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Sonrisas para refugiados

  • Un grupo de tres payasos voluntarios pasa diez días junto a los desplazados por los enfrentamientos entre rebeldes libios y fuerzas gubernamentales de Gadafi

A tan sólo unos kilómetros del paso fronterizo de Ras Ajdir, que separa Libia y Túnez, se encuentra el campamento de refugiados de Shousha, donde en la actualidad, un año después de las revueltas contra Gadafi, más de 3.000 personas siguen refugiadas en este inhóspito lugar de la desértica Túnez.

Entre su población se encuentran refugiados de Sudán, Somalia, Eritrea o Etiopía, ciudadanos que se encontraban en la Libia de Gadafi antes de estallar la revolución y que se vieron obligados a huir, ya que muchos de ellos estaban siendo acusado de pertenecer a facciones gadafistas, perseguidas por los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT).

Durante meses pasaron a estos campamentos administrados a día de hoy por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que se encarga de dar cobijo y alimentos a esta población, ahora, refugiada.

Pero reubicar a estos migrantes es una de las prioridades de Acnur, que ha desarrollado un plan de ayuda basado en el reasentimiento ya que estos ciudadanos no pueden volver a sus lugares de origen ni a la nueva Libia. Desde la creación del campamento de Shousha, 700 refugiados han sido reasentados y a1.800 se les ha conseguido ese derecho en 15 estados, muchos de ellos de la Unión Europea. Además 75 de estos refugiados irán a España según confirmó la propia agencia de las Naciones Unidas.

Pero de los 3.000 que siguen viviendo entre fronteras, 500 de ellos son menores que viven junto a sus familias en estos campamentos, y para amenizar su espera Acnur junto a Payasos sin Fronteras (PSF), envió el pasado mes de abril a 3 payasos (Pablo Domichovsky Blito, Sergio López Chapa y José Luis Redondo), que se han encargado de realizar varios espectáculos junto a los refugiados de Shousha.

Acnury PSF llevan trabajando conjuntamente con refugiados y desplazados más de dos décadas, y han realizado expediciones a la República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Líbano, Siria, Jordania y Colombia.

En los campamentos de Túnez, PSF ha realizado dos tipos de actividades: "las principales que eran espectáculos de acrobacias, marabales para el público infantil y actuaciones para la población más adulta", comenta Samuel Rodríguez, portavoz de la expedición de PSF.

"Lo más interesante han sido los talleres específicos para enseñar cómo dinamizar el día a día, aparte de nuestra actuaciones, con los más de 50 voluntarios que se encargan de amenizar el campamento", añadió Rodríguez.

Además, PSF realizó diferentes actividades con los grupos de menores refugiados en las escuelas instaladas en el campamento. "Focalizamos varias actividades lúdicas en centros educativos con grupos reducidos de 25 niños", añadió el portavoz de PSF, que destacó el interés y ánimo con el que los refugiados vivieron su estancia en Shousha.

"La refugiados nos recibieron con los brazos abiertos", apostilló, y es que la población en este campamento sufre situaciones de espera y desamparo al no conocer su futuro, además están subdivididos según sus orígenes nacionales, y una de las taréas de los payasos voluntarios ha sido unir a los diferentes sectores.

"La magia de PSF es la capacidad de unión, a todo el mundo le gusta un rato de humor y hemos visto algo en sus caras que nunca antes habíamos visto", comentaba el portavoz, quién aseguró que los padres de los menores agradecieron su labor en Shousha, y es que estos niños se han enfrentado a un clima bélico y muchos de ellos sufren traumas.

El objetivo de esta organización, que nació en la década de los noventas en un campamento de refugiados, es paliar esos daños psicológicos de los menores con el humor de los payasos, objetivo más que cumplido en una expedición que no ha dejado boca cerrada en la espera en Túnez.

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