Crítica de Música

Flores del Siglo de Oro

Si en las últimas décadas los tonos humanos monódicos de la segunda mitad del XVII han conocido una notable difusión por festivales, ciclos y grabaciones, lo que ha permitido que los nombres de José Marín, Sebastián Durón o Juan Hidalgo sean hoy familiares para los melómanos españoles medianamente informados, sus precedentes polifónicos de la primera mitad de la centuria no han corrido igual suerte. De un manuscrito que custodia la Biblioteca Nacional con más de 250 piezas, el conjunto vocal sevillano Vandalia y Ars Atlántica llevaron nueve de ellos a Cádiz, en una tarde meteorológicamente infame, lo que afectó sin duda a la asistencia de público.

Una lástima, pues el repertorio es bellísimo y la interpretación resultó sugerente, cálida y delicada siempre, brillantísima por momentos. El mundo del teatro asoma ya en el horizonte de la canción polifónica española, por eso dominan aquí la homofonía, los bruscos contrastes de texturas y los diálogos, con frecuentes intervenciones solistas. Los amores y desamores de estos pastores, rapazas y galanes están puestos en versos sencillos a la par que elegantes, enraizados sin duda en la tradición culta de la égloga renacentista.

Manuel Vilas acompañó con vigor notable y obtuvo multitud de colores de su instrumento, dando eficaz contexto a cada pieza. Volcada esta vez su formación hacia el registro agudo, para el cuarteto vocal sevillano la solidez del bajo Javier Cuevas fue crucial, tanto como su capacidad para empastar manteniendo la individualidad tímbrica y su acierto en destacar los matices expresivos de una música que merecería ser más programada.

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