La Moneta | Crítica

Densidad y austeridad formal

La Moneta presentó 'Hasta el tuétano' en Sevilla.

La Moneta presentó 'Hasta el tuétano' en Sevilla. / Cortesía Fundación Cajasol

Disfruté mucho con los tangos de La Moneta. Ahí la pudimos ver bailar, esto es, avanzar con su cadera poderosa hacia el público, mover los hombros, la cabeza, las manos. Con unos marcajes deliciosos, llenos de intención y picardía. Porque en los tangos, especialmente en la versión que se viene practicando en el Camino del Sacromonte desde hace más de 100 años, esa característica esencial del baile de La Moneta, llámenle exceso o intensidad, y que podemos apreciar en esta obra desde el mismo título de la misma, casa a la perfección. Disfrutamos con su expresión corporal, con su rostro, con su dominio del espacio escénico. Más allá de esos complejos zapateados que son la seña de identidad, irremediablemente, del baile flamenco actual, aspecto en el que la de Granada es una consumada intérprete, como volvió a demostrar toda la noche. La Moneta se identifica con este estilo, también, por cuestiones biográficas, como ocurre con cualquier bailaor de Granada. El final, que también lo fue del espectáculo, aunque se alargó más de lo necesario, fue una delicia.El planteamiento de la soleá fue muy interesante. Con pasajes de silencio, y marcajes a cámara lenta, muy sabrosos. A la intensidad le sumó La Moneta en esta parte de su recital de baile, la solemnidad y, en el final, el juego, el gusto por reconocerse en el soniquete, en el cierre del compás. Sin abandonar la escena durante toda la noche, enlazó los jaleos extremeños con la soleá por bulería siendo lo mejor de este número, también, el cierre del mismo, minimalista, hipnótico. La austeridad le viene de perlas a esta bailaora para hacer su mensaje más denso, como comprobamos en varios momentos de la noche.

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