Mario Bermúdez Gil es uno de esos jóvenes andaluces, aspirantes a bailarines, que vino con 20 años a formarse a Sevilla, a los talleres del Centro Andaluz de Danza. Y también uno de los muchos que tuvo que emigrar, no sólo para completar su formación, sino para encontrar una estructura estable en la que desarrollar su faceta profesional.

Nacido en Vilches, Jaén, Bermúdez saltó de Sevilla a Nueva York en 2010 y de 2012 a 2016 bailó en la célebre Batsheva Dance Company, liderada en Tel Aviv, Israel, por el coreógrafo Ohad Naharim. Allí precisamente fue donde conoció a la bailarina norteamericana Catherine Coury, entre otras cosas experta y profesora de Gaga, el lenguaje inventado por Naharim para recuperar el placer de la expresión a través de la danza. Ambos volvieron juntos a España y fundaron en Jaén su compañía Marcat Danza.

A pesar de su bagaje artístico, Marcat Danza ha empezado desde abajo en su Andalucía, aunque la calidad de su trabajo y su imaginación nada despreciable, le han procurado ya algunos premios en distintos certámenes y la han hecho ascender rápidamente, pasando del panorama dancístico andaluz a la escena nacional e internacional. En 2017, Bermúdez fue elegido uno de los 25 mejores bailarines y coreógrafos (Top 25 to Watch) por la revista Dance Magazine.

Desde su creación, el coreógrafo ha realizado siete trabajos para su compañía, la mayoría piezas cortas como Azahar, que cerró el pasado 5 de junio en el Cicus el ciclo Ahora! Danza, o Alanda Duet y Azurro, presentadas hace unos días en el Festival Trayectos de Zaragoza.

En 2018, además, Mario Bermúdez coreografió, entre otras cosas, la pieza Odile para la Compañía Nacional de Danza y Atalaÿ para la Compañía Nacional de Gales, donde conoció a tres de los cuatro bailarines foráneos que integran el elenco de Anhelo, la pieza que se estrena esta noche en el Teatro Romano de Santiponce, coproducida por el Festival de Itálica.

“Anhelo responde a un deseo que yo tenía de intentar hacer algo poético. En realidad es un viaje personal que atraviesa distintos estados emocionales y así es como me gustaría que se recibiera; que cada uno lo interpretara a su manera haciendo su propio viaje. De algún modo la pieza habla de nuestros deseos por conseguir cosas que, cuando llegamos a la meta, se convierten rápidamente en algo pasado, dejándonos un poco de nostalgia. Es como un círculo”, afirmo Bermúdez en la Diputación Provincial de Sevilla, con motivo de la presentación de la obra.

La pieza, con una gran carga física, es un viaje emocional por los deseos humanos

En el proceso, que se ha desarrollado principalmente en Vilches, en un entorno muy natural, ha participado un equipo artístico de primera categoría. De él dice el creador: “En el escenario estaremos Caherine y yo, tres bailarines británicos que conocí cuando trabajé con la Compañía Nacional de Gales (Julia Rieder, Mathew Prichard y Oliver Chapman) y una bailarina italiana afincada en Madrid, Marilisa Gallicchio, a la que conocí el año pasado, cuando me llamaron para coreografiar una pieza en el Conservatorio de Danza María de Ávila de Madrid”.

Fue también en el Conservatorio donde conoció a Olga García, una de las iluminadoras más importantes del país, según la cual “cuando una pieza es tan sugerente como para despertarte la ilusión, después de tantos años de trabajo, las luces van prácticamente solas”.La otra baza importante de este espectáculo es su música. Por primera vez, Marcat Danza ha trabajado con una música original compuesta para la pieza, con los mismos anhelos, por el músico madrileño José Pablo Polo. Una hora de música original de base electrónica con la que Polo ha intentado envolver y potenciar toda la fisicidad de Marcat.

Anhelo estará hoy y mañana en el Teatro Romano a las 22:30.