Jane Austen, la escritora sin fecha de caducidad
La escritora Cristina Oñoro y la ilustradora Ana Jarén publican 'Jane. Una biografía ilustrada' (Lumen) por el 250 aniversario del nacimiento de la británica
Quienes la califican de cursi, de ñoña y de romántica, no han conocido su obra porque está en las antípodas de eso”. Quién dice estas palabras es la escritora y académica madrileña Cristina Oñoro. Sobre quien reflexiona no es otra que una de las grandes voces de la literatura universal: Jane Austen. Este año se celebran 250 años de su nacimiento. Efeméride que demuestra que la novelista británica está más presente que nunca. El mundo audiovisual ha tenido gran parte de culpa con sus adaptaciones a la pequeña y gran pantalla –aunque “nos hace falta que Greta Gerwig le hiciera algo”–, pero también la atemporalidad de los temas que abordó esta feminista adelantada a su tiempo. Las críticas mordaces al patriarcado, la apuesta genuina por la amistad entre mujeres y la oposición frontal a que ellas no pudieran acceder al sistema educativo se despliegan con soltura en Orgullo y Prejuicio, Emma, Persuasión, Sentido y sensibilidad, La abadía de Northanger y Mansfield Park.
El relato –de fin a principio– de su universo y su contexto, poniendo especial atención en que el paso de los siglos no influye en la frescura de sus obras es la propuesta de Oñoro con Jane. Una biografía literaria de Jane Austen (Lumen). Un proyecto que cuenta con la mirada contemporánea de la ilustradora sevillana Ana Jarén, quien utiliza sus pinceles para poner rostro y dar forma a la vida de una figura de la que apenas se tiene documentación. “El primer reto fue dar con la cara y además la de la portada. Quería ese plano potente, pero hay pocas referencias. Por tanto, era crear a Jane y una vez está en el imaginario, todo es más fluido”, señala Jarén.
Más allá de los rasgos de Austen, Jarén se detiene con delicadeza, cuidado y mimo en cada detalle. Por pequeño que parezca. “Soy muy tiquismiquis con que lo que dibuje esté bien contextualizado”, apunta la ilustradora y sostiene que “me entretengo mucho en mirar piezas de la época” para crear objetos personales, mobiliario, vestimentas e incluso artículos de higiene personal masculina. El celo de la sevillana es tal que no han sido pocas las visitas virtuales que ha realizado a la casa de Jane Austen, las películas que ha visto para tomar detalles de la estética y las exposiciones que ha recorrido para afinar con el contexto.
El resultado, a su juicio, ha sido una biografía ilustrada que, lejos de lo tedioso que pudiera parecer, recorre la vida de una figura llena de enigmas -su hermana Cassandra quemó gran parte de su correspondencia cuando falleció-, pero que puso en jaque las convenciones de la época. "Hemos creado una puerta y si alguien quiere abrirla se encontrará con un montonazo de libros", indica Jarén, ilustradora que incluye Sentido y Sensibilidad, Orgullo y Prejuicio y Emma entre sus libros de cabecera.
Sin huellas de su recorrido
Precisamente, que no hayan quedado apenas huellas de su recorrido es uno de los motivos, según Oñoro, para explicar su éxito. "Cuando tienes a una autora que ha dejado muchísima documentación, no te la puedes apropiar tan fácilmente y sentirla tuya", recalca la escritora y sostiene que, en el caso de Austen, "como no dejó explícitas demasiadas opiniones ni se metió en el berenjenal de ambientar sus novelas en épocas muy precisas" permite que los lectores sean "universales".
En este sentido, considera que nadie necesita un empujón para acercarse a Austen, "porque es una autora que vende mucho" y cada generación "la reinterpreta" creando así "nuevas lecturas". A este punto se suma el interés de los últimos diez años "hacia las mujeres escritoras" y que los jóvenes actuales hayan "pasado por el feminismo" y estén dispuestos a "abrazarla, leerla y celebrarla".
Sin embargo, no siempre tuvo esta consideración en España. Auque su primer traductor fue Manuel Ortega y Gasset, el hermano del filósofo, y este hecho "pone un poco en la pista de que los intelectuales valoraban su obra", después de la Guerra Civil se sucedieron traducciones "bastante regulares". Sin ir más lejos, en el caso de Mansfield Park se "se eliminaron diez capítulos" o la británica "aparecía publicada en colecciones de novela rosa y folletinesca". A partir de los 90, "ha tenido traductores y editores que han hecho que se reconozca y se admire su legado". Porque, como sugiere Oñoro, "te puede no gustar y es totalmente válido" como "puede no gustarte Shakespeare o Dante", pero "no objetas que todos ellos van a aparecer en el canon".
Fue "muy crítica con la ficción romántica"
Que la historia se ha escrito en masculino y las autoras "han sido apéndices" de ella no es ninguna novedad. Sin embargo, en esta biografía se detienen en explicar la revolución literaria que se vivió en el siglo XVIII como consecuencia del abaratamiento de los costes de impresión. Un hecho que provocó que muchas mujeres empezaran a leer solas en lugar de hacerlo en grupo. Algo que provocó cierta preocupación entre los sectores más conservadores, porque pensaban que sus hijas y esposas podrían convertirse en una versión del Quijote. Locas por leer tantas novelas.
"Se produjo todo un movimiento parecido al que podemos percibir hoy en torno a los influjos de la tecnología en los niños", compara la académica. Esa "nueva tecnología" que fue "la imprenta" permitió que la escritura se difundiera entre "capas más amplias de una sociedad que consideraba que las mujeres no tenían uso de razón suficiente para manejar la lectura en silencio". Aunque "leer en voz alta es algo muy bonito que Jane Austen mantuvo en sus novelas", en muchas ocasiones "era tutelada" y evitaba la creación de "un pensamiento crítico" en el que las mujeres "pudiéramos tener nuestra propia opinión". Por tanto, esta revolución fue "una vía de emancipación fundamental".
A pesar de que Austen vivió en este contexto y de que el concepto del fenimismo no existía, no dudó en abordar temas que "nos siguen interesando hoy" como "las relaciones que establecemos con otras mujeres" o "qué tipos de estructuras familiares" se construyen. Al que no conoce a la novelista británica le sorprenderá saber que trató la ficción romántica de una manera casi paródica. Lejos de quedarse en las tramas planas que eran populares en la época, la novelista confeccionó personajes con un enorme "desarrollo psicológico" y fue "muy crítica con la ficción romántica que circulaba".
No hay comentarios