Cultura

Los fantasmas visitan al Rey

  • Alberto San Juan y Teatro del Barrio presentan este fin de semana en el Central una obra sobre Juan Carlos I en la que revisan "los mitos fundacionales" de la democracia española

Después de Autorretrato de un joven capitalista español, un monólogo sobre la rabia y la tristeza de un españolito corriente ante la debacle actual, de Ruz-Bárcenas, una pieza dramática-documental basada en uno de los careos que mantuvieron el tristemente célebre viejo tesorero del PP y el juez que lleva su caso, y de Las guerras correctas, una obra en torno a uno de los episodios más oscuros y vergonzantes de la democracia española, los GAL y la guerra sucia contra ETA, ahora Alberto San Juan, con sus cómplices del proyecto Teatro del Barrio, por lo demás antiguos camaradas en su etapa en Animalario, vuelven con un nuevo espectáculo que asume sin complejos ni rodeos su condición de vehículos para hablar del aquí y el ahora más inmediatos. Y el turno le llega ahora nada menos que a Juan Carlos I, una figura que en El rey, como se titula el montaje, aparece ya declinante, cansado, deslizándose hacia sus regias postrimerías.

En torno al monarca emérito, que no deja de ser "una ventana privilegiada para observar cómo funciona nuestro país, cómo se ha acumulado y creado la riqueza y a qué verdaderos fines sirvió durante su reinado", gira esta "ficción basada en hechos reales" que se verá hoy y mañana en el Teatro Central. El propósito manifiesto, dice San Juan, es realizar una "revisión de los mitos fundacionales de nuestra etapa democrática, entre ellos el 23-F, el famoso consenso de la Transición o más recientemente su abdicación", aunque hay otros episodios más laterales, como los negocios y comisiones en Kuwait, o trágicos y fundacionales, como la muerte accidental del hermano del Rey, que la obra también evoca a su modo.

"Estos días, como uno nunca sabe, he hecho revisar el texto por parte de un abogado, porque no está la cosa... Sobre todo después de lo de los titiriteros. Es todo tan ridículo. El otro día hablaba con Miguel del Arco sobre el Macbeth que está preparando, y vete a saber, que todavía lo acusan de incitar al incesto y el asesinato", dice el actor, protagonista de la pieza junto a Luis Bermejo (en el papel del rey), Guillermo Toledo y una sorpresa literalmente de última hora, Javier Gutiérrez, que ha querido sumarse al elenco de una obra concebida inicialmente sólo para tres intérpretes.

Entre los cuatro darán vida a "una multitud de personajes", desde Franco a Felipe González pasando por Kissinger, Adolfo Suárez o el padre del monarca hoy emérito, Don Juan de Borbón. "La obra transcurre en una atmósfera de irrealidad u onírica, en la que puede pasar cualquier cosa", dice San Juan. En ese espeso y extraño sueño, al Rey se le irán apareciendo, "como sombras en una pesadilla", personas importantes en su vida personal y pública, hasta conformar una especie de Greatest Hits borbónico que corre paralelo a la historia del desencanto y caída de la sociedad española. "En el fondo, la obra trata también del relato de nuestras vidas en común en este país. Hoy vivimos un momento de confrontación, pero aunque hay una parte del sistema que claramente se resiste a cualquier cambio aunque sea mínimo con uñas y dientes, la conciencia de la necesidad de que ese cambio se produzca ya no tiene vuelta atrás. Eso es evidente. Otra cosa es que luego intenten darnos gato por liebre", dice el actor y dramaturgo.

San Juan escribió el texto de la obra a partir de libros, conversaciones con periodistas y otros testigos en primera línea urante estos últimos 40 años, además de numerosas citas literales de los agentes históricos que desfilan por la obra, ya fueran expresadas en entrevistas o discursos oficiales. A partir de ese collage, parte del esfuerzo consistió también en armar "un verdadero espectáculo teatral, es decir, algo que, más allá de la información, sea emocionante, divertido, lo que sea, pero que te toque". En cuanto al tono, dice, es "el de la libertad": "No es una obra realista, evidentemente, pero queremos estar lejos de la sátira y de la caricatura".

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