Estafa piramidal

El falso cura acusa de las estafas a sus colaboradores

  • Declara que las víctimas le entregaron de forma voluntaria el dinero  

  • Todo el dinero que recibió lo entregó a su fundación de ayuda a presos

El falso cura Manuel Tobaja

El falso cura Manuel Tobaja

Manuel Tobaja, el falso cura preso por una presunta estafa piramidal de cuatro millones de euros, ha hecho una declaración voluntaria ante el juez en la que ha roto su silencio, ha culpado a sus colaboradores de las irregularidades y ha afirmado que las víctimas le entregaron voluntariamente el dinero.

Tobaja está preso desde noviembre de 2017 acusado de una estafa piramidal a través de la Fundación Luz del Mundo, que creó para atender a presos excarcelados. Según la Policía, prometía una elevada rentabilidad en poco tiempo y en un acta notarial de 2014 la fundación reconocía tener deudas por importe de 4.081.710 euros con 37 personas físicas y 7 jurídicas. 

El pasado 13 de marzo, Tobaja hizo una comparecencia  ante el juez de instrucción 4 de Sevilla, al que aseguró que él no llevaba la contabilidad de la fundación y que todo el dinero que recibió lo destinó a ella. Culpó de las irregularidades al abogado Rubén D.L.S. y al entonces gerente de la fundación, Francisco E.O. 

Una de las estafas que la Policía imputa a Tobaja es haber intentado vender un piso que su propia hermana le había cedido y donde vivió un año y medio sin pagar. En su última declaración judicial culpa al ex gerente Francisco E.O. de haber falsificado la firma de su hermana

Respecto a José Antonio M.P., un hombre de avanzada edad que según un atestado policial “perdió la titularidad de sus propiedades, dos viviendas y dos plazas de garaje, en el transcurso de 39 días”, Tobaja afirmó al juez que fue el mismo denunciante quien “le ofreció su patrimonio para integrarlo en la fundación”.

“Existía un documento acreditativo de la aportación de los bienes de José Antonio M.P. a la fundación pero no lo encuentro en el sumario”, dijo Tobaja según el acta de su declaración, a la que ha tenido acceso este periódico. 

Luis Manuel C.R. fue quien puso la primera denuncia contra Tobaja tras perder una vivienda de 700.000 euros en la calle Castilla pues había firmado un poder notarial a favor del abogado Rubén D.L.S. El denunciante no solo se vio desposeído de su inmueble, sino que al mismo tiempo firmaron en su nombre un contrato que lo convertía en arrendador de su propia casa, por lo que finalmente en 2013 fue desahuciado por impago de la renta.

Tobaja aseguró al juez que él no tuvo conocimiento de estas operaciones, que no recibió del abogado 140.000 euros procedentes de la venta de la casa y que aconsejó a Luis Manuel C.R. no firmar el poder notarial.  No obstante, en lo referente a esta casa de la calle Castilla, afirmó que tanto Luis Manuel como José Antonio eran “conocedores de los actos que estaban realizando”.

Sobre ese inmueble de la calle Castilla existía una hipoteca. En cierto momento, Tobaja se puso en contacto “con un grupo de inversores” que le prestaron dinero para cancelar la hipoteca y constituir otra a su favor, operación por la que percibió 60.000 euros aunque de ellos 18.000 euros se los quedaron otros socios. 

Posteriormente se puso de nuevo en contacto con el grupo inversor, le informó que había un nuevo patronato de la función y que el propio Tobaja tenía intención de cederle los derechos del libro que iba a escribir sobre su vida. “Las personas integrantes de este patronato le entregaron una cantidad que no sería superior a los 600.000 euros”, dijo al juez.

Tobaja, experto en historia del arte y en el imaginero Castillo Lastrucci, fue condenado en Sevilla por diversas estafas en los años 90, tras lo cual huyó a Puerto Rico. Allí se hizo pasar por sacerdote, aunque él afirma haber sido ordenado formalmente, y fue de nuevo condenado por apropiación indebida de fondos de las comunidades a las que servía. Tras cumplir seis años de cárcel en Puerto Rico, en 2007 fue extraditado a España y poco después quedó libre. 

La causa acumula ya 16 imputados, frente a los diez iniciales. La Policía entiende que algunos de ellos pudieron ser también víctimas, más que  colaboradores voluntarios en las estafas.

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