Sonata / Partita. J. S. Bach. Sonata BWV 1001; Partita BWV 1004. Miguel Rincón, laúd barroco. Carpe Diem. A partir de 17 euros.

"Bach te permite alcanzar en pequeños momentos el ideal de la máxima expresión artística y tener una visión muy elevada de la vida y de la música". Así se expresaba hace unos años el laudista norteamericano Hopkinson Smith (Nueva York, 1946) en entrevista con el firmante de estas líneas. Para Miguel Rincón (Sevilla, 1979) el juicio de Smith se ajusta a su apreciación personal: "Estudiar Bach no es pesado para mí. Puedo pasar horas, y además la transcripción te permite analizar el mundo armónico de la época sin recurrir al cliché de lo que hacían los laudistas, porque cuando Bach pone una obra para laúd lo hace como con todo el resto de su producción, es música absoluta, y de ahí que a veces haya incluso que adaptarla al instrumento para poderla tocar. Así que no te limitas a hacer motivos o giros del laúd de la época, sino que tocas música increíble adaptada al laúd. Para mí Bach es fraseo, rica armonía, giros típicos hechos de otra forma para no aburrir, estilo nuevo en el uso del bajo continuo, contrapunto antiguo... Puedes estudiarlo todo, y encima sabes que la transcripción va a responder, porque la música de Bach tocada en un organillo de feria suena bien".

Miguel Rincón acaba de publicar su primer disco en solitario con el sello alemán Carpe Diem, un trabajo que incluye transcripciones propias de la Sonata BWV 1001 y de la Partita BWV 1004 de Bach, originales para violín. "Las transcripciones eran algo no sólo común en la época de Bach, sino incluso obligado para un buen laudista, que tenía que demostrar ser capaz de adaptar e interpretar obras para otros instrumentos polifónicos. El propio Bach lo hace: por ejemplo, la BWV 995 es transcripción para laúd de la Suite nº5 para violonchelo. Estas obras que he grabado, Bach las escribió para el violín, pero creo que alcanzan su plenitud con la armonía de los bajos añadidos. No soy nada dogmático en este sentido: creo que siguiendo la historia de muchas obras de Bach (cómo se adaptaron, cómo se reescribieron) puede apreciarse mejor su riqueza, las mil vidas que tiene una pieza musical, porque la música, arte abstracto en esencia, cobra vida cada vez que una obra se interpreta".

Formado en Sevilla con Juan Carlos Rivera y en la Esmuc con Xavier Díaz-Latorre y habitual de los grandes conjuntos barrocos españoles y de la vida musical sevillana, Rincón interpretó estas obras en el Femás de 2012: "Son las mismas versiones las que he hecho para el disco, aunque más trabajadas; he añadido algunas cosas, quitado otras, y aun así me considero un novato total en este campo; incluso he llegado a pensar si no he pecado de presunción al grabar algo que necesita tanta maduración. El mismo Hoppy [apelativo familiar de Hopkinson Smith en el mundo de la música antigua] grabó algunas de estas piezas a una edad mucho más avanzada". Reconoce en cualquier caso que para su trabajo ha bebido de fuentes muy diversas: "Lo escuché todo. Hoppy fue por ejemplo mi principal inspiración para la chacona: en los arpegios de la parte central, meto seisillos, como hacía él. Pero también saqué cosas de Xavi Díaz, de las clases con Paul O'Dette y Eduardo Egüez… Les robé algo a todos. Yo añadí ganas, ilusión y sobre todo mucha energía".

Rincón reside ahora en Basilea ("aquí hay trabajo"), justo donde Hopkinson Smith enseña desde hace décadas, aunque él ha preferido el máster que Eduardo Egüez, quien fuera alumno del neoyorquino, imparte en Zúrich. Coincidiendo con el disco del sevillano, Smith ha publicado también su último acercamiento a Bach en el sello Naïve, con transcripciones de las tres primeras suites para cello, que culminan así un largo periplo, pues sus primeras grabaciones bachianas datan de 1980 y las otras tres suites violonchelísticas de mediados de los 90. Justifica Smith el amplio lapso de tiempo por la búsqueda de la sonoridad más adecuada para esas tres obras, que cree haber encontrado en una tiorba alemana, el mismo tipo de instrumento que ha empleado Rincón para su trabajo: "Es una tiorba algo más pequeña que la francesa, con afinación en re menor y catorce cuerdas. Aunque creo que la cuestión del color tiene más que ver con el gusto personal, porque en una tiorba normal funcionan igualmente bien".

Hay hondura y transparencia, pero también chispa y ligereza en el trabajo del gran maestro neoyorquino, y una fuerza, una vitalidad, una claridad y una espontaneidad refrescantes en la del sevillano, que se beneficia de una grabación de una transparencia y cercanía excepcionales. "Por eso escogí este sello. Jonas Niederstadt es el factótum de Carpe Diem, y yo conocía ya su trabajo por las grabaciones de More Hispano. Vino a Sevilla él solo, y lo grabamos en la Iglesia de la Mortaja, con sólo dos micrófonos. Además él es laudista, por lo que conocía bien las necesidades del instrumento. ¿El próximo disco? Uf, no sé, todavía estoy pagando este… Pero sigo trabajando en Bach. Estoy transcribiendo ahora la BWV 1003, que tiene un grave inicial tremendo. Me encanta. Quizá el año que viene."