Tentativa de homicidio

Condenado a seis años de cárcel por intentar matar a un joven con una botella rota en la Cartuja

Los hechos ocurrieron en esta zona de la Cartuja.

Los hechos ocurrieron en esta zona de la Cartuja. / M.G.

La Audiencia de Sevilla ha condenado a seis años de cárcel a un ciudadano marroquí que atacó a un joven venezolano y estuvo a punto de matarlo durante un forcejeo junto a una discoteca de la Cartuja. La víctima había salido del local para ayudar a un amigo que se sentía indispuesto y el agresor, lejos de cumplir su petición de que les dejase “espacio”, se dedicó a atosigarlos y pedirles dinero hasta que finalmente cogió unas botellas rotas del suelo, lo atacó y le causó heridas casi mortales durante el forcejeo.

Además de la pena de prisión, la Sección Tercera establece que Marouane T. será expulsado de España durante ocho años cuando cumpla la mitad de su condena de cárcel. También le prohíbe aproximarse a menos de 300 metros de la víctima durante diez años y el pago de una indemnización de 14.750 euros más intereses por las lesiones y secuelas. Así consta en la sentencia, dictada el 3 de julio y facilitada por la oficina de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

Los hechos ocurrieron sobre las cinco de la madrugada del 8 de septiembre de 2022. La víctima estaba en la zona de aparcamiento aledaña a la discoteca ayudando a un amigo que había tenido que salir del local al sentirse mal. El acusado, de 27 años y con una orden de expulsión del país en vigor desde diciembre de 2021, se aproximó a ellos y les pidió cinco euros. Los jóvenes se negaron, pero él siguió “importunándolos” y sin atender las peticiones de la víctima para que se apartara “porque su amigo necesitaba espacio para que le diera el aire”. En última instancia, el joven “terminó por empujarlo para alejarlo del lugar”.

El procesado amagó entonces con coger algo del suelo, pero llegó un amigo suyo y, tras conversar con él, ambos acabaron abrazándose. Fue la calma antes de la tempestad. Acto seguido, Marouane cogió del suelo dos botellas de cristal, “de las muchas que había esparcidas por el lugar al ser zona habitual de consumo entre clientes de la discoteca antes de entrar”, y lanzó una hacia la víctima. Como no lo alcanzó, se dirigió contra él con otra que estaba rota y, en el inevitable forcejeo, “con ánimo de darle muerte le asestó diversos golpes en el rostro y el cuello”. Después lo insultó (“por ser venezolano”, indicó la víctima durante el juicio) “al mismo tiempo que se reía”. El homicida fue retenido por los porteros de la discoteca hasta que llegó la Policía.

El agredido sufrió siete heridas “milimétricas” en la cara, una incisocontusa de un centímetro en la mandíbula y otra de cinco centímetros en la región cervical. Esta última entrada podría haberle provocado la muerte “en pocos minutos” porque por esa zona transcurren órganos vitales, según la sentencia.

La agresión quedó clara durante el juicio, así que la controversia principal se redujo a si el acusado había tenido intención de matar a la víctima, como defendían el fiscal y la acusación particular, o sólo de lesionarla, como admitió el abogado de Marouane T. El tribunal establece que la opción válida es la primera y, entre otros argumentos, se basa en el testimonio de los médicos que vieron al herido. Estos testigos destacaron que el joven había tenido “mucha suerte” porque una de las incisiones “estuvo muy cerca de la carótida”. “Si la herida hubiera profundizado un poco más, habría sido mortal”, expone la Audiencia, que suma el hecho de que la propia botella, al estar rota, “resulta idónea para producir la muerte de la víctima”.

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