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Cameron se consolida como favorito en el último tramo de la campaña británica

  • Laboristas y liberal-demócratas se disputan el segundo puesto en las elecciones del jueves

El candidato conservador, David Cameron, se consolida como favorito para ganar, aunque sin mayoría absoluta, las elecciones británicas en el último tramo de la campaña, mientras que laboristas y liberal-demócratas se disputan el segundo puesto del voto popular.

Los tres principales partidos del Reino Unido elevaron el tono, hasta llegar a la descalificación personal, durante el fin de semana previo a la celebración de las elecciones legislativas, que tendrán lugar el jueves junto con unos comicios municipales.

En un artículo en el rotativo The Sunday Telegraph, Cameron describe al líder laborista y actual primer ministro, Gordon Brown, como "una figura menguada" que, lejos de su vieja imagen de "coloso económico y genio político", recurre al miedo y "calumnias desesperadas" para aferrarse "a las llaves del número 10 de Downing Street", sede del Gobierno.

Por su parte, Brown, a quien algunas encuestas relegan al tercer lugar, ataca en The Observer a su emergente rival Nick Clegg, el líder liberal-demócrata, de quien dice que parece más idóneo para "presentar un concurso de televisión" que para dirigir el país.

Clegg, a su vez, aprovecha cualquier oportunidad para desestimar las descalificaciones de sus contendientes como meras tácticas para disuadir a los ciudadanos de votar "por el verdadero cambio".

A cuatro días de las elecciones, el efecto Clegg -con el que el candidato, hasta entonces casi desconocido para el gran público, vio dispararse su popularidad tras el primer debate televisado- parece estar disminuyendo y la última encuesta publicada ayer por el Telegraph sitúa a los liberales en tercera posición.

Así, el sondeo de ICM consolida a Cameron en primer lugar con un 36% del voto (3 puntos más que el martes) y sitúa a a los laboristas de Brown en segunda posición, con el 29%, lo que supone un subida de un punto. Los liberal-demócratas perderían tres puntos hasta quedar en tercer puesto, con el 27% de los apoyos.

Extrapolados al Parlamento, estos porcentajes darían 279 escaños a los tories, frente a 261 a los laboristas y 78 a los liberal-demócratas.

Ello significaría que los conservadores tendrían que gobernar sin mayoría absoluta -les faltarían 47 escaños hasta los 326 necesarios- y los liberal-demócratas podrían ejercer de bisagra en una hipotética alianza con cualquiera de sus rivales.

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