Averno | Crítica de danza

Un infierno sin redención

Una imagen del estreno absoluto de 'Averno' en el Teatro Romano de Santiponce.

Una imagen del estreno absoluto de 'Averno' en el Teatro Romano de Santiponce. / Lolo Vasco

Con un Teatro Romano prácticamente lleno, en el que se dio cita un gran número de artistas de la danza, e incluso un autobús de Vilches, lugar de residencia de la compañía, con familia y allegados de algunos de sus componentes, anoche tuvo lugar el estreno absoluto de Averno, el último trabajo de Marcat Danza

En los últimos años, Marcat se ha convertido en una de las escasísimas compañías sólidas y estables que existen en esta Comunidad, gracias sin duda al talento y al esfuerzo de su fundador y director Mario Bermúdez y de su compañera Catherine Coury.

Tras el éxito de su último trabajo, El bosque, la compañía decidió afrontar un espectáculo de mayor formato y encontró en la Divina Comedia de Dante, en concreto en el Infierno, la inspiración que necesitaba.

El trabajo físico y coreográfico de Averno es sencillamente impresionante, tanto en su exigencia técnica como en la energía desplegada por los siete bailarines, que bailan y bailan hasta la extenuación, ya ocupando el espacio en unos unísonos llenos de dinamismo o, cuando el horror o la desesperación los invade, uniéndose en una sola célula que se desplaza sin rumbo y de la que solo algún valiente osa escapar por unos instantes.

Escenas que despiertan en nuestra imaginación todo un mundo de imágenes que van desde las películas de zombis hasta el infierno tardomedieval de pintores como Giotto o Luca Signorelli, donde las almas condenadas, siempre al lado opuesto de las que van al cielo, se arraciman en masas informes de manos suplicantes y rostros convulsos.

Todos los elementos que confluyen en la pieza son de primer nivel, especialmente los bailarines, la mayoría de ellos procedente de otras formaciones. salvo Marilisa Gallicchio, ya afincada en Vilches como un miembro más de la compañía. Cuatro bailarines y tres bailarinas que tuvieron que atravesar otro infierno previo debido al calor que sufrimos en la jornada de ayer para poder mostrar, tanto en solitario como en los ricos frescos corales que se sucedieron, su magnífica danza y una intensidad dramática realmente extraordinaria.

Sin embargo, tal vez sea ese exceso de dramatismo y de oscuridad –a pesar de su excelente iluminación- lo que acaba por aplanar la pieza, con toda su complejidad y sus muchos matices, y hace que sintamos demasiado larga una parte final que, dramatúrgicamente, tampoco se sabe bien adónde quiere llegar.

En nuestra humilde opinión, tanto la coreografía como la música de Polo –fuerte e hipnótica, pero casi monolítica y siempre por encima de la danza-, hubieran necesitado algunas rupturas, alguna luz que contraste con la oscuridad, alguna fuga frente a un destino implacable y nefasto que nuestro corazón, de modo consciente o inconsciente, siempre acaba por rechazar.

En cualquier caso, no podemos olvidar que se trataba de un estreno, es decir, del inicio de un recorrido que esperamos sea largo y lleno de experiencias y de éxitos ya que, como estamos viendo, Andalucía también produce danza contemporánea de primera categoría.

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