Herencias

El juez fija en 120.000 euros la herencia de la hija reconocida del ganadero Benítez Cubero

Sofía Benítez, con la foto de su madre.

Sofía Benítez, con la foto de su madre.

El juzgado de Primera Instancia número 2 de Sevilla ha fijado la herencia que recibirá Sofía Benítez-Cubero, será de 120.000 euros, una cifra muy alejada de los 12 millones de euros que reclamaba. La mujer fue reconocida como hija del ganadero Benítez-Cubero tras ratificar el Supremo la sentencia de un juzgado de primera instancia en 2013. Según el fallo, el hijo del ganadero compró a los abuelos, que heredaron de Benítez-Cubero tras fallecer en 1970 con 47 años, parte del patrimonio de su padre fallecido, por lo que la herencia a repartir con su hermana de padre no tendría tantos activos como la mujer reclamaba en un principio. 

La madre de Sofía trabajaba como sirvienta en la finca de la familia Benítez-Cubero y mantuvo una relación secreta con el ganadero, de la cual nació la ahora demandante en 1950, tres años antes que su hermano, José Benítez-Cubero Pallarés. Una vez que Sofía Benítez-Cubero fue reconocida legalmente como hija del ganadero de El Coronil, reclamó la mitad de las tres herencias que cree que le corresponden y que ha sido valorada por una empresa de tasación en cerca de 12 millones de euros.

El abogado de la demandante, Fernando Osuna, considera que es un razonamiento "ilógico y absurdo". Es más, se pregunta "quién va a ser tan absurdo de tener que pagar millones de euros por cortijos y viviendas por el precio de la compra de tales bienes, si en poco tiempo, 2 o 3 años, los va a heredar gratis. Nadie tira el dinero". El letrado ha afirmado que recurrirá el fallo al considerarlo "carente de lógica y sentido".

Según la demandante, el hermano "fingió o simuló una compra " para evitar que ella heredare una "inmensa fortuna". Por otro lado, la sentencia recoge que el hermano de Sofía Benítez-Cubero compró parte del patrimonio del abuelo para que éste pudiera hacer frente a unos préstamos. 

El abogado de Sofía Benítez-Cubero no encuentra explicación a que un joven de 17 años tuviera "dinero, o capacidad económica,  para pagar el descomunal precio que tenía el patrimonio del abuelo, es decir alrededor de 12 millones de euros". Fernando Osuna sostiene que todas las fincas fueron explotadas por el abuelo hasta que murió en 1984, por lo que todo el patrimonio lo tenía el abuelo, que es quien heredó al ganadero fallecido en 1970.

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