Ópera en el Maestranza

'Andrea Chénier' reivindica “la verdad del alma” en el Teatro Maestranza

  • Las voces de Alfred Kim, Ainhoa Arteta y Juan Jesús Rodríguez cierran la temporada lírica con la ópera de Giordano, una arrebatada historia de amor con la Revolución Francesa como trasfondo

Los cantantes Juan Jesús Rodríguez y Ainhoa Arteta, con Pedro Halffter.

Los cantantes Juan Jesús Rodríguez y Ainhoa Arteta, con Pedro Halffter. / Antonio Pizarro

Para la soprano Ainhoa Arteta, no es casual que Andrea Chénier fuera la única ópera que el compositor Umberto Giordano dedicó a su esposa: en el arrebatado idilio entre el poeta que da título a la obra y la dama Maddalena de Coigny, observada entre la pasión y los celos por el revolucionario Gérard, el músico volcó los sentimientos más nobles e intensos, "algo que tiene que ver con el alma", sostiene la cantante, que regresa al Maestranza, junto al tenor Alfred Kim y el barítono Juan Jesús Rodríguez y del 5 al 14 de junio, con este drama romántico con la Revolución Francesa como trasfondo.

Arteta, que cerró la temporada anterior con Adriana Lecouvreur, clausura este curso lírico en el Maestranza con Andrea Chénier. "El personaje de Adriana [una actriz de la Comedia Francesa] tenía que ver con mi profesión, pero Maddalena me toca más, habla de algo más importante: la verdad del alma", opina la soprano. En esta obra, la intérprete vasca ha encontrado un material inspirador. "Cuando uno estudia una ópera no se estudia sólo la música, también el mensaje, lo que dice. Gérard es el amor a la patria, Andrea la poesía, y Maddalena es el amor, el amor eterno", defendió Arteta en la presentación a la prensa de esta producción del Festival Castell de Peralada y ABAO-OLBE.

Su personaje, que define como "una aristócrata leída, como la Tatiana de Eugenio Oneguin", es una mujer sensible, la "primera que habla del alma" en la historia, y halla en Chénier otro corazón afín, "alguien que se mueve en la misma frecuencia", afirma Arteta, conmovida con el final "apoteósico" en el que "los dos personajes mueren convencidos de que el amor que se tienen es eterno", un sentimiento noble que se impone "en la locura de la Revolución, en la que ruedan las cabezas".

El equipo de 'Andrea Chénier', en el exterior del Maestranza. El equipo de 'Andrea Chénier', en el exterior del Maestranza.

El equipo de 'Andrea Chénier', en el exterior del Maestranza. / Antonio Pizarro

Arteta recordó una escena de Philadelphia, la película de Jonathan Demme que le valió a Tom Hanks el primer Oscar de su carrera, para reforzar su idea. En el filme, el protagonista, enfermo de sida, escucha una de las arias más célebres de Andrea Chénier, La mamma morta, precisamente el mayor momento de lucimiento del personaje de Maddalena. "Él se agarra al gotero, se entrega a la música y parece que vuela por la habitación. Consigue olvidar el miedo a la muerte", recrea Arteta, que cree que esa secuencia cinematográfica refleja la esperanza con la que se despiden del mundo los dos amantes, "que saben que se encontrarán en la eternidad".

Más allá de su intenso romanticismo, el libreto de Luigi Illica, responsable de los textos de otros clásicos como La Bohème, Tosca o Madama Butterfly, "está muy bien escrito y tiene personajes muy complejos", apunta Alfonso Romero, director de escena de este montaje. "Es una ópera muy interesante. Cada vez que trabajamos en ella, ya sea por motivos personales o por los solistas que la interpretan en cada ocasión, siempre descubro cosas nuevas", admite Romero, que firma una aproximación "respetuosa" al material. "Ricardo [Sánchez Cuerda], autor de la escenografía, y yo llamamos un falso tradicional a lo que hacemos. Tratamos elementos clásicos pero de una forma más imaginativa", explica sobre un diseño que va "descomponiendo" el salón de baile del primer acto en los siguientes decorados y que no reconstruye de forma explícita la violencia de la Revolución Francesa. "En algún momento van cayendo vestidos y pelucas que representan a los guillotinados, pero no hay referencias directas a las ejecuciones", detalla el director.

"En una Revolución en la que ruedan cabezas", dice Arteta, "mi personaje es el amor, el amor eterno”

El coreano Alfred Kim debuta en el rol de Andrea Chénier en este espectáculo. "Precisamente en el Maestranza fue donde hice por primera vez Aida y luego la he interpretado muchas veces. Espero que este teatro vuelva a darme suerte", declaró. El onubense Juan Jesús Rodríguez también se enfrenta por primera vez en esta producción a Gérard y expresa su fascinación por este "revolucionario que se pone al final al servicio del amor. Es un hombre que tiene muchas dudas, que se mueve por unos ideales y por tener a la mujer a la que quiere, pero que toma decisiones, como firmar una sentencia de muerte, que lo llevan a cuestionarse a sí mismo".

Será Pedro Halffter quien dirija a la ROSS en las funciones de Andrea Chénier, un encargo que para el maestro tiene un notable simbolismo: es la última ópera que programó como director artístico del Maestranza. "Han sido 14 años muy intensos y quiero dar las gracias a todo el personal del teatro, también al público. Quiero desearle asimismo mucha suerte a Javier Menéndez [su sucesor en el cargo]. Espero que esto no sea un adiós, sino un hasta luego", expuso conmovido.

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