Cultura

Ópera de rumbo errático

  • El aspecto más positivo, el 'Anillo' que este año culmina.

La tarea del director artístico de un teatro de las circunstancias del Maestranza debe moverse dentro de los límites marcados por tres cuestiones precisas: las preferencias y gustos personales del programador, las necesidades concretas del público de ese teatro, derivadas de su trayectoria histórica reciente; y, por último, la disponibilidad de recursos humanos, artísticos y económicos. Claro que cabe añadir un cuarto condicionante cuando, como en el caso de nuestro teatro, se da la circunstancia (que sostengo no debería repetirse) de que quien programa sea también director musical, y es el condicionante de los intereses profesionales particulares que pueden en un momento determinado pesar más que los otros tres a la hora de diseñar las temporadas líricas.

A lo largo de esta década marcada por la impronta de Pedro Halffter se puede claramente detectar el peso de cada uno de estos cuatro condicionantes en diversos momentos. Es evidente, para cualquiera que haya seguido las líneas programáticas de los primeros años de esta etapa, que el director madrileño entró en el Maestranza con una clara y arrolladora idea de dejar su huella personal, basada en sus preferencias artísticas particulares y en sus expectativas profesionales futuras, anulando lo ya programado por el equipo anterior y programando de manera sistemática óperas del repertorio alemán del primer tercio del siglo XX. La opción por estos títulos no obedeció a las verdaderas necesidades del público hispalense, sino a la obsesión adánica (mantenida todavía en la próxima temporada) por ofrecer títulos nunca representados en España. Con esta lógica personalista, en Sevilla no hemos aún podido disfrutar de obras maestras del siglo XX, de categoría artística muy superior a algunas de las supuestas recuperaciones que Halffter ha vendido a bombo y platillo (valga el ejemplo de programar la irrelevante Sarka de Jánacek en vez de sus obras maestras Jenufa o Katia Kabanová). Por no hablar de obras del gran repertorio que, como Carmen, o La forza del destino, están aún a la espera de ser programadas.

La falta de una bien definida línea de programación lírica en el Maestranza en los últimos años se pone de manifiesto al comprobar el bandazo abrupto que Halffter ha imprimido a las últimas temporadas, dejándose vencer hacia el repertorio más popular y trillado. Se han ofrecido títulos repetidos hasta tres veces en los veinte años del teatro y en la próxima temporada se repetirán tres de las cuatro óperas, lo que supone escaso interés para el aficionado más fiel al Maestranza. A ello cabe añadir que el nivel de las voces contratadas ha caído notablemente en estos diez años. Fue precisamente uno de los mayores logros de la anterior dirección del teatro, con el apoyo de una jefatura de producción auténticamente conocedora del panorama vocal nacional e internacional y con fino olfato para las voces emergentes, todo lo contrario de los tiempos recientes, en los que ha primado el fácil recurso de tirar de determinada agencia para completar repartos más por interés de la propia agencia que del oyente que paga su entrada. Algo similar ha ocurrido con los directores musicales: la creciente y acaparadora presencia de Halffter al frente del foso nos ha privado de disfrutar de otros directores más versados en repertorios que el madrileño no acaba de dominar, como el verdiano. Recordemos, por último, la fallida política de producciones propias, realmente decepcionante.

No cabe soslayar, por último, aspectos claramente positivos en el mandato de Halffter: ante todo, ese Anillo del Nibelungo que este año culmina, posiblemente la apuesta más ambiciosa y más brillante de toda la breve historia del Maestranza. También queda en el activo del balance la defensa del patrimonio lírico nacional (con importantes recuperaciones) y la mayor presencia de la ópera barroca, si bien en este particular cabe recordar el postergamiento que dicho repertorio y la Orquesta Barroca de Sevilla vienen sufriendo en los últimos años.

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