos del principal despacho de Ferraz, o que Moreno Bonilla pasó de presenciar los preparativos de su funeral político a entrar triunfal en San Telmo. Pérez debe luchar contra esa percepción de derrota después de los resultados de las últimas generales.

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