Felipe González: "Hay gente de envergadura para suceder a Pedro Sánchez, en la cabeza tengo varias"
El ex presidente del Gobierno y Alfonso Guerra protagonizan a los 50 años de Suresnes una entrevista al alimón contra el actual líder del PSOE en Antena 3
Guerra: "El PSOE de estos momentos me recuerda al de 1934"
Suresnes se ha terminado
"Yo no estoy en esto, pero hay gente de envergadura, varias, yo tengo a varios en mi cabeza, pero si los digo, están acabados". Felipe González ha abordado de este modo un posible relevo de Pedro Sánchez al frente del PSOE, y lo ha hecho, junto a Alfonso Guerra, al alimón, en una entrevista oceánica realizada por Susana Griso en Antena 3 con motivo del 50º aniversario del congreso de Suresnes. En el plató se encontraba como tertuliana Susana Díaz, que llegó a intervenir al final de la entrevista para elogiar a ambos dirigentes. "¿Es Susana una de ellas?", le preguntó Grisso a Felipe González. "Los tengo en mi cabeza", respondió.
En Suresnes, una localidad francesa, situada a las afueras de París, los jóvenes socialistas que vivían dentro de España en 1974, cuando aún vivía Franco, relevaron como primer secretario del PSOE a Rodolfo Llopis, un líder del exilio que era completamente ajeno a la realidad del nuevo país. Felipe González fue el elegido por sorpresa, gracias a la renuncia de quien estaba llamado a ello, el ugetista Nicolás Redondo, y a un pacto entre vascos y andaluces que fue llamado el del Betis.
Y los del Betis han estado esta mañana en Antena 3. Felipe González, en el mismo plató, y Guerra, presente a través de una pantalla, ya que hoy inaugura una exposición sobre los hermanos Machado en Sevilla. Pero más que Suresnes, de lo que ambos han hablado, y criticado, es de Pedro Sánchez. Ya se conocía que esta vieja guardia socialista se había distanciado del actual presidente del Gobierno y que ambos estaban en contra de la ley de amnistía, pero este jueves han dejado un reguero de perlas en lo que supone una enmienda a la totalidad al modo de dirigir el partido y el Gobierno por parte de Sánchez.
"Parece que algunos quieren volver a la dictadura", ha dicho Alfonso Guerra sobre lo que él entiende que es una persecución dentro del PSOE a los críticos con Sánchez. "Si no hubiéramos estado en la fundación del partido, habríamos sido depurados", ha añadido González. Tanto el uno como el otro, que fueron presidente y vicepresidente del Gobierno, además de número uno y número dos del partido, sostienen que lo ellos vienen defendiendo es lo que se aprobó en el pasado Congreso Federal de Valencia y, en especial, en la Declaración de Granada, un acuerdo entre barones socialistas para reformar la Constitución sin otorgar privilegios a nadie.
"En el PSOE, la tragedia ahora es estar de acuerdo con lo que se decidió en el Congreso", ha apuntado González. Y ha seguido: "Nuestras reuniones del comité federal duraban día y medio, las de ahora, una hora y media, y sólo se hablaba para ejercer la crítica". Aunque Guerra manejó con puño de hierro el partido durante los años que fue vicesecretario general -"quien se mueve no sale en la foto"-, las críticas nunca dejaron de aflorar, incluso durante los años en los que Felipe González gobernó por mayoría absoluta.
¿Es un privilegio el concierto catalán? Alfonso Guerra va a más: "Los nacionalistas han inventado un término, la ordinalidad, que es todo lo contrario del socialismo, es que el más rico debe seguir siendo el más rico, que el que más renta posee debe ser quien más dinero reciba, esto es lo contrario del socialismo". La ordinalidad es, en efecto, un requisito que está impreso en el acuerdo que ERC y PSC firmaron para la investidura de Salvador Illa. Por ella, Cataluña nunca podrá perder el orden de ingresos que tiene a la hora de recibir: si es la segunda en aportar a la caja común, debe ser la segunda en financiación.
Pero la crítica de Guerra ha sido la más grave, la más profunda, al comparar al PSOE de ahora con el PSOE de 1934, el que se alzó contra la Segunda República en la Revolución de Octubre. "Me recuerda -ha indicado- un poco al PSOE de 1934, que es el momento más enredado de la historia del partido. Cuando gobierna Lerroux y va a meter a tres ministros de la CEDA en el Gobierno, se hace la revolución, la Revolución de Octubre, parta impedir la entrada de la extrema derecha. De esto ya hemos hecho autocrítica".
De este modo, Guerra, y en coincidencia con González, se alinean en la misma tesis que el PP, que Pedro Sánchez gobierna con independentistas contrarios a la Constitución con el argumento de que si no son ellos, son la extrema derecha. La alusión a 1934 es grave, por cuanto algunos historiadores sitúan en ese momento el punto de inflexión del deterioro político de la Segunda República que desembocó en la Guerra Civil.
Tanto Guerra como Felipe González también se han manifestado contrarios a la reforma de la ley orgánica que permitirá una salida anticipada de prisión de varios etarras. González ha calificado de "trapicheo" lo que se ha hecho con esta normativa europea al trasladarla al cuerpo legislativo español, porque cree que debería mediar el arrepentimiento de los etarras y la colaboración con la justicia. Tanto que González ha señalado que hay otra directiva europea, la que exige un mínimo de un 5% de los votos en el territorio nacional para lograr escaños en las elecciones al Europarlamento, que no se aplica para no perjudicar a los partidos independentistas.
La entrevista de Antena 3 se produce con motivo del aniversario de Suresnes, y también a dos meses de que el PSOE celebre en Sevilla su 41º Congreso Federal, en el que Pedro Sánchez es el único candidato para seguir al frente de la secretaría general. González y Guerra aún no han sido invitados, aunque como ha recordado el segundo, aún es pronto para enviar las cartas. Aun así, ha matizado Guerra, "no me invitarán".
El distanciamiento entre Guerra y Sánchez se agudizó con motivo de otro aniversario, el de la primera victoria electoral de Felipe González en octubre de 1982. Fue hace dos años, y Guerra no fue invitado a la apertura de una exposición conmemorativa en la sede de Ferraz. Hubo un acto en Sevilla, en el que González y Sánchez fueron los protagonistas, y al que Guerra ya se negó a asistir.
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