Pol 3.14 | Intérprete y compositor

"Ser una persona luchadora me ha mantenido vivo"

El músico madrileño Pol 3.14

El músico madrileño Pol 3.14

Hace casi 13 años, el artista madrileño Pol 3.14 se dio a conocer para el gran público con canciones como Bipolar que sonaron en la serie Los hombres de Paco. Y si el fenómeno La casa de papel nos trajo de vuelta al intérprete y compositor que firmó No time, el tema que sonó en el último capítulo de la serie, ahora es su voz la que escuchamos en la canción No me mires de Berlín, spin-off de la ficción también de Netflix. Además, Pol 3.14 estará estos días por Andalucía donde ha comenzado su gira Gran Azul, que arrancó en Baeza este 26 de enero, que el 27 está en Cádiz, y que recorrerá Córdoba (2 de febrero), Málaga (3 de febrero), Sevilla (1 de marzo) y Granada (2 de marzo).

–De regreso al universo de ‘La casa de papel’. Algo bueno se haría con ‘No time’ para que hayan vuelto a contar con usted en ‘Berlín’

–Algo bueno habré hecho en la vida en general, espero (ríe). Bueno, ya somos conocidos de Vancouver (la productora de Álex Pina) con otras series que hicieron antes y la verdad que para Berlín buscaban una voz pop, así con ese timbre 90-2000 que tengo yo, para bien y para mal. Me llamaron a ver si podía colaborar con esta canción, y en estos proyectos, casi sin preguntar nada más, se dice sí. Me da igual dónde acabe el viaje porque sé que me voy a entretener mucho por el camino

–¿Qué supuso estar en ese último capítulo de ‘La casa de papel’ con ‘No time’?

–Supuso estar en la oreja de muchísima gente, que es un poco el propósito de todos los artistas. Y qué mejor sitio que La casa de papel, que no sé si habrá alguna serie española con más éxito, para que mi música siga expandiéndose. Supuso mucha alegría, satisfacción y una oportunidad que había que aprovechar.

–Su música tiene una especie de idilio con el audiovisual. ¿Por qué cree que se da esa buena alianza?

–Bueno, mi primera oportunidad fue ahí, con Los hombres de Paco, y creo que la rueda siguió girando por ese camino. Vas conociendo gente, vas conociendo equipo, y se van dando las circunstancias. Es verdad que ha sido mi catapulta, entonces, cada vez que me llaman, tonto no soy, y miro los proyectos, si me llaman de Vancouver, de Netflix, voy de cabeza, pero no voy a todo... Pero sí, sí, ha encajado, Bipolar, Lo que no ves... No sé por qué pero la vida me ha llevado por este sitio.

–Sé que estudió Periodismo y después Arte Dramático, ya que tiene esta buena relación con el audiovisual, ¿se ve delante de la cámara?

–No es mi medio, realmente. El Arte Dramático fue una especie de terapia para mí, yo era muy introvertido, muy tímido, y fue una especie de viaje hacia dentro, una labor introspectiva que quise hacer para ver de qué estaba hecho, conocerme a mí mismo desde todos los lugares, y leer mucho, que es algo que me apasiona, y ahí empezó mi adicción. Y la verdad es que me lo dice todo el mundo pero, no sé... No digo que no, porque me gusta mucho el cine, la ficción y el teatro.

–Tiene usted publicada una novela. ¿Sigue profundizando en esa senda?

–Sigo trabajando, lentamente, eso sí. Estoy con mi segunda novela, pero me cuesta mucho ponerme. Es un camino que no descarto a largo plazo, de hecho, escribir mis novelas, frente al mar, es mi sueño, el plan b para cuando sea más mayorcete. Pero respeto mucho la profesión y, al sacar mi primera novela, me di cuenta que hay que dedicarle mucho tiempo y lo difícil que es crear tramas, personajes... Me he dado cuenta que no tengo tanta facilidad para eso como para hacer canciones.

–Menciona al mar, Gran Azul titula la gira con la que recala en Andalucía. ¿Cómo lleva, por cierto, su inicio?

–Pues me sumerjo en Gran Azul con ánimo pero con cierto vértigo, porque la carrera musical es siempre incierta. Pero con mucha ilusión porque ya sólo poder hacer una gira es un lujo. Gran Azul es un homenaje al mar que es lo que me lleva a, no sé si te pasa a ti, a alejarme del ruido que hay últimamente en la sociedad, y en ese sitio, frente al Gran Azul, encuentras un poquito de descanso, de silencio, de poder hacer introspección y mirar para adentro, que siempre estamos mirando para afuera enganchados al Instagram.

–¿Cuál es su gran azul?

–El mío es el Atlántico pero, si no te importa, mi sitio concreto me lo quedo para mí porque si no luego... Es que no soy de enseñar mucho. No me gusta decir dónde voy, dónde estoy, ni publicar nada... Pero sí es el Atlántico, agua fría, para espabilar un poquito.

–¿Combinará el lanzamiento de nuevos singles con la gira? ¿Hay previsión de disco a la vista?

–El plan es ir sacando singles, tengo otros dos ya preparados después de No me mires de Berlín, y la idea es que todo acabe en un, llámalo, LP, EP, llámalo equis, pero acabará todo en un proyecto global que le dé sentido. Todavía no sé fechas, porque voy un poquito sobre la marcha, pero sí que desembocará en el Gran Azul.

–Sería su quinto disco pero todo no ha sido de color de rosa en su relación con las discográficas. ¿Cómo se lidia con los momentos complicados como el de conseguir su libertad creativa?

–Pues se torea con mucha ilusión y con pasión porque, al final, cuando te gusta tanto algo nada puede vencerte. Al menos en mi caso, yo soy muy tenaz, muy cabezón, muy pesado y creo que el éxito de haber continuado y de estar hoy donde estoy es haber sido constante. Creo que mi virtud es la constancia y no rendirme. No me considero un gran cantante pero sí me considero una persona luchadora, la verdad. Eso me ha mantenido vivo en el tiempo. Como dices, hubo bajones en mi carrera, pero en ese momento, cogí la guitarra y el coche y me fui a garitos a tocar y fue una etapa muy bonita, aprendí mucho y creo que hay que estar en el barro para luego saber disfrutar los momentos buenos.

–Ya que es un gran lector, recomiéndeme un libro

–Me acabo terminar Stoner, de John Williams, y me ha flipado. Todos tenemos una lucha interior y una historia que contar, ese es el mensaje.

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