La admirable riqueza del patrimonio artístico atesorado durante cinco siglos en la Casa de Alba, sumada a la devoción popular que le profesa a la duquesa un público infrecuente en los museos, y que la conoce principalmente por su vertiente social, ha convertido la exposición Colección Casa de Alba en la cita con más público de cuantas ha albergado el Bellas Artes de Sevilla. Desde la inauguración de la muestra, el pasado 15 de octubre, la plaza del Museo ha sido testigo de populosas colas de visitantes que han aguardado una media de 45 minutos para acceder a una exposición que ha hecho historia también en lo que respecta a la proyección que ha obtenido la pinacoteca que dirige Antonio Álvarez.

A falta de hacerse oficial los datos totales, fuentes de la Delegación provincial de Cultura confirmaron a este medio que la muestra ha superado ya con creces la exposición Sorolla. Visión de España, hasta ahora la más visitada en la historia del museo hispalense, que registró 130.000 espectadores desde abril a finales de junio de 2008. No en vano, a mediados del mes pasado la muestra sobre el legado artístico de los Alba registraba más de 115.000 visitas, cuando quedaba por delante la campaña navideña que tanto público, sobre todo familiar, acerca a las ofertas de ocio cultural en la ciudad.

Más allá de récords, la muestra que mañana toca a su fin ha permitido descubrir una de las colecciones privadas más antiguas y valiosas del mundo. Comisariada por Valme Muñoz e Ignacio Hermoso, conservadores del Bellas Artes, el catálogo de la muestra está integrado por 37 lienzos y tres esculturas familiares obra de Benlliure procedentes de los palacios de Liria en Madrid y Dueñas en Sevilla. A través de esta cuidada selección se ha hecho un recorrido por los distintos movimientos artísticos europeos desde el Renacimiento en el siglo XVI, en el que se inaugura la colección, y, a la vez, ha supuesto un viaje por la Historia de España gracias a los retratos de varios de los miembros de la dinastía de los Alba, una estirpe que ha protagonizado numerosos y destacados pasajes de la crónica española.

La comisaria Valme Muñoz destaca de manera especial en esta cita el interés de Cayetana de Alba por "representar en la colección los retratos de todos los miembros de la familia, un empeño que cultivó especialmente su padre", que recuperó para el legado familiar piezas dispersas relacionadas con su linaje. Entre los retratos familiares destaca la pintura que Tiziano realizó del Gran Duque de Alba, imponente cuadro que ha presidido la muestra, así como el que Rubens pintó para representar a este mismo personaje de joven. También ha brillado con luz propia el magnífico retrato de Teresa Cayetana de Alba, decimotercera duquesa y uno de los personajes más controvetidos de la dinastía. Precisamente este gran óleo, en la segunda sala de la muestra, es uno de los favoritos de la actual duquesa, a la que costó convencer para dejar salir del Palacio de Liria este tesoro familiar que sólo se ha expuesto en público una vez en los últimos 30 años (para la muestra El Retrato español. Del Greco a Picasso organizada en el Prado en 2008). En torno a esta célebre imagen -la duquesa ataviada con un vestido blanco y complementos en rojo- ha girado toda la cartelería y merchandising disponible en la tienda de la pinacoteca.

Pero, sin duda, el interés de los neófitos se ha encontrado en las obras representativas de la duquesa actual. El enorme lienzo de Zuloaga que reproduce a la niña Cayetana a caballo en compañía de sus muñecos, un perro y un precoz Mickey Mouse, ha concitado la curiosidad de numerosos visitantes, así como los lienzos y esculturas de sus padres, Jacobo Fitz-James y María del Rosario de Silva.

La muestra ha supuesto un hito, ya que la última vez que doña Cayetana, titular del ducado y de la Fundación Casa de Alba, accedió a mostrar en una antológica su legado artístico fue hace más de 20 años. Entonces, en marzo de 1987, fue la Caja de Pensiones (hoy la Caixa) la encargada de organizar la muestra El arte en las colecciones de la Casa de Alba gracias al préstamo temporal de 60 obras. En esta ocasión, la primera vez que la gran mayoría de estas piezas ha podido verse en Andalucía, el patrocinio ha corrido a cargo de Cajasolen tanto que la organización ha recaído en los técnicos del Museo de Bellas Artes, que han logrado una distribución museística que ha maravillado incluso a la propia familia. "La Casa de Alba se ha quedado asombrada por la museología" porque, aunque estén acostumbrados a ver sus cuadros en los palacios de Liria y Dueñas en su hábitat natural, "en el Bellas Artes pueden ser contemplados en unas condiciones de luz inmejorables", según la comisaria.

El catálogo científico ha servido además para conocer los avatares de una colección única. Valme Muñoz recordó en la inauguración que este conjunto artístico es también el resultado de "la complicidad de gente abnegada, entre ellos muchos trabajadores de la Casa Ducal, que lo defendió, incluso arriesgando su vida, durante la Guerra Civil cuando se incendió el Palacio de Liria". En el volumen figuran, entre otros, los estudios de Jose Manuel Calderón, archivero de la Fundación Casa de Alba, y los apuntes sobre la pintura flamenca presente en este colección que ha realizado el catedrático Enrique Valdivieso. Este catálogo supone también el primer acercamiento riguroso y documentado a una colección que ha brillado con luz propia en Sevilla en los últimos tres meses.