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El arte de la lucha sudafricana

El Cicus acoge un ciclo de cine sobre las heridas del país y una exposición de carteles contra el 'apartheid'

Algunos de los carteles anti-'apartheid' que muestra el Cicus hasta el próximo 20 de abril. / Víctor Rodríguez
Francisco Camero

Sevilla, 23 de marzo 2017 - 02:32

Con una serie de miradas a Sudáfrica, la del tenebroso apartheid del pasado y la del presente ni mucho menos ejemplar pese a la consecución de ciertos logros sociales, el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus) se suma a las actividades previas del Festival de Cine Africano de Tarifa y Tánger, cuya decimocuarta edición se celebrará simultáneamente en ambas ciudades desde el 28 de abril hasta el 6 de mayo. En ese marco se desarrollarán diversas iniciativas complementarias a las proyecciones de las películas, entre las que se contará una exposición, Artivismo, que podrá verse antes, desde ayer hasta el próximo 20 de abril, en la sede del Cicus.

Además, aprovechando la llegada de esta muestra, y en su línea de exploración de distintas cinematografías nacionales, el Cicus ofrece esta semana un breve y concentrado ciclo compuesto por tres producciones contemporáneas, filmadas en la década de 2004 a 2014, que inevitablemente merodean en torno a los bordes de la herida no demasiado cicatrizada de la segregación racial y la violencia contra la población negra y autóctona de Sudáfrica.

El primer título, Zulu Love Letter, de Ramadan Suleman, se proyectó anoche y hoy le tomará el relevo Miners Shot Down, un documental de Rehad Desai sobre los sucesos ocurridos a raíz de las movilizaciones pacíficas que organizó en el verano de 2012 un colectivo de mineros de la ciudad de Marikana, reprimidas con tal ferocidad por las autoridades del país que hubo 38 muertos, la primera gran masacre post-apartheid. Cerrará mañana el ciclo Nelson Mandela, the myth and me, una personal reflexión en la que Khalo Matabane, alejado de todo ánimo sacralizador, pone en cuestión el legado del gran símbolo de la lucha contra el apartheid desde la perspectiva de los jóvenes que no experimentaron aquel horror, marcada con frecuencia por una sensación de sospecha, desengaño e impugnación de los verdaderos logros de la pregonada reconciliación nacional a la vista del estado de la actual Sudáfrica. Todas las proyecciones serán a las 19:00, con entrada gratuita hasta completar aforo.

En cuanto a Artivismo, la exposición producida en alianza con Casa África y comisariada por Estefanía Pereira, ofrece una nueva oportunidad para pensar los vínculos entre la creación artística y la protesta política, una vieja cuestión que en Sudáfrica, por motivos más que evidentes, se materializó por pura necesidad, en las antípodas del bizantino debate de salón. La muestra se centra en la cartelería, piezas de diseño realizadas durante los años 70 y 80 que incluso antes de su misma ejecución respondían a un espíritu de guerrilla, en el que la estética debía estar siempre al servicio de la claridad en la divulgación del mensaje.

Con amplio predominio de los colores distintivos del panafricanismo (el rojo por la sangre derramada; el negro por la población en lucha contra el sometimiento y la humillación; el verde por la riqueza natural de esas tierras; el amarillo/oro por la abundancia del codiciado mineral en el país), los carteles están agrupados en seis bloques temáticos con su correspondiente explicación del contexto histórico, del porqué de la protesta: la lucha de las mujeres; las movilizaciones contra la educación bantú; las protestas contra la Ley de Relaciones Laborales que reservaba todos los empleos cualificados a la población blanca; las demandas de liberación de los presos políticos que plagaron las cárceles del país; las reivindicaciones ciudadanas (como el derecho al voto, que no existió en sufragio universal hasta casi antes de ayer: 1994); y la música, que canalizó con especial eficacia y capacidad de propagación las ansias de cambio y los lemas de la lucha.

Setenta títulos para un festival "triplemente único" y "riguroso"

El Festival de Cine Africano es "triplemente único", dice su directora, Mane Cisneros, porque no hay otro en el mundo que se celebre a la vez en "dos ciudades, dos países, dos continentes". Además, por encima de esta singularidad y de su propósito declarado de servir de "puente" y de canal para el "intercambio de miradas de España a África y de África a España", el objetivo del certamen es acreditar siempre un "criterio de selección riguroso" para que las películas estén presentes "por su calidad y no por su color de piel". Serán 70 títulos en la próxima edición, 20 de ellos estrenos en España y uno de ellos mundial. El que inaugurará el festival el 28 de abril será Félicité, dirigido por el franco-senegalés Alain Gomis y ganador del Gran Premio del Jurado en la última edición de la Berlinale y del premio a la mejor película en Fespaco 2017, el mayor festival de cine que se celebra en África. Una retrospectiva dedicada al cine tunecino contemporáneo, una nueva sección que servirá de plataforma a producciones andaluzas de "temática africana o africanista", encuentros con cineastas, exposiciones y programas didácticos para escolares tanto de Tarifa como de Tánger formarán parte, entre otras actividades, de la programación de la edición de este año, presentada ayer en el Cicus por Cisneros.

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