Un retrato sonoro de Alberto Carretero

Zahir Ensemble | Monográfico Alberto Carretero

Zahir Ensemble ofrece mañana en el Espacio Turina un monográfico del compositor sevillano justo el día en que cumple los cuarenta años

El compositor sevillano Alberto Carretero en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla / Julio Muñoz (EFE)

Cuarenta años no son demasiados, pero pueden ser suficientes para hacer balance de una carrera artística. El compositor sevillano Alberto Carretero alcanza mañana mismo esa edad y lo celebra de la manera más natural en un creador: con un concierto. El Espacio Turina acoge este martes un monográfico dedicado a su música a cargo de Zahir Ensemble bajo la dirección de Juan García Rodríguez. El programa recorre una década de su producción reciente y culmina con el estreno absoluto de Superstition Andalouse, nueva partitura sobre la película homónima de Segundo de Chomón.

“Es una especie de retrato”, explica Carretero. “Un retrato de lo que han sido mis obras en los últimos diez años y hacia dónde me dirijo. Y también una forma de compartir con la gente mi trabajo”. La idea del concierto nació, cuenta, de un diálogo prolongado con García Rodríguez. Zahir había interpretado obras suyas en distintos contextos, pero nunca había estrenado una pieza nueva. El proyecto de un estreno acabó creciendo hasta convertirse en un recorrido monográfico, concebido como una mirada panorámica sobre el trayecto creativo que va de los 30 a los 40 años.

El conjunto Zahir Ensemble / Jesús Velázquez

Carretero, que realizó su tesis doctoral en composición bioinspirada y mantiene una constante curiosidad por el cruce entre arte, ciencia y tecnología, ha desarrollado en la última década una voz personal, rigurosa y de amplias resonancias poéticas. En 2016 había publicado en la revista Sibila un CD con obras de sus primeros años, Músicas imaginadas. Este programa recoge el testigo de aquel trabajo y reúne cinco composiciones de cámara escritas entre 2015 y 2025, algunas de ellas apenas escuchadas en Sevilla.

El recorrido se abre con De semillas y raíces (2015), escrita para el conjunto Sentieri Selvaggi como encargo del Pabellón de Italia en la Exposición Universal de Milán. Inspirada en procesos de germinación y crecimiento vegetal, la pieza traza una metáfora de la vida a partir de los sonidos, de sus posibilidades de arraigo o desarraigo, y de la imprevisibilidad de los procesos naturales.

Le seguirá Étude de vélocité (2016), encargo de OCAZ Enigma patrocinado por el INAEM. La obra forma parte de una serie de estudios sobre conceptos universales –intensidad, fragilidad, velocidad– trasladados al terreno musical. Se inspira en el montaje cinematográfico: planos, cambios de foco, ritmos internos que varían según el punto de escucha. Carretero habla aquí de “niveles de percepción” de la velocidad, tratados como un juego de estímulos para el oyente.

En Parallel lives (2017), encargo del Festival de Música de Estrasburgo y estrenada por el conjunto L’Instant Donné, el compositor toma como referencia las Vidas paralelas de Plutarco. A partir de esa idea, traslada a la música procesos biológicos de convergencia y divergencia entre especies. La dramaturgia sonora se construye mediante un entramado de uniones y ramificaciones que evocan la evolución de seres independientes que desarrollan rasgos comunes. “Aparece la metáfora de un conjunto paralelo que abre un nuevo espacio de escucha”, resume el autor.

La cuarta obra del programa, Nox est perpetua (2021), fue un encargo de la Fundación Royaumont y se inspira en los versos de Catulo que evocan el amor y la fugacidad de la vida. La partitura se estructura en dos escalas temporales: una universal, de ciclos regulares, y otra humana, subordinada pero rebelde, que puede contradecir y perturbar el orden superior. El resultado es un viaje circular en el que los sonidos abren ventanas entre los períodos inmutables, y la sensualidad de la poesía se transforma en un flujo de resonancias y repeticiones que sugieren la noche perpetua del título.

El concierto culmina con el estreno absoluto de Superstition Andalouse (2025), nueva música para la película muda de Segundo de Chomón filmada en 1912. El encargo, realizado por Zahir Ensemble con el apoyo del INAEM, cierra el círculo entre las inquietudes visuales, poéticas y tecnológicas del compositor. Chomón, pionero de los trucajes cinematográficos, situó su historia en una Andalucía fantástica en la que una gitana despechada lanza una maldición sobre su amante. Más allá del argumento, lo que interesó a Carretero fue “la ensoñación, el simbolismo, los cambios de plano y los elementos oníricos” del filme. La música dialoga con esas transformaciones, entre la comedia costumbrista y el sueño perturbador, en un ejercicio de sincronía escénica y evocación sonora.

Alberto Carretero en una reciente visita al Guggenheim de Bilbao / D. S.

Aunque su nombre se asocia a menudo a la creación electrónica, Carretero ha querido que este retrato de sus cuarenta años prescinda de ella. “Siempre se me ha etiquetado mucho con la electrónica y la uso muchísimo”, admite, “pero me apetecía proponer algo que no la incluyera”. Solo en Parallel lives aparecen unos discretos altavoces de baja fidelidad, utilizados como recurso expresivo. La decisión de centrarse en la escritura instrumental refuerza la coherencia del programa, que se presenta como una reflexión sobre el sonido, el tiempo y la percepción desde la materia pura de los instrumentos.

Instalado en Sevilla y con una presencia creciente en la escena internacional, Carretero se define más por la búsqueda que por la estabilidad. “La música te va llevando”, dice. “Siempre soy yo, pero hay cosas que antes no me habría planteado. Las experiencias escénicas, los nuevos proyectos, van moldeando mi escritura y me siguen sorprendiendo”. Entre esos proyectos figuran una nueva obra escénica en torno a Luis Cernuda, que se verá en 2027, y un concierto para piano encargado por la ROSS, la SGAE y AEOS (Asociación Española de Orquestas Sinfónicas), que se estrenará en enero de ese mismo año con Juan Carlos Garvayo como solista.

“Cuarenta años es una buena edad para seguir”, concluye el compositor. Quizá por eso el monográfico del martes no es un punto de llegada, sino una etapa más en una trayectoria en expansión. Serán cinco piezas, cinco visiones de una carrera artística marcada por la curiosidad y en la que se cruzan la ciencia y la poesía, la tradición y la tecnología, el oficio y la imaginación. Un punto de paso en la madurez de un creador que sigue explorando los límites del sonido.

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