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Toxicología comunica que no puede hacer una prueba de ADN por "falta de medios para el traslado"

El abogado Fernando Osuna

El abogado Fernando Osuna / Juan Carlos Vázquez

La avanzada edad de un antiguo banderillero está convirtiéndose en un obstáculo para que la mujer que dice ser su hija consiga una prueba de ADN. Después de seis años de proceso, según el abogado de la demandante, Fernando Osuna, la "falta de medios" del Instituto Nacional de Toxicología para poder desplazarse al domicilio del presunto padre, que tiene casi 90 años, está aplazando de nuevo el señalimiento de la vista oral.

El abogado explica que este desplazamiento se realizaría en el caso urbano de Sevilla. En la demanda se pide que se lleve a cabo la práctica de la prueba del ADN, y subsidiariamente, ante la negativa del padre, se practique la prueba del ADN entre quien demanda y su presunta hermana biológica, ya con todas las garantías y en la presencia judicial.

Sin embargo, desde el Instituto Nacional de Toxicología se ha comunicado al juzgado que carecen de medios para desplazarse al domicilio, y piden que se dé traslado de esa petición al Instituto de Medicina Legal.

Una historia de amor complicada

La madre de la presunta hija del banderillero inició a finales de 1950 una relación sentimental con este amigo de su hermano.

Las presiones familiares hicieron que la mujer se prometiera con otro hombre, aunque ambos estaban enamorados, según el abogado de la demandante, Fernando Osuna. Esto, explica el letrado en un comunicado, no fue impedimento para que ambos siguieran manteniendo relaciones. Ella se quedó embarazada y nunca se casó. 

Cuando la mujer dio a luz a la niña,  el banderillero se apartó por completo de su vida y no mantuvo ningún contacto con ella, y de igual modo, jamás afrontó los gastos de manutención y alimentación, omitiendo en todo momento las obligaciones propias de todo padre de familia, explica Osuna.

Las relaciones continuaron años más tarde, como la propia demandante corrobora, ya que era conocedora de las mismas con tan sólo 9 años de edad. "Fue al cumplir los 18 años de edad, cuando, el padre biológico acordó un encuentro con mi mandante, en un bar de Sevilla, y le confesó que era su padre".

María ha mantenido a lo largo de su vida, con excepción de sus primeros 9 años de vida, multitud de encuentros tanto con su padre biológico, como con la familia de éste. En la demanda se aportan muchas fotografías en las que figuran los tres, es decir los progenitores y la hija biológica. A esto se une, según Fernando Osuna, el "gran parecido físico existente entre el demandado y su hija biológica" y una prueba de ADN conseguida por un detective y que coincide en un 99% con el de la demandante. El banderillero se casó con otra mujer y fue padre de otra hija, ésta nacida en el matrimonio.

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