"Mandela fue, junto a Gandhi, el mejor político del mundo"

Morgan Freeman, ayer, durante su visita a Madrid.
Héctor Llanos (Efe) / Madrid

29 de enero 2010 - 05:00

Morgan Freeman vive "el punto culminante" de su carrera con el estreno de Invictus, cinta en la que encarna "a un amigo" a quien lleva años soñando interpretar, el premio Nobel de la Paz Nelson Mandela, quien es para el actor "un hombre cuyo carisma y humanidad son contagiosos" y, "junto a Gandhi, el mejor político del mundo". El actor compró los derechos del libro de John Carlin, El factor humano, cuando el texto era tan sólo un borrador en la mesa de una editorial y llegó por casualidad a sus manos.

Freeman ha encarnado para Hollywood al presidente de Estados Unidos, al jefe de la CIA e incluso a Dios, pero el papel que lleva años anhelando es el del político surafricano, un hombre "de un vigor y un dinamismo envidiables". "Tiene algo que te hace sentir especial cuando estás a su lado", apuntó anteayer en Madrid durante su visita promocional. "Mandela siempre quiso que yo le interpretara en el cine", explicó, "así que en nuestros encuentros observaba sus gestos, especialmente su mirada, su entonación y su sorprendente capacidad de escuchar por si algún día llegaba a ser él en pantalla".

Esta adaptación del libro de Carlin se centra en los primeros meses de mandato de Mandela como presidente de Suráfrica, tras salir de la cárcel de máxima seguridad en la que había estado confinado durante 27 años. La Copa del Mundo de rugby que acogió el país en 1995 fue el motivo perfecto para intentar unir a un pueblo que apenas sobrellevaba las heridas de un recién abolido apartheid.

Invictus es un "ejemplo perfecto de cómo la épica sucede en la vida real de un modo mucho más perfecto de lo que el cine podrá hacerlo jamás", defiende Freeman. "Si un guionista hubiera planteado a un salvador como Mandela y una gesta como la de la selección de rugby surafricana todo el mundo hubiera pensado: 'Ah, ya está Hollywood con sus finales felices". La película, dijo, busca "ofrecer inspiración a la gente". "Es una necesidad básica para el mundo en estos momentos", apuntó Freeman, quien ya se puso ante la cámara de Eastwood en Sin perdón (1992) y Million Dollar Baby (2004).

El héroe que actor y director conforman en Invictus es un hombre que cimenta su crecimiento personal en 27 años de encierro, el mismo hombre que, una vez llegado al poder, no conoce la palabra venganza y se obsesiona con enviar a su país un mensaje de reconciliación a través del deporte.

Esa inspiración tan necesaria para el actor recae en el caso de su país en Barack Obama, en quien sigue confiando un año después de su llegada al poder. "No creo que nadie pueda evaluar su labor en tan poco tiempo. Heredó un país que se estaba desmoronando, donde la gente estaba perdiendo sus ilusiones y los ahorros de toda su vida. Y él no es un ser todopoderoso que pueda ejercer su voluntad de inmediato. Trabaja con mucha gente y sus propuestas dependen de mucha gente y necesitan tiempo", argumentó.

Con Invictus ha logrado una nueva candidatura al Globo de Oro, al igual que su compañero de reparto Matt Damon y el propio Eastwood, aunque ninguno lo ha logrado. Y es que "todo funcionó en este proyecto". "La historia llegó cuando menos lo esperábamos, Clint aceptó dirigirla y el guión -firmado por el surafricano Anthony Peckham- era perfecto", celebra. ¿Una jugada del destino? "El destino es lo que ha ocurrido, nunca lo que va a ocurrir", concluyó tajante.

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