Investigación

Exploración de Marte

  • El 19 de junio la NASA comunicó que había encontrado hielo en Marte.

Ningún planeta ha alimentado la imaginación humana tanto como el planeta rojo. Su nombre ha dado origen a un genérico, los marcianos, seres que los hombres quieren conocer, vengan de donde vengan. En los últimos treinta años, las distintas sondas de exploración nos enseñan que se trata de un planeta rocoso, frío, con huellas de actividad volcánica, ventoso, golpeado por impactos de meteoritos. A lo largo de todo este tiempo de exploración, la constante que ha animado todos los proyectos es la búsqueda de agua, pasada o presente, a través de lechos de ríos secos, casquetes polares o rocas que sólo pueden haberse formado por la existencia de agua. Esta aspiración se remonta a 1877, fecha en la que el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli aseguró haber visto canales en su superficie. No faltó quien dijera que esos canales eran obra de seres inteligentes.

La primera foto tomada de Marte con detalle se remonta a 1965. Ahora hay seis instrumentos de fabricación humana en Marte. Tres sondas orbitales (Mars Odyssey, Mars Reconnaissance y Mars Express) y tres robots que actúan en la superficie marciana, las sondas gemelas Spirit y Opportunity, y el Phoenix, un robot provisto de un brazo y un laboratorio, lanzado desde Cabo Cañaveral el 4 de agosto de 2007 y que se posó sobre Marte el 25 de mayo de 2008 en una región cercana al Polo Norte. Su misión era hacer prospecciones del subsuelo. El 19 de junio la NASA comunicó que había encontrado hielo. Después de los análisis de rigor, se determinó que el suelo donde trabajó Phoenix es alcalino, con un ph análogo al suelo de la superficie próxima a la Antártida. El 30 de septiembre, el robot hizo un descubrimiento que se antoja capital: detectó nieve en la atmósfera marciana. Con esa pista, un artilugio láser llegó a percibir la presencia de nieve a 4000 metros de altitud sobre la cabeza de Phoenix, que se sublimaron al acercarse a la superficie. Los instrumentos de los que estaba dotado el robot revelaron reacciones químicas entre minerales y agua líquida en el pasado remoto.

Su brazo robótico arañó el suelo, alcanzando una profundidad de cinco centímetros y golpeó una capa dura que posteriormente fue identificado como hielo. "Tenemos agua. Esta es la primera vez que el agua marciana ha sido tocada y saboreada", afirmó William Boynton, jefe científico de los instrumentos de análisis de los que está provisto el robot.

La última señal recibida del Phoenix se produjo el pasado 2 de noviembre. El invierno de Marte provocó su hibernación, no recibe la suficiente energía solar para funcionar, se han desconectado los calefactores y su misión ha tocado a su fin, dejándolo a su merced, después de haber alargado 150 días la actividad que estaba calculada en 80 días. Sus cámaras enviaron más de 25.000 imágenes. El análisis de los datos extraídos de sus instrumentos durará mucho más tiempo.

El nombre de este robot, construido con retales de otras misiones fracasadas, pasará a la historia por ser el primero en posarse en latitudes polares y haber contestado a la gran pregunta de las últimas décadas. Lo mismo que le ha ocurrido a las sondas gemelas Spirit y Opportunity, permanecerá en Marte. Es posible que alguno de estos ingenios, cuando acabe el invierno y reciba los primeros rayos del sol sobre sus placas cubiertas de polvo, se desperece un poco y envíe su señal a la Tierra. ¿Hay alguien en casa? Los científicos permanecerán a la escucha.

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