‘Hotel y Arte’: una feria cómplice
El Hotel Inglaterra celebra con una exposición de fotografías y artículos una cita que, entre los años 1997 y 2001, difundió desde las habitaciones del establecimiento la mejor creación contemporánea
“A esta ciudad le cuesta dar un paso hacia adelante y construir el futuro. Abusamos demasiado de los tipismos del pasado”, aseguraba Pepe Cobo en un artículo firmado por Tomás Monago y publicado en este periódico cuando el siglo XX estaba ya próximo a su fin, en octubre de 1999. El galerista había ideado en esos años una nueva estrategia para despertar a una Sevilla ensimismada aún con su esplendor barroco, pese al empeño con el que habían dialogado con la modernidad aventuras como La Pasarela, Juana de Aizpuru o La Máquina Española, del propio Cobo. Se trataba de Hotel y Arte, un proyecto que celebró ediciones anuales entre 1997 y 2001. “Todo empieza un día cuando Pepe me cuenta que en el Hotel Gramercy Park de Nueva York organizan una feria de arte, algo que a él le gustaría reproducir en Sevilla”, recuerda Manuel Otero Alvarado, director del Hotel Inglaterra. Durante este fin de semana, el establecimiento de la Plaza Nueva, cercano a los 180 años de historia, rememora mediante fotografías y recortes de noticias aquel hito.
“En el año 97, en Sevilla, los que sabían de arte contemporáneo eran cuatro, y yo tampoco entendía del tema”, reconoce Otero. Pero a Cobo –que con ironía corrige a su amigo: del tema controlaban, en realidad, “tres”– le sobraba capacidad de persuasión, y era consciente de que el formato resultaba “más doméstico”, lejos de esa contemplación fría del “cubo blanco” que reservaban otras ferias. “Al utilizar las habitaciones del hotel como lugares de encuentro y de exposición, el visitante se sentía más cómodo”, evoca el veterano sobre una cita en la que predominó, aunque a la convocatoria acudieron profesionales de puntos dispares como Oporto, Nueva York o Zúrich, un sentimiento de “complicidad”.
“Los galeristas se alojaban en las habitaciones, y durante tres días éramos una familia”, prosigue Cobo. “En esta profesión tendemos a ser muy individualistas, pero aquí almorzábamos juntos, no nos separábamos”. Los implicados, una lista que incluía a referentes andaluces como Alfredo Viñas, Sandunga, Magda Bellotti o Milagros Delicado, “tenían libertad para programar lo que quisieran: algunos exponían a un autor, otros siete u ocho”, explica Otero. Las imágenes que adornan hoy las paredes del Inglaterra revelan la invitación a la sorpresa que suponía adentrarse en Hotel y Arte: las dependencias centenarias eran tomadas por la creación contemporánea más estimulante. “En un contenedor de una época metíamos un contenido de otra”, resume Otero.
La clave del éxito de Hotel y Arte consistió en asegurarse el respaldo de los patrocinadores. “Les pedimos que se comprometieran a gastar, como mínimo, 200.000 pesetas en compras. Entidades como El Monte y Telefónica superaban esa cifra, y en los carteles de cada año se ve cómo se van sumando cada vez más empresas”, señalaba ayer Pepe Cobo ante una fotografía de la ministra Carmen Alborch, una de las personalidades que apoyó esta iniciativa.
Mientras Otero se resiste a “agujerear” las paredes de un Hotel Inglaterra que luce espléndido tras su reforma, Pepe Cobo se abre a un retorno e interpreta aquella feria como un símbolo, “una llamada de atención. Sevilla tiene que mirar al futuro. No debemos pararnos”.
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