Experto en energías renovables e industria avanzada, colabora con Universidad Loyola en uno de los proyectos que la Comisión Europea ha aprobado para la investigación y la industria del hidrógeno renovable. También está vinculado a la Empresa Nano4Energy S.L., spin-off del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), como director de Innovación. Recientemente ha sido beneficiario de un proyecto del Plan Nacional de Investigación del cual es investigador principal titulado: Diseño de materiales y sistemas de almacenamiento de energía térmica en trigeneración basada en energía solar de almacenamiento de energía.

–¿Por dónde pasa el futuro de la energía?

–El futuro energético pasa indiscutiblemente por el hidrógeno que será un vector energético esencial para poder aprovechar diversos tipos de energía renovable. Muy recientemente el departamento de energía de Estados Unidos ha lanzado una iniciativa billonaria para construir nuevas infraestructuras regionales para la producción de hidrógeno verde, lo que muestra que es ya una realidad y que en Europa debemos también seguir por ese camino. La ingeniería de láminas delgadas, materiales y el machine learning son la clave para conseguir producir, distribuir y utilizar hidrógeno verde de una manera eficiente.

–¿Cuáles son los retos a los que se enfrentan Andalucía y España?

–A nivel global, España está siendo pionera en el desarrollo de muchas energías renovables como la energía solar térmica, la fotovoltaica y la eólica. El primer gran reto que debemos marcarnos es el de cuidar nuestra marca como país pionero en energías renovables, invirtiendo en tecnologías innovadoras y creando un tejido empresarial de referencia internacional en el que terceros países realmente confíen, de lo contrario no contarán con nosotros. El segundo gran reto es mejorar el acceso de la ciudadanía a una energía limpia, asequible y segura en nuestro propio territorio. En este reto, Andalucía está mejor posicionada que otras regiones de España. Entre otras cosas, aquí tenemos un mayor potencial para promover el autoconsumo.

–¿La invasión de Ucrania es el espaldarazo definitivo para abandonar las energías fósiles?

–En absoluto, una cosa es que tomemos más conciencia de la importancia que tiene nuestra seguridad energética y que los países europeos hayan reducido importaciones masivas de gas natural, y otra es que ese gas no se esté consumiendo por otro lado. El espaldarazo a las energías fósiles vendrá más adelante, tenemos aún que esperar a que otras tecnologías alternativas estén realmente listas para competir. En cualquier caso, hay que confiar en que en un futuro se pueda proporcionar un suministro de energía limpia seguro a todos los países de nuestro entorno, incluido a Alemania que es el gran motor de la economía europea, y un lastre en cuanto a dependencia energética. De todas formas, allí existe una gran consciencia social sobre el cuidado del medioambiente y un fuerte rechazo a la guerra.

–¿Hay demasiada burocracia para poner en marcha proyectos de energías limpias o renovables?

–Es cierto que algunas administraciones desconfían más de la cuenta a la hora de aprobar proyectos en energías limpias que al fin y al cabo pretenden beneficiar a la economía regional y a la sociedad en general, pero esto se solventa promoviendo procedimientos ágiles y transparentes. Lo más importante son los fondos, que las administraciones pongan dinero de verdad encima de la mesa que facilite la innovación y el emprendimiento.

–Usted ha trabajado como investigador tanto en multinacionales como en instituciones académicas de prestigio. ¿Qué le entusiasma más de cada sitio?

–Siempre me ha apasionado mucho la aplicación de la ciencia en el mundo industrial. Para mí desarrollar conocimiento científico y la innovación son dos caras de una misma moneda. Creo que para estar realmente en el filo del conocimiento hay que entender bien ambos mundos, aunque a veces resulte complicado abarcar todo. Estoy muy contento de poder trabajar para la universidad Loyola y a la vez para una empresa altamente innovadora en mi área de investigación. El próximo curso dirigiré un nuevo programa máster en Industria Avanzada que impulsará por un lado la cooperación entre la academia y la industria y servirá para que futuros ingenieros inicien una carrera profesional en la que se divertirán de la mano de la industria.

–Es investigador principal del proyecto Diseño de materiales y sistemas de almacenamiento de energía térmica en trigeneración basada en energía solar de almacenamiento de energía. ¿De qué se trata?

–En nuestro grupo hemos recibido financiación para poner en marcha dos proyectos enfocados en la trigeneración para la producción de frío, calor y electricidad a partir de energía termosolar. Una planta de trigeneración nos puede permitir alcanzar un altísimo nivel de aprovechamiento de la energía solar, incluso de hasta un 90%, lo que la haría una opción muy rentable. En los proyectos que nos han otorgado, desarrollaremos nuevos materiales, sistemas de almacenamiento energético y nanofluidos calotransportadores que servirán para diseñar sistemas de trigeneración eficientes ya sea para un supermercado en Londres, un hospital en Cantabria o un restaurante en Matalascañas.

–En diciembre de 2022 conocimos el hito histórico alcanzado con la fusión nuclear en Estados Unidos. ¿Cuáles son los siguientes pasos? ¿Cuándo sería una realidad para su uso global?

–Efectivamente, el experimento llevado a cabo por científicos del laboratorio Lawrence Livermore es un hito científico de suma importancia y que ha sido esperado durante varias décadas. Sabemos que hay que dar muchos pasos tanto en el ámbito científico como en el tecnológico antes de siquiera poder poner una fecha tentativa a su uso comercial. La innovación en tecnologías láser y en ciencia de materiales jugará un papel muy importante que nos permitirá seguir avanzando, y si se avanza de manera significativa, cambiará absolutamente todo.