Malikian se ríe de la solemnidad

El violinista lleva al Lope 'Pagagnini', una parodia de la rigidez de la música clásical 'Pagagnini'. Hoy (21:00), mañana (19:30 y 22:00) y el domingo (20:00), en el Lope de Vega. Entradas de 4 a 21 euros.

Ara Malikian, violinista y ahora actor ocasional en 'Pagagnini'.
Francisco Camero / Sevilla

15 de mayo 2009 - 05:00

"¿Por qué hacemos estas cosas si sabemos que son ridículas?". Ara Malikian, concertino de la Orquesta Sinfónica del Teatro Real de Madrid y uno de los violinistas más brillantes de su generación, siempre ha contemplado con extrañeza la solemnidad asociada al mundo de la música clásica, y de ese sentimiento salió Pagagnini, la obra que coproduce con la compañía de humor Yllana (por primera vez en Sevilla) y que estará en el cartel del Lope de Vega hasta el domingo. "Se puede tocar de otra manera, alegres, con una sonrisa, o al menos no como se hacía hace 150 años", dice el músico, que protagoniza el montaje junto a Eduardo Ortega, Fernando Clemente y Gartxot Ortiz, los tres también músicos profesionales en orquestas de prestigio.

El título hace referencia al espíritu de la obra, que lleva esa solemnidad de la música clásica al extremo en que se toca ya con la risa, y también al propio Paganini, al que Malikian quiere rendir homenaje. "Fue el primero que empezó a plantear los conciertos como espectáculos. Se creó una imagen de tipo misterioso, difundió el rumor de que había pactado con el diablo, pagaba a mujeres para que se desmayaran en las funciones", cuenta el violinista, que ha intentado con este montaje mostrar con "otra energía", cercana al rock, muchas de las obras clásicas que él y sus compañeros han interpretado en su carrera profesional.

La función empieza como un concierto aparentemente normal... hasta que los componentes del cuarteto -que interpretan composiciones de Paganini, Mozart, Vivaldi o Sarasate, aparte de guiños al universo pop, vía La javanaise de Serge Gaingsbourg y un tema no desvelado de U2- dejan de entenderse y las cosas se desmadran. "Es una caricatura de los personajes que uno encuentra en las orquesta: el concertino; el director, que es el malo; el pringado; el macarra...", explica Malikian sobre esta obra que no ha molestado a sus colegas -el director Jesús López Cobos la vio, cuenta, y lo pasó muy bien- y que no pretende ser una "revolución", sino más bien "innovar", pues "pocas veces se ve a unos músicos actuando teatralmente". "No somos actores -aclara-, y no vamos a ganar un Oscar, pero nos movemos, damos saltos... lo que es muy difícil, porque los músicos solemos ser muy tiesos y nos cuesta salirnos de la música", dice.

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