'El Prado itinerante' se estrenará en el Bellas Artes con 'El paisaje nórdico'
La muestra, que hasta marzo se ha visto en Santiago, llegará a Sevilla en la primavera de 2013 · Comisariada por Teresa Posada, el proyecto está integrado por piezas de maestros como Rubens, Brueghel y Lorena
Rubens, Brueghel y Lorena serán algunos de los maestros protagonistas de la próxima primavera en el Museo de Bellas Artes de Sevilla a través del medio centenar de obras de extraordinaria calidad que forman parte del catálogo El Paisaje nórdico en el Prado. La exposición está incluida en el ambicioso programa El Prado itinerante, un generoso proyecto nacido en 2005 -y estrenado en Santiago de Compostela con la fabulosa El retrato español. Del Greco a Goya- a través del cual el museo madrileño llega a distintos lugares de la geografía española con la rotación de exposiciones de producción propia.
La llegada de este programa al Bellas Artes de Sevilla fue anunciada hace un par de meses por el ya ex consejero Paulino Plata y por la directora de la pinacoteca, Valme Muñoz, verdadera artífice de que el de Sevilla -tantas veces vendido como segunda pinacoteca española pero tantas otras, (mal)tratado como un museo provincial cualquiera en las partidas presupuestarias- entre a formar parte de las sedes estables del programa del Prado, que en los últimos años han sido diversas, desde instituciones como el Caixafórum de Barcelona -que estos días exhibe los mejores goyas del Prado- o el IVAM a museos como el Bellas Artes de Bilbao o el de Valencia. Con exquisita discreción, Muñoz ha logrado llevar a buen puerto las conversaciones con Miguel Zugaza y su equipo para traer hasta Sevilla en primer término El Paisaje nórdico, una aproximación a las diferentes tipologías de paisajes que surgieron a lo largo del siglo XVII en Holanda y Flandes.
Inaugurada a mediados de diciembre pasado en Santiago de Compostela, la excelente acogida que tuvo en la capital xacobea motivó su prórroga hasta el 18 de marzo en las instalaciones de la Fundación Novacaixagalicia. No en vano, este acogedor espacio exhibió en sus paredes, durante tres meses, algunas de las más valiosas joyas flamencas de los fondos del Prado a partir de la novedosa perspectiva aportada por Teresa Posada Kubissa, comisaria de la muestra y conservadora de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte (hasta 1700) del museo. El concepto nórdico al que alude el título de la muestra se refiere al calificativo con el que, durante la Edad Moderna, los italianos se referían a los pintores de las tierras que estaban más allá de los Alpes, y fundamentalmente a los de los Países Bajos.
Compuesta por 52 cuadros, la muestra propone un recorrido, a través de nueve secciones, por las distintas clases de escenarios naturales que surgieron a lo largo del siglo XVII en Flandes y Holanda: la montaña, como cruce de caminos y encuentro de viajeros; el bosque como escenario, en sus recreaciones de episodios bíblicos y también como paraje encantado o marcos al aire libre, cotidianos y cautivadores, como Mercado y lavadero en Flandes, pintado por Jan Brueguel el Viejo y Joos de Momper el Joven en 1621.
Las dos tipologías más características del paisaje nórdico -el paisaje de invierno y el paisaje del agua- están representados en este proyecto con telas tan delicadas como El puerto de Amsterdam en invierno de Hendrick Jacobsz o Paisajes con patinadores de Joos de Momper el Joven. Un puerto de mar y Paisaje con desembarco de holandeses en tierras de Brasil de Jan Peeters aluden a aquellas tierras lejanas a las que llegaron las rutas comerciales de los navíos holandeses. A estos ejemplos, se une el genio de Rubens, el gran maestro flamenco, cuyos paisajes constituyen la parte más íntima, más personal de su producción, entre los que destaca el soberbio Atalanta y Meleagro cazando el jabalí de Caledonia, una de las obras cumbre del paisaje nórdico.
Una muestra que se celebra por su extraordinaria calidad y, acaso más importante en estos tiempos, por la certeza de que sólo la colaboración entre instituciones y la sinergia entre equipos logrará colocar al Bellas Artes de Sevilla en el lugar que le corresponde por su historia y el valor de su colección. Una línea de trabajo que en los últimos tiempos se ha comprobado a propósito de la reciente Cuerpos del dolor. La imagen de lo sagrado en la escultura española (1500-175), con fondos del Museo Nacional de Escultura, y con los nuevos aliados que, pese a las incertidumbres, los recortes y los relevos políticos, el Bellas Artes irá encontrado en su camino.
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