Tom Cruise practica el "¡endíñale!"

Crítica de Cine

Tom Cruise practica el "¡endíñale!"
Carlos Colón

14 de noviembre 2016 - 02:38

Jack Reacher: nunca vuelvas atrásHHHHH

Acción, Thriller, EEUU, 2016, 118 min. Dirección:Edward Zwick. Intérpretes: Tom Cruise, Cobie Smulders, Danika Yarosh, Aldis Hodge, Sue-Lynn Ansari, Teri Wyble, Holt McCallany, Robert Knepper, Tilton Lipoma, Madalyn Horcher, Michael PapajohnPatrick Heusinger. Cines: Al Andalus Bormujos, Arcos, Cineápolis, Cinesa Camas, Cinesa Plaza de Armas 3D, Cinesur Nervión Plaza 3D, CineZona, Los Alcores, Metromar.

Tras años de películas artesanales más o menos logradas (Tiempos de gloria, Leyendas de pasión, En honor a la verdad, Estado de sitio, El último samurái, Resistencia, Diamantes de sangre) que se ven sin disgusto y se dejan volver a ver si nos las tropezamos zapeando en una tarde perezosa de mando a distancia y camilla, Edward Zwick logró rodar una muy buena película, El caso Fisher. Sorprendentemente, tras ella cae al punto más bajo de su filmografía con esta segunda entrega de las aventuras del errático y autoestopista Jack Reacher, el ex militar justiciero creado por Lee Child en 1997. La primera entrega, también producida por Cruise y dirigida por Christopher McQuarrie, era muy entretenida y contaba con dos secundarios de lujo -Robert Duvall y el director Werner Herzog- que le daban cierto realce. Esta segunda entrega debía ser aún mejor porque Zwick es un director más fiable que McQuarrie. Pero el guión es tal desastre que el oficio del director no puede salvarla.

Todo empieza bien, con la secuencia del bar cutre y la sorprendente llamada telefónica. Todo sigue bien, con el retorno de Reacher a su hogar militar para encontrarse con que su antigua jefa es detenida por espionaje. Pero a partir de la primera media hora -y la película dura dos- todo se despeña por una catarata de palos, tiros y carreras. El humor hubiera podido salvarla, porque el duro Reacher, adicto a moteles, carreteras, comida basura y bares destartalados con luces de neón, es un personaje con posibilidades si se mantiene una cierta distancia irónica. Pero tomarse en serio sus inverosímiles aventuras conspiranoicas y, sobre todo, no dosificar el "¡endíñale!" de cine de barrio o de verano, conduce al aburrimiento. La idea de endosarle una presunta hija para humanizarlo le quita, además, su único atractivo de lobo solitario. Cruise está en Cruise y los secundarios, a diferencia de la primera entrega, no ayudan.

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