Últimos acordes de Chopin en la muerte de García Casas
OBITUARIO
El presidente de Juventudes Musicales de Sevilla durante más de medio siglo deja un legado imborrable entre músicos y aficionados
En la madrugada de ayer falleció en la clínica Santa Isabel de esta ciudad Julio García Casas, tras varios meses de estancia hospitalaria. Tenía 82 años y llevaba presidiendo y comandando Juventudes Musicales de Sevilla desde su fundación en 1954. Nada menos que cincuenta y dos años de compromiso inquebrantable con la difusión de la mejor música en una ciudad que durante muchos años sólo pudo contar con la programación preparada anualmente por García Casas para alimentar el amor por la clásica de los aficionados hispalenses.
Nacido en Fregenal de la Sierra (Badajoz), se trasladó a Sevilla para realizar sus estudios universitario de Derecho, formación que alternó con sus estudios de piano en el conservatorio sevillano, donde recibió las enseñanzas de notables pianistas como Manuel Castillo y Ramón Coll, con quienes les unió una estrecha amistad durante el resto de susvidas. García Casas siempre defendió a sus dos amores, como él los llamaba: la Música y el Derecho. Mientras iniciaba una sólida carrera como pianista y como miembro de prestigiosos concursos de piano en España y Europa, García Casas conseguía también la plaza de profesor de Derecho Procesal en la Universidad de Sevilla y la de Magistrado de la Audiencia Provincial de Sevilla.
Siempre hizo suya la frase de Don Quijote "donde hay música no puede haber cosa mala" y por ello dedicó su vida a afianzar la presencia cotidiana de la mejor música en Sevilla desde su responsabilidad en Juventudes Musicales. Su compromiso con esta institución le llevó a formar también parte de su directiva a nivel nacional e internacional. Gracias a tales contactos con la cúpula de la organización musical, García Casas pudo traer a Sevilla a artistas de la talla de Arthur Rubinstein, Alexis Weissenberg o Valentina Kamenikova. Pero al mismo tiempo siempre defendió la vocación de Juventudes Musicales por la promoción de los jóvenes intérpretes, muchos de los cuales ofrecieron sus primeras actuaciones públicas gracias a la disposición de García Casas para acogerlos en la vieja sede de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos.
Su pasión infinita por la música, fuera de las camarillas de conservatorios y escuelas interpretativas, le abrió las puertas de la amistad de numerosos músicos de dentro y fuera de Sevilla. La actual catedrática de piano del Conservatorio Superior de Madrid, Ana Guijarro, recuerda cuando lo conoció en Sevilla en 1983. "Desde el primer momento surgió una amistad profunda que se acrecentó con el paso de los años". Algo similar declara el pianista Tommaso Cogato, director del Concurso de Piano que lleva el nombre de García Casas. "En él encontré la Música", dice emocionado el pintor y gran amigo Diego Coca. El profesor y pianista Juan Escalera tuvo en García Casas "a alguien que siempre me recibía cuando necesitaba consejo", mientras que el intérprete Arnold Collado siempre recordará su "sabiduría, maestría y fino humor". Para el también pianista José Luis Aldea, "jamás, aunque siempre visten de negro, estuvieron tan de luto los pianos de Sevilla".
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