Juegos de timbres y densidades
V Festival de Música Contemporánea Zahir Ensemble. Componentes: Agnès Pyka, violín; Blandine Leydier, viola (Ensemble Des Équilibres); Francisco Berneir, guitarra; Dieter Nel, violonchelo (Zahir). Programa: 'Melusine' de François Rossé; 'Nada' y 'Kitab 4' de José María Sánchez Verdú; 'L'amour et la vie d'une femme' y 'Osmose' de Graciane Finzi. Lugar: Sala Joaquín Turina del Centro Cultural Cajasol Fecha: Miércoles 5 de febrero. Aforo: Un cuarto de entrada.
Un año más, ajustando presupuestos al máximo y reduciendo la apuesta de otras veces, Zahir Ensemble presentó su festival, que inauguró con un concierto en colaboración con el conjunto marsellés Ensemble Des Équilibres. Dos solistas de cada grupo ofrecieron un programa con obras de las dos últimas décadas de los franceses François Rossé (1945) y Graciane Finzi (1945) y el español José María Sánchez Verdú (1968).
Del programa, variado e irregular, lucieron especialmente las dos piezas del algecireño: tanto Nada (2007), para guitarra y cello, como, sobre todo, Kitab 4 (1998), para los cuatro solistas, mostraron el refinamiento y la profundidad del trabajo de Sánchez Verdú con la tímbrica, las densidades y las texturas. La heterodoxa riqueza en las formas de producción del sonido, la combinación de dinámicas, rugosidades y diferentes estratos sonoros hacen de la escucha una experiencia que va de la sensación caleidoscópica a la de la hipnosis, pero todo ello a través de la fisicidad del sonido. Al éxito contribuyó también la intensidad y pulcritud de unas interpretaciones soberbias.
Muy interesante el trabajo con las densidades sonoras, los ataques y las texturas de Melusine, un trío de cuerdas de François Rossé en el que no faltan líneas melódicas que van enrareciéndose progresivamente hasta su final abrupto. Algo más convencionales las dos obras de Graciane Finzi: L'amour et la vie d'une femme es también un trío de cuerdas en tres tiempos cuyo título remite a Schumann (a través de la pintura, según explicó la propia compositora, presente en la sala), mientras que en Osmose, la guitarra y la viola juegan a intercambiarse los motivos melódicos que forman la sustancia de la pieza.
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