Quico Rivas, el creador múltiple
Exposiciones
La galería Guillermo de Osma acoge la exposición 'Genio y figura entre arte y literatura', muestra que divulga la faceta plástica del crítico de arte y escritor
Desclasado y agitador cultural. Agudísimo poeta y precoz crítico de arte. Editor y comisario. Propietario de míticos locales en los que se iba sirviendo la historia de la cultura de nuestro país. Anarquista y aristócrata. Son tantas las facetas con las que podemos definir a Quico Rivas que el párrafo queda casi como una letanía de condecoraciones culturales y de vibrantes atributos de la persona. De un autor que fue crucial en las décadas de los años setenta y ochenta, años a su vez cruciales para nuestra historia cultural, para una época en la que tantas cosas resurgían o directamente se hacían por primera vez.
En estos próximos meses de otoño, Guillermo de Osma expone en su galería, ubicada en Madrid, la muestra Genio y figura entre arte y literatura, en la que se atiende esa desconocida faceta plástica del crítico de arte y escritor Quico Rivas. En concreto, sus collages. Una técnica cuya naturaleza parte de lo heterogéneo. Lo propio de un creador también heterodoxo, ecléctico, múltiple –al igual que el grupo artístico ideado junto con Juan Manuel Bonet a finales de los sesenta-.
“Quico Rivas fue un personaje muy inquieto, muy activo, que siempre estaba maquinando proyectos, exposiciones, revistas… y al mismo tiempo dibujando, haciendo collages. Es decir, que no paraba. Lo que estamos exponiendo es esa obra, los collages. Se trata de obras en pequeño formato”, explica el galerista Guillermo de Osma. “Quico realmente nunca tuvo un estudio. Por lo que siempre estaba de aquí para allá. Fue el último bohemio de España. También, con el pequeño formato, queremos reflejar esa obra portátil, que representa muy bien el carácter de Quico Rivas”, añade.
Rivas continúa la estirpe del poeta-pintor –como lo fue Juan Ramón Jiménez o como es, hoy día, José Mateos-. Ejemplos en nuestra tradición tenemos unos cuantos. Recuerda Guillermo de Osma nombres como el de Lorca, claro, o Alberti, Celaya, Moreno Villa. En esta exposición se pretende reivindicar a Quico Rivas como artista plástico, además de señalar sus otras ocupaciones, como la de editor de revistas anarquistas o sus textos como crítico de arte. “La exposición se centra en enseñar que él [Quico Rivas] era un artista plástico. Además de reseñar que era crítico de arte. Un excelente crítico de arte, por supuesto. Sus críticas eran magistrales” asegura el galerista. “Yo trabajé con él en una de las exposiciones importantes de Maruja Mallo. El texto de Rivas era una maravilla. Quico tenía una manera de ver las cosas muy personal y muy genial. Con una gran intuición y una gran cultura”, recuerda Guillermo de Osma.
Otra cualidad de Quico Rivas, en palabras del galerista, es que “era un lector casi obsesivo”. “Él había leído mucha literatura española, y, además, conocía en profundidad el mundo del diseño, de las vanguardias, no solo literarias, también plásticas. En resumidas cuentas, era un personaje fascinante. Carismático. Seductor”, califica, aunque considera que “ese lado poliédrico de Quico Rivas ha escondido la faceta del Quico pintor”. Y ese es el propósito de esta exposición.
La muestra Genio y figura entre arte y literatura se divide en dos salas. En ellas contemplamos desde diferentes collages hasta publicaciones, como la que Quico Rivas escribe sobre Alberto Greco. “Un catálogo o libro que hoy en día es la referencia fundamental para entender la obra de Alberto Greco, la cual ahora está en el MoMa y en otros tantos museos. Otro personaje muy especial y con una vida muy complicada”, relata el galerista.
La exposición –cuya clausura, prevista en un principio para el 3 de noviembre, se prolonga hasta mediados de ese mes- está acompañada de un catálogo que contiene textos de dos críticos –y amigos- que en profundidad conocen la obra de Quico Rivas: Juan Manuel Bonet y Pablo Sycet. El segundo destaca de Rivas su afán por mantenerse siempre en los márgenes. Ajeno a tendencias, modas, escuelas. A todo lo que sugiriese connotaciones gregarias o encorsetadas. Escribe Sycer que Quico Rivas “decidió plantarle cara al mundo y dinamitar todos los estereotipos para convertirse en el feliz abanderado de su propia causa”. Juan Manuel Bonet, por su parte, elabora un completo texto en el que converge memoria y crítica. Repasando las obras que se exponen en la muestra. Definiendo a Rivas como “verso suelto”. Ahondando en el origen del interés del artista por el collage. “Clave fue para Quico Rivas el recurso al collage, técnica inaugurada en la práctica por los papiers collés de Picasso y Braque, y en lo teórico por aquel texto de Apollinaire cuya frase clave era aquella de se puede pintar con lo que se quiere”, precisa Bonet.
Las pinturas y collages de Quico Rivas se distinguen por tomar “elementos muy diversos que dan dimensión de un hombre con una curiosidad abierta. Ante todo era un persona de difícil definición, pero muy importante en la historia reciente de nuestra cultura”, apunta Guillermo de Osma. Ese carácter “abierto”, libre de etiquetas, entusiasta y creativo se manifiesta en la exposición Genio y figura entre arte y literatura, donde se retrata –por decirlo de la forma más adecuada posible- la heterodoxa y original propuesta plástica de Quico Rivas.
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