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ADN. Crónicas urbanas en alta fidelidad | EXPOSICIÓN

Manolo Cuervo, biografía de un artista

  • La Casa de la Provincia acoge hasta el 8 de septiembre su obra pictórica más reciente, incluido su celebrado cartel para la Macarena

Manolo Cuervo (Isla Cristina, 1955) ante una reunión de sus obras en la Casa de la Provincia.

Manolo Cuervo (Isla Cristina, 1955) ante una reunión de sus obras en la Casa de la Provincia. / José Ángel García

"Cuando era adolescente hacía lo imposible por no perderme a los Relámpagos, Los Pasos y todos los grupos yeyés de la época. Mi vida ha girado desde siempre en torno a mi pasión por la música y el teatro pero cuando estudiaba con 14 años en la Escuela de Artes y Oficios, junto al Lope de Vega, no podía imaginar que acabaría haciendo los carteles de todos aquellos espectáculos que admiraba". Habla Manolo Cuervo, autor del cartel de la Virgen de la Macarena y uno de los mejores diseñadores de España, además de un pintor esencial de la escena sevillana que emergió en los años 80. La Casa de la Provincia de la Diputación acoge hasta el 8 de septiembre 75 pinturas realizadas en la última década en su estudio de Castilleja de la Cuesta: desde reinterpretaciones de sus series más conocidas, como La ventana indiscreta o Jazz, a material inédito que confirma su excelente momento creativo.

La exposición empieza con un toque surrealista, un homenaje a La lección de Ionesco donde Cuervo yuxtapone un rotundo color verde a su característico goteo, que se va escurriendo sobre una de las frases célebres del drama cómico del autor franco-rumano:"¡La filología lleva a lo peor!". Titulada Adn. Crónicas urbanas en alta fidelidad, esta muestra sucede a la que organizó con gran éxito el Ayuntamiento de Morón de la Frontera y en ella Cuervo desvela las pasiones que han enriquecido su vida y los símbolos e iconografías que singularizan su obra, que combina la actitud del pop con la querencia por los fondos y texturas del expresionismo abstracto americano.

Las siluetas y rostros de Sarah Vaughan, Kate Moss, Joseph Beuys o Bob Dylan conviven en estos lienzos con pictogramas que él inventó por encargo de instituciones públicas y compañías independientes. "He reactualizado series en las que trabajé tiempo atrás y también cuadros y bocetos que tenía en el estudio. Ha sido un proceso de descubrir, adaptar, meter muchas rúbricas", afirma.

Los cuatro carteles de Manolo Cuervo para la Macarena en la Casa de la Provincia. Los cuatro carteles de Manolo Cuervo para la Macarena en la Casa de la Provincia.

Los cuatro carteles de Manolo Cuervo para la Macarena en la Casa de la Provincia. / José Ángel García

Los temas de estos cuadros son sus propios carteles pero no sólo los que le contrataron, "sino muchos otros que a mí me ilusionaban por el tema aunque nunca me eligieron para llevarlos a cabo". Así sucede con su propuesta inédita sobre el baile de máscaras del Círculo de Bellas Artes de Madrid, un trabajo en acrílico sobre papel que destaca por su fondo blanco en un gran mural donde abundan los personales rosas y turquesas con los que Cuervo, audaz maestro del color, apuntala gestos pictóricos de enorme potencia.

"Aprendí viendo las portadas de Daniel Gil para Alianza, las de los discos de los Beatles y los carteles de Álvarez Gámez”

"Los hijos se parecen a los padres y los cuadros a los artistas y entre sí. Aquí esta mi ADN, las referencias al chorreón y a los pintores como Pollock que tanto me gustan. Siempre me interesó el pop y el diseño gráfico. Aprendí mucho viendo las portadas de los discos de los Beatles y los diseños de Daniel Gil para la editorial Alianza, eran pura poesía visual. Y luego está la influencia de mi maestro, el gran cartelista sevillano Alvarez Gámez, y de las exposiciones que montaron en Sevilla Paco Molina y Paco del Río con la obra social de las cajas de ahorro".

Su particular homenaje a 'La lección' de Ionesco. Su particular homenaje a 'La lección' de Ionesco.

Su particular homenaje a 'La lección' de Ionesco. / José Ángel García

"Cuando hace unos años me encargaron el cartel para la Hermandad de la Hiniesta", continúa, "pensaba que lo que yo hacía no gustaría al mundo cofrade y para mi sorpresa encontré una receptividad increíble, el cartel gustó muchísimo. Y ahora con el cartel de la Macarena ha sucedido algo parecido, desde que me lo confió el pintor Ricardo Suárez me he sentido muy libre pero de todos modos preparé cuatro variantes y, curiosamente, la hermandad eligió el que yo consideraba más rompedor y osado, con la mancha naranja en la cara, un color muy potente". Las cuatro versiones que realizó cuelgan en un lugar preferente en la muestra, incluida la que lleva rotulado el piropo "Macarena guapa". "Estoy muy contento y hasta me ha salido ya un encargo para realizar el cartel de una Semana Santa que no es de Sevilla pero tampoco de Bulgaria", avanza, misterioso.

Encargos que, recuerda, llevaban tiempo sin producirse "porque la crisis acabó hace diez años con nuestro trabajo como diseñadores en toda España. Los que eran millonarios se arruinaron y los que nos manteníamos, dejamos de recibir llamadas. Aproveché la coyuntura para centrarme en mi obra pictórica y por eso he pintado tanta obra en la última década. Al cartel no se le da ya el valor que tuvo en los años 80 y está claro que si lo expones en Madrid lo ve todo el mundo y aquí en Sevilla, tus cuatro amigos. Pero para mí es un lujo todavía encontrarme mis carteles por la calle, me encanta".

En la última sala usa la técnica del décollage para reflexionar sobre el paso del tiempo. En la última sala usa la técnica del décollage para reflexionar sobre el paso del tiempo.

En la última sala usa la técnica del décollage para reflexionar sobre el paso del tiempo. / José Ángel García

Muchas de las obras readaptan o deconstruyen sus grafismos para grupos de teatro (La Jácara, El Velador, el CAT o Teatro Clásico de Sevilla) y festivales (Cita en Sevilla, Jazz e Itálica de la Diputación, Rising Stars, Territorios...). En la última sala, cuelga un décollage donde ha rasgado originales suyos para enfrentar al visitante con un muro sobre el que inserta un patinete decorado por él y sus serigrafías de la Macarena, que reaparecen en la obra vecina dialogando con una silueta recortada en tela del torero Juan Belmonte.

Mientras recorre la exposición acude a felicitarlo el artista sevillano José Luis Pajuelo, que le dio clases cuando preparaba las pruebas de acceso a la Universidad. "Todos los cuadros son buenos pero Jazz tiene un fondo trágico que impacta, atraviesa del pop al dramatismo. Manolo, eres un genio", le dice. No es fácil lograr el aplauso de los maestros y el aprecio popular pero Cuervo ha vuelto a emocionar con esta reflexión íntima sobre su propia vida y sobre aquella Sevilla urbana y callejera que él ha preservado como una postal del desgaste del tiempo.

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