"A lo mejor el flamenco puro hoy es Paco de Lucía"
chano domínguez. pianista
-Usted fue guitarrista antes que pianista, por afición y por economía me dicen.
-Mi primer contacto con el mundo de la música fue con la guitarra flamenca. Mi padre era un grandísimo aficionado, y en mi casa siempre se ponía a Pericón, Marchena, Caracol, La Paquera, La Perla, así que yo escuchaba mucho flamenco sin querer. Y mi padre me compró una guitarra, porque entonces la guitarra era el instrumento más al alcance de la gente humilde de Cádiz.
-¿Cómo se produce el contacto con el teclado?
-Pues fue en la iglesia de San José, en un club de música que allí se formó. En el coro había un armonio, y yo jugaba o probaba a trasladar a ese instrumento las cosas que hacía con la guitarra. Y ahí empezó mi relación con el piano.
-Un piano que ahora es de jazz, pero que no pierde su relación con el flamenco.
-Yo no he podido dejar de lado la impronta de la persona que soy, y esa crianza que tuve en el legado de la cultura flamenca aparece inevitablemente en mi música como un hilo conductor. Es la cultura de mi tierra, y lo mejor que tiene mi tierra son los ritmos flamencos.
-Pero usted siempre ha buscado fusionarse con otros ritmos.
-Yo lo que he sido siempre es autodidacta. Sólo he querido pasarlo bien, y cuando mejor me lo paso es cuando busco cosas nuevas, recreando ritmos... y para eso lo mejor es el mundo del jazz, el lenguaje de la música improvisada. Y eso te permite conectar con muchos músicos, es más satisfactorio y se abarcan más mundos.
-¿Es más fácil dedicarse a la fusión que ahondar en las raíces, por ejemplo, del flamenco puro?
-Es que eso del flamenco puro no lo comparto. Porque el flamenco es en sí mismo una mixtura de pueblos nómadas que llegan hasta Jerez. A lo mejor el flamenco puro son hoy las cosas que ha hecho Paco de Lucía. Yo admito hablar de pureza si nos referimos a la autenticidad y credibilidad de la persona que lo hace, independientemente de si hace una soleá de Alcalá o la cambia por completo.
-¿No se está abusando de la palabra fusión?
-Yo diría que se ha usado mal durante muchos años. Es normal que el músico tenga influencias culturales diferentes. Yo nací en Cádiz, y mi obra lleva toda su cultura dentro, pero no podemos obviar otras influencias de la música anglosajona. Me crié al lado de la Base de Rota, y eso significaba ver las películas americanas, oír los grandes standards, la música de jazz... la fusión es del músico más que de las músicas.
-¿Al final todo es jazz?
-Todo es música, depende de la frecuencia en la que vibres tú, y esa vibración te puede cambiar la vida. La tendencia actual es que las culturas se van acercando por el contacto tan fácil que hay ahora entre un lado y otro del planeta. Entiendo que haya músicas que tomen referencias de todos esos lados, hasta el punto de que esa mezcla se puede convertir en un lenguaje común que todos entendemos.
-¿Y será más fácil entendernos a través de la música?
-Hombre, la cultura es como el alimento del espíritu, que es tan importante como dar de comer a los niños pequeños. La cultura nos hace mejores personas, y ese alimento es muy necesario, y más hoy en día, que no le damos al espíritu más que mierdas en diferentes formas: realities, fútbol...
-¿Ahí los políticos tendrían una importante labor que hacer?
-Yo estoy muy desencantado de la política, creo que los políticos nos están engañando de una manera descarada. Pero yo no me resigno, no creo que no haya gente que pueda hacer las cosas bien. Se puede hacer, lo que ocurre es que no dejan que se haga por los intereses creados por las grandes empresas, que mantienen podrida a esa clase política.
-Le veo como un músico descreído.
-No tanto, aún pienso que en el mundo hay gente muy buena que quiere y hace cosas, pero ya le digo, la política está manejada por el poder económico, y así es imposible que esa gente buena haga cosas.
-No sé si al menos tiene confianza en las nuevas tecnologías, que usted ha utilizado incluso para dar conciertos por internet.
-Ah, sí, sí. Lo he hecho utilizando una plataforma que permite dar esos recitales por internet, que se llama Laptop Concert. Es muy sencillo: conectas una cámara a un portátil, te pones a tocar y sales al aire para todo el que quiera oírte.
-¿Y cómo resultó la experiencia?
-Pues muy bien. El caso es que tuvimos la idea y lo montamos en 48 horas, difundiéndolo a través de las redes sociales. Se conectaron en principio 30 ordenadores, que pueden parecer pocos, pero al poco tiempo ya había ciento y pico. Y todo el mundo pagó. Fue muy ilusionante, porque al final la gente empezó a pedir canciones a cambio de más dinero...
-¿No se sintió raro?
-Fue una experiencia muy simpática. Imagínate que yo estaba tocando desde mi casa y era como si mucha gente se metiera en mi salón a oírme tocar. Todo cambia tan rápido... A lo mejor esto es el futuro, porque la industria tiene que cambiar, el CD ya es un formato obsoleto, las ventas han caído en picado. No sé si la solución sería volver al vinilo y dirigirse al comprador más mitómano, a la persona que gusta de tocar el disco como un objeto de arte...
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