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Minas caseras pero mortales

La prohibición de la fabricación y distribución de explosivos antipersona hace que los grupos terroristas inventen artefactos mortíferos cada vez más difíciles de detectar

Evin González prepara una prótesis en un taller de la ciudad colombiana de Medellín.
Carlos Osorio (Afp) / Bogotá

06 de enero 2011 - 05:03

El cese de la fabricación de minas antipersona y su prohibición en 156 naciones ha obligado a diferentes grupos terroristas ilegales a producirlas artesanalmente, y sus técnicas evolucionan para hacerlas más letales y aún menos detectables.

Esta nueva modalidad ha sido denunciada en la II Conferencia de revisión del Tratado de Ottawa, que se ha celebrado en el balneario caribeño de Cartagena de Indias, en Colombia.

En algunos países la tendencia es fabricar artefactos que ya no son activados por las víctimas, sino detonados por un sistema de control remoto, previa identificación del objetivo.

Con ello, y es paradójico, "el atacante se ajusta al derecho internacional humanitario que prohíbe el uso de armas que maten indiscriminadamente (civiles o militares), como es el caso de las minas antipersona", explicó a la Afp desde Cartagena Mark Hiznay, miembro de la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) y especialista en este tema.

Pero la modalidad que se impone, y especialmente en países como Afganistán, Iraq, Birmania y Colombia, que figura con el mayor número de víctimas por minas antipersona, es la fabricación de artefactos artesanales por los grupos terroristas ilegales, como los insurgentes iraquíes, los talibanes en Afganistán o la guerrilla de las FARC.

"Hay cada vez menos avances tecnológicos, no se invierte en programas de desarrollo. Ese es uno de los resultados del Tratado de Ottawa", que prohíbe la producción de minas antipersona y al cual se han adherido 156 países, indicó Hiznay. Sin embargo, "es suficiente con tener material explosivo de calidad a disposición para fabricar un dispositivo de esta naturaleza", añadió.

La producción artesanal es creciente ya que, según el especialista, "no hay abastecimiento por parte de las empresas que las fabricaban, incluso en países como Estados Unidos, Rusia y China, que no han firmado el Tratado de Ottawa, pero suspendieron su producción".

En Colombia, el ex vicepresidente Francisco Santos señaló que las FARC vienen utilizando cada vez más las minas antipersona para proteger la siembra ilícita de coca y amapola (materias primas de la cocaína y la heroína). Lo mismo sucede en Perú, donde según Hiznay, el grupo rebelde Sendero Luminoso viene empleando ese tipo de artefactos en forma creciente.

Para las fuerzas militares de Colombia, el mayor número de víctimas en sus filas en los últimos meses tiene que ver con las minas antipersona, ahora fabricadas con materiales que las hacen menos detectables, como plástico o PVC (policloruro de vinilo). "Los grupos armados ilegales están utilizando nuevas técnicas de fabricación de minas, lo cual empeora la ya compleja problemática de Colombia en la materia pues se dificultan más las labores de detección y limpieza", denunció Santos al inaugurar la II Conferencia de revisión del Tratado de Ottawa.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) han sido pioneras en la producción de nuevos artefactos, como los cilindros-bomba que a manera de morteros caseros comenzaron a utilizar en 1996 en sus ataques contra poblaciones, guarniciones militares o policiales y convoyes.

Los cilindros, cargados con brea, metralla y explosivo, pueden ser disparados por medio de propulsores artesanales o sembrados bajo la modalidad de minas antipersona. En la mayoría de los casos se trata de armas que por carecer de mecanismos efectivos de control no discriminan en sus blancos. Otra modalidad de minas antipersona que está siendo cada vez más utilizada es la del tipo cumbo, compuesta por lámina galvanizada, tarros de metal, tubos de PVC, brea, metralla y explosivo. La característica principal de este artefacto es que se instala en las ramas de los árboles a media altura y al explotar tiene un radio de acción más amplio.

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