Memoria de un corazón maltrecho
El ciclo invisible | Crítica
Luís Pousa entrega en 'El cielo invisible' un diario, una novela familiar, un ensayo literario y no pocas notas de humor, todo a la vez, en un libro hondo e inclasificable
La ficha
'El cielo invisible'. Luís Pousa. Reino de Cordelia. Madrid, 2020. 88 páginas. 12 euros
"Naturalmente esto no es una novela, sino la purga de mi corazón". Luís Pousa (Lugo, 1971) rescata la dedicatoria que Cela le plasmó sobre un ejemplar de Oficio de tinieblas 5 el 25 de abril de 1989. Entonces, el de Flavia aún no era Nobel pero se sabía ya bendecido por la Academia sueca; Pousa, por el contrario, ya era huérfano –tenía 18 años, hacía ocho que había fallecido su padre– y se reconocía heredero de una larga estirpe de corazones maltrechos. En su caso, no hay bendición alguna, sólo la aceptación llevada con cierto orgullo. "Tener un corazón normal lo puede tener cualquiera. Pero andar por el mundo con un corazón a contracorriente sólo está reservado a unos pocos elegidos”, escribe en las páginas de El cielo invisible, un libro breve, demasiado, hondo e inclasificable.
¿Es un diario? Puede. La nueva obra del periodista y matemático gallego –Breviario del bus, Poemas para Flash Gordon– parte del día en que, ante una inminente cirugía cardíaca, Pousa es consciente de la paradoja que supone ser ya mayor que su padre, que murió a los 46 años después de que su corazón luchara durante dos semanas en la UCI contra las consecuencias de un fatídico atropello.
¿Es una novela familiar? No estrictamente, aunque bastan unas cuantas pinceladas sobre algunos de sus antepasados para trazar el mapa sentimental de una familia que, como refleja Ana Karenina, se parece a la de todos pero es infeliz a su manera. Así sabemos, y quisiéramos saber más, del abuelo materno, José Rodríguez, que se trajo de la emigración en Cuba un reloj de bolsillo al que hoy cada tarde le da cuerda el nieto; o sobre el abuelo Aquilino, sargento de artillería del ejército de la Segunda República que ante la negativa de rendirse a los sublevados dio con sus huesos en las mazmorras del castillo de San Antón.
¿Es un ensayo sobre literatura? Cabría etiquetarlo así, pues sabemos de sus lecturas de George Perec, autor de la gran novela sobre la orfandad W o el recuerdo de una infancia y a Milena Busquets, que exorcizó la muerte de su madre en También esto pasará; o de su predilección por las escritoras, de Idea Vilariño a Edna O’Brien, de Sylvia Plath a Marta Sanz.
¿Es un libro humorístico? Es imposible no asociar la escritura de Pousa al hecho mismo del ser y estar en el mundo al modo gallego, que es lo mismo que decir exudar a cada línea ironía, sarcasmo, negrura, perplejidad y altísimas dosis de ternura. Basta el saludo del hijo al padre ante su tumba para ilustrar esto: "Para cicatrizar este vacío en medio del corazón los yanquis todavía no han inventado nada".
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