Rafael Medina. Director de la Unidad Clínica Urología-Nefrología del Hospital Virgen del Rocío

"El hombre no tiene culturalmente la conciencia de consultar al urólogo"

Rafael Medina.

Rafael Medina. / M. G.

El director de la Unidad Clínica Urología-Nefrología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, Rafael Medina, es uno de los tres cirujanos precursores de la cirugía robótica en Andalucía. Fue el 18 de septiembre de 2007 cuando, junto a los doctores José María Pena y Francisco Torrubia, realizaron la primera cirugía robótica en la sanidad pública andaluza, en concreto, para resolver un tumor de próstata localizado. Desde entonces, el programa de Urología Robótica ha sumado más de 50 intervenciones de este tipo, siendo el tercero más longevo del país puesto en marcha en un hospital público.

–Noviembre es el mes dedicado a la salud masculina, con gran hincapié en la concienciación del cáncer de próstata o testículos. ¿Cree que el hombre consulta menos al urólogo de lo que debería?

–Si comparamos la concienciación que tiene el hombre con la salud masculina con la que tiene la mujer sobre aquellos aspectos inherentes al sexo, es completamente diferente. Las mujeres ya están concienciadas de la importancia de la autoexploración mamaria o de acudir al ginecólogo de forma periódica. El hombre, culturalmente en nuestro país, no tiene esa conciencia. Con lo cual, si queremos mejorar los resultados en ese tipo patologías, no nos queda otra que concienciar 

–¿Qué se persigue con movimientos como el fenómeno Movember que nació hace ya casi una década, precisamente, para visualizar la necesidad de concienciación?

–Va dirigido fundamentalmente al cáncer de testículos y al cáncer de próstata. Lo que se pretende es concienciar a la población masculina de la necesidad de acudir al urólogo o al médico de cabecera en el momento que se tenga alguna sintomatología para poder actuar con celeridad en el caso de que de que exista algún problema serio.

–¿Se puede prevenir la aparición del cáncer de próstata?

–Hoy por hoy no. Lo que sí podemos hacer es un diagnóstico precoz. Ahora mismo están aproximadamente en torno al 8% los casos que se diagnostican y que presentan ya fases metastásicas, es decir, cuando ya el tumor ha salido de la propia próstata. Y luego hay un porcentaje tampoco desdeñable de casos que se diagnostican también en fase localmente avanzada. Lo que perseguimos es intentar diagnosticar el cáncer en las fases más precoces para poder así ofrecerles a nuestros pacientes muchas más alternativas de tratamiento con intención curativa. Cuando ya diagnosticamos en fases avanzadas o metastásicas, evidentemente, no podemos ofertar tratamientos que curen. Sólo de control.

–Se han cumplido 15 años de la primera cirugía robótica de un cáncer de próstata en la unidad que dirige en el Hospital Virgen del Rocío. ¿Cómo fue empezar a trabajar con el robot Da Vinci?

–El robot vino a ser un salto cualitativo para para este tipo de cirugía, que es muy compleja, porque la glándula prostática está en el fondo de la pelvis del hombre, la zona más profunda del abdomen, y es de difícil acceso. El robot nos descubrió realmente el mundo de la anatomía prostática y nos permitió operar con mayor precisión y con mayor visión. Para el paciente también tiene otra serie de ventajas. Tiene menos necesidad de transfusiones de sangre; conlleva una menor estancia hospitalaria, porque al ser una cirugía mínimamente invasiva, el tiempo de ingreso se ha recortado a las 48 ó 72 horas. Eso conlleva también, evidentemente, una más rápida recuperación y una precoz incorporación a su vida diaria.

–¿Qué es lo que más le sorprendió de ese sistema? 

–Lo que más sorprende cuando empiezas a utilizarlo es el cómo interactúa el robot en la cirugía. Se puede pensar que el que opera es el robot, pero el que realmente opera es un cirujano. El robot se interpone entre el paciente y el cirujano y lo que hace es remedar todos los movimientos que hace con sus manos en una consola el médico. No estas a pie de paciente, estás a varios metros de él, eso es lo más sorprendente. Pero hay más. La versatilidad de movimiento que te da el robot. Los instrumentos del robot llegan a reproducir el giro de los 360 grados de libertad que tiene la mano de un ser humano. Esto es una gran diferencia respecto a la cirugía laparoscópica. Ello sin dejar atrás la visión tridimensional que te da con una cámara espectacular que te proporciona una visión 3D. Es como si estuvieras viendo con tus ojos dentro de la barriga del paciente. Otras ventaja, por supuesto, es que mitiga completamente el temblor del cirujano.

–¿Hacia dónde considera que va a evolucionar esa cirugía robótica?

–Yo creo que llegará a instalarse en casi todos los hospitales de nuestro país, fundamentalmente, en aquellos  que tengan un volumen de cirugía importante. Hasta hace poco sólo hemos tenido un modelo de robot disponible en el mercado y desde este año ya tenemos un segundo. Y son ya 16 casas comerciales las que están desarrollando diferentes robots quirúrgicos. Esa competencia de mercado es una señal de que el sistema se va a asentar en la sanidad española. Por otro lado, gracias a la tecnología 5G se aspira a poder operar a grandes distancias, es decir, incluso entre hospitales de distintas provincias. Esto va a ser un gran avance y estamos a las puertas de poderlo vivir en nuestro día a día.

–¿Son conscientes los pacientes nuevos que le llegan a consulta de la existencia de este tipo de cirugías?

–Es una de las grandes diferencias en estos 15 años. Al principio, a la gente había que explicarle en qué consistía la cirugía robótica. Hoy en día se tiene ya tal información que, incluso, tenemos muchas peticiones de pacientes que ya te piden ser operados por el robot. Se puede decir que el conocimiento del famoso robot Da Vinci en la población en general es bastante bastante alto.

– ¿Cuáles son las razones por las que recomendaría la paciente operarse con este método?

– Diría que son tres: la gran precisión a la hora de hacer la cirugía, la facilidad para llegar a terrenos anatómicos que son muy difíciles de llegar con otras técnica y, por supuesto, la más rápida recuperación del paciente la reducción de los efectos secundarios que, en cáncer de próstata, son la incontinencia y la disfunción eréctil.

– ¿Existe un perfil de paciente ideal para este tipo de cirugía?

– Más bien diría que existe un paciente no ideal. Por ejemplo, un paciente que tenga múltiples intervenciones previas en su abdomen que hayan sido intervenidos de apendicitis, de peritonitis, de hernias inguinales o de una hernia umbilical son casos complejos para introducir el robot y hacer el espacio que necesitamos dentro del abdomen para poder actuar con él. Tampoco toda la patología urológica es subsidiaria de operarse con cirugía robótica.

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