La caja negra

La impresionante cola en la Campana tras el concierto de Red Hot Chili Peppers

La impresionante cola de la Campana en la madrugada del domingo

Eran las 01:30 del domingo. El concierto del legendario grupo Red Hot Chili Peppers había terminado horas antes en el Estadio de la Cartuja. Los miles de asistentes abandonaron el recinto como podían, muchos de ellos incluso andando desde la isla ante la falta de taxis y las largas colas de espera para viajar en los autobuses urbanos. Una vez más se evidenció la falta de infraestructuras de la ciudad de Sevilla para responder a la demanda de transportes y hostelera con ocasión de acontecimientos extraordinarios que, por cierto, son cada vez más frecuentes. 

A esa hora de la madrugada se formó una cola impresionante en la Plaza de la Campana formada por asistentes al concierto que necesitaban cenar. Con los bares y restaurantes cerrados, decenas de personas apuraron el horario de atención de una de las multinacionales de comida rápida e, incluso, hicieron cola ante las máquinas expendedoras de comida. Sin bares, se acepta la gélida oferta del vending.

La escena de la larga cola recordó al reciente concierto del tenor José Carreras en la Plaza de España, cuando el cantante preguntó al terminar la sesión dónde podía cenar. Le dijeron que todo estaba cerrado o a punto de cerrar. Y fue Pedro Robles el que mantuvo abierto a deshoras la planta alta de su restaurante de la calle Álvarez Quintero para atender al tenor y a todo su equipo.

Al menos en esta ocasión, el acontecimiento no provocó ningún altercado, como ocurrió con los recientes partidos de fútbol celebrados en el mismo Estadio de la Cartuja (la final de la Copa del Rey) y en el Ramón Sánchez Pizjuán (la final de la Europa League). Uno de los comentarios más frecuente sel domingo fue el de que los conciertos captan un público respetuoso con la ciudad, así como el de galas como el de la entrega de los Premios Goya, que en 2023 volverá a celebrarse en la ciudad.