la maleta de mi abuela | Crítica de teatro

Preciosidad para público familiar

Nati Villar y Manuel Martínez en 'La maleta de mi abuela'

Nati Villar y Manuel Martínez en 'La maleta de mi abuela' / juan molina

En 2020 Nati Villar recoge, como directora de la Escuela Municipal de Teatro ‘Ricardo Iniesta’ de Úbeda (Jaén) el_Premio Max de Carácter Social.  Inclusión, diversidad, amor por el arte popular y, sobre todo, una vocación clara de servicio social son algunas de las señales de identidad que Nati Villar le ha dado a este centro que ya se ha convertido en un referente nacional en estos 22 años desde su fundación.

Incansable, vuelve a las tablas formando compañía con su espectáculo La maleta de la abuela, un homenaje a todo lo querible de este mundo. Empezando por esa abuela que nos contaba cuentos, nos enseñaba canciones y que, sobre todo, nos quería por encima de todo.

Acompañada de Manuel Martínez que pone su perfecta voz y sus capacidades musicales con un sinfín de instrumentos al servicio de este viaje por los cinco continentes seguimos el periplo de esta abuela soñada interpretada por una maestra del clown como es la Villar.

La maleta de mi abuela es un espectáculo vivo que se transmuta en cada representación. Planteado para todos los públicos, un eufemismo para decir que va dirigido a niños y niñas acompañados por sus progenitores, la versión que me tocó ver, ante la ausencia de menores de edad, se convirtió en una ensoñación de recuerdos, canciones populares en la que la payasa Nati Villar nos hacía de hilo conductor. El mismo hilo rojo que se va dibujando en una preciosísima escenografía tan simple, tan simple que resulta perfecta. Un maravilloso mapamundi creado por Antonio Flores pintado sobre un parasol gigante que enmarca toda la escena.

El vestuario  y los complementos creados por Carmen y Flores de Giles, maletas, sombreros, el paraguas con forma de corazón le dan un acabado inusual a una pieza que se presenta como sencilla pero que está cuidada y elaborada a fuego lento y que  va tomando vuelo haciéndonos soñar por todos los continentes.

Guitarra (Nati Villar) y Armónico (Manuel Martínez), clown y músico se sirven de todas las técnicas teatrales para hacernos partícipes casi como en un aula escolar y, aunque, enfocado a la infancia el subtexto está continuamente conectando con los mayores. No creo que haya una función igual. Villar y Martínez han encontrado el secreto de la comunión entre semejantes.

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