Eduardo Osborne, columnismo sin estridencias

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El abogado y profesor, columnista en Grupo Joly, presentó su último libro, ‘Estación de cercanías. Paisajes y perfiles’, en la sede de la Fundación Caja Rural del Sur

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Eduardo Osborne en la presentación de su libro.
Eduardo Osborne en la presentación de su libro. / José Ángel García.

En esta altura del siglo XXI predomina, eso dicen, una falta de altura de miras. Quien analiza el presente suele indicar que el paisaje está polarizado y que no hay perfiles que den la talla necesaria. A estas alturas del siglo XXI –medio siglo ya, parece-, predomina la polémica urgente, que apenas dura lo que tarda en llegarnos la siguiente polémica urgente; predomina el ruido tenso, la dopamina de la red social, el victimismo calculado, el mensaje sensacionalista, la palabra áspera, la tertulia irritada, ese tremendismo viral.

Ajeno a este ambiente hostil, cada miércoles, en las cabeceras de Grupo Joly, el abogado y profesor Eduardo Osborne (Sevilla, 1970) escribe su columna. Una columna que no se sostiene sobre la base de esos tonos polarizados y furibundos, sino que procura un estilo reflexivo, afable, cuidado, elegante. Un disenso que evita las trincheras y que tiene en cuenta las virtudes morales del clásico –templanza, prudencia, fortaleza y justicia-. Osborne acaba de recopilar buena parte de esas columnas suyas en un volumen titulado ‘Estación de cercanías. Paisajes y perfiles’. El libro, editado por Páginas del sur, selecciona artículos desde 2019 y cuenta con prólogo de Luis Sánchez-Moliní, redactor jefe de Opinión de Diario de Sevilla y Grupo Joly.

La Fundación Caja Rural del Sur acogió la presentación de esta nueva obra de Eduardo Osborne, con la intervención de José Luis García-Palacios, presidente de la institución, de la escritora Carmen Camacho –igualmente columnista en Grupo Joly- y del médico y escritor Francisco Gallardo, quien definió al autor como un “elegante observador de la poliédrica variedad sevillana” con su “saber estar” y su “educación exquisita” de “hombre cabal” al que “nada de lo humano le es ajeno”. Gallardo reseñó breve los aspectos principales de esta recopilación de columnas que mantienen una voz de “columnista tranquilo” –tal como lo describe Luis Sánchez-Moliní en el prólogo-; es decir, reflejan una personalidad que no abunda en un género que concede espacio a lo airado, a la bronca, al sermón alarmista. “Eduardo Osborne predica un zen sureño”, añadió Gallardo en su intervención.

"Eduardo Osborne es un elegante observador de la poliédrica variedad sevillana”, apuntó el médico y escritor Francisco Gallardo

‘Estación de cercanías’ se divide en dos apartados. El primero se ocupa de temas diversos: de la Inglaterra de los antepasados a la inmigración de hoy –desde la óptica del humanismo cristiano-; de una Sevilla que muda apariencias a otros textos “con matices más poéticos”, como el que Osborne dedica a las “edades del verano”. El segundo capítulo recoge diferentes “perfiles”. De Joaquín Sabina a José María Pemán; de Salvador Távora a Manuel Clavero; de Julio Anguita a Maradona.

Este heterogéneo contenido da dimensión de la mirada plural, abierta, discrepante pero sin cultivar animadversiones, de Eduardo Osborne. Así lo precisó la narradora y poeta Carmen Camacho, quien valoró la actitud “valiente” del articulista a la hora de hacer un columnismo sin estridencias, sin el “ruido” que a veces pide la inercia de la actualidad. Osborne, en su página, prefiere hablar de este mundo desde un carácter de “comprensión y de compasión”. Una conversación con juicio propio, pero que no incurre en maniqueísmos ni bandos. Una conversación con la que Osborne está “sembrado y sembrando”, sentenció Camacho.

Los beneficios de ‘Estación de cercanías. Paisajes y perfiles’ serán destinados a Proyecto Hombre. Así lo anunció el autor, quien catalogó la presentación de este libro –y de cualquier libro- como una “celebración”. “Un libro siempre es motivo de celebración”. Osborne, en su discurso, también explicó la labor de selección de los textos. Un trabajo cuyo resultado ofrece un conjunto de artículos donde se pretende obviar el “tono áspero” de la actualidad para tratar otras cuestiones “más personales”. Una serie de columnas sin adornos retóricos, pulidas, claras en su pensamiento “crítico”, dando “aire y sitio al que lee para discutir” y sin “interrumpir la vista”, en palabras de Carmen Camacho. Una serie de columnas que sostienen, y ayudan a sostener, ese delicado edificio de la conversación pública.

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