Histórico

Vincent Lindon, el actor intuitivo

  • El francés, que recogió ayer el Giraldillo de Honor, destacó la relevancia de la emoción en su trabajo: "Lo importante es que una obra conmueva, no preguntarse tantos porqués".

El francés Vincent Lindon (Boulogne-Billancourt, Altos del Sena, 1959) se mostró ayer en su visita al XIII Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF) como un intérprete intuitivo que prefiere dejarse guiar por la emoción antes que someter a excesivos análisis los guiones con los que trabaja. El actor, que recibió el Giraldillo de Honor en reconocimiento a su carrera, opinó que "antes, y no me quiero comparar con estos modelos, nadie le preguntaba a Cary Grant por qué llevaba siempre un traje gris y la raya del pelo a un lado, o a John Wayne por qué hacía películas del Oeste. Antes el actor se convertía en un icono, y ahora se le pregunta por esto y por lo otro. La pregunta que uno debe hacerse sobre el objeto artístico es si te emociona, simplemente". 

Profesional reputado desde aquella La crisis (1992) que supuso su primer gran éxito internacional, con una filmografía en la que destacan sus alianzas con Claire Denis, Philipe Lioret o Joachim Lafosse y el premio al mejor actor en Cannes por La ley del mercado, de Stéphane Brizé -que precisamente inauguró ayer el SEFF con Une vie-,Lindonno expresó preferencia por ninguna de sus películas. "No me gustan algunas, pero no tengo arrepentimiento al respecto, porque el arrepentimiento me parece triste y no quiero caer en la tristeza. Igual hay algún trabajo que no me convence ahora, pero que en su momento disfruté. Y debo decir que aplico una filosofía parecida en mi vida privada: hay mujeres a las que quise en algún período, que ya no quiero, pero no me arrepiento". 

El protagonista de Welcome Los caballeros blancos sí reconoció la sacudida que le supuso conquistar el galardón en Cannes el pasado año. "Se me saltaron las lágrimas, sí. El César [que también ganó por La ley del mercado, tras otras cinco nominaciones sin éxito] es como el campeonato de Francia, el Oscar es como el campeonato de los Estados Unidos y vencer en Cannes es como hacerlo en los Juegos Olímpicos. Me llenó de alegría, pensé sobre todo en la gente a la que quiero, que estaría emocionándose por mí", confió. 

En su encuentro con los periodistas, Lindon afirmó que no se siente tentado por las series de televisión, donde otros compañeros de oficio han encontrado sólidas historias en las que desarrollar un personaje por más tiempo que en una película. "Le diré una cosa: no", respondió tajante cuando le preguntaron si le apetecía embarcarse en una producción televisiva. "Lo que me gusta de una película es que puedes contar una vida en dos horas, pero en una serie puedes abordar un año en un año. Si un actor se compromete a 12 temporadas y a 96 episodios lo verás haciéndose un huevo frito, o en silencio... el espectador va a verlo en todo ese tiempo de todas las maneras posibles. Y eso merma la capacidad de imaginar, porque te lo acaban dando todo masticado", argumenta. El galo es más partidario de la discreción, de no exponerse demasiado. "Cuando hace publicidad de coches de lujo, o pone la voz a unos dibujos animados, es como si el actor perdiera partículas. Yo no quiero estar todo el tiempo ahí: prefiero ir de vez en cuando al cine, de visita", asegura. 

Lindon también se refirió a la precariedad del mercado laboral, un drama que asoma por varias de sus películas. "El trabajo no es lo más importante en absoluto, pero sí tiene importancia. A mí me gusta vivir mi vida, porque además eso te alimenta para tus interpretaciones, pero valoro también el trabajo porque pienso mucho en esa gente que ha perdido un empleo, que no tiene las herramientas para estar orgulloso de sí mismo, para brillar en la sociedad y para que sus hijos lo miren con respeto". 

Lindon regresa a Francia este sábado para participar en algunos retoques de sonido de su último proyecto, una biografía del escultor Auguste Rodin que dirige Jacques Doillon. El actor quiso pronunciarse sobre su personaje, un genio indiscutible pero discutido en su intimidad por su tortuosa relación con Camille Claudel. "Rodin no era tan maravilloso, pero los jugadores de tenis dicen lo mismo de Nadal. Hay 43 museos de Rodin en el mundo, y ninguno de Camille Claudel, que también era genial. A los franceses les encanta impulsar a los personajes que no han sido suficientemente reconocidos, pero te machacan si has llegado a la cumbre. En mi país tendrías que llegar a la meta primero y segundo al mismo tiempo, pero eso no es fácil", comenta, antes de terminar su semblanza de Rodin: "No era mal hombre, pero no tenía la hipocresía de hacer creer a las mujeres con las que estaba que eran más importantes que su trabajo. Y él vivía para su arte. Hizo todo lo que pudo para ser el mejor escultor del mundo".

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