Castril tiene una deuda eterna con José Saramago, somos conscientes de lo importante y generosa que fue la actitud del Nobel portugués con un pequeño y perdido pueblo granadino. José está siempre presente para los castrileños, el Centro José Saramago de Castril y la fundación que lo rige han participado de manera constante en la vida del municipio. Saramago era consciente del apoyo que suponía su nombre para Castril, su generosidad en este sentido ha supuesto que Castril sea mundialmente conocido, que se escuche en muchos lugares y que quede inmortalizado en sus obras.

Ahora, lo que queremos es trabajar buscando la altura del compromiso ético de un escritor, premio Nobel, que quiso ser también castrileño.

Castril ha sentido de una manera especial la muerte de José Saramago, porque Saramago era universal, pero también era castrileño. De su mano llegó a Castril el Festival Sete Sois Sete Lúas, que, junto a otras 30 ciudades de países del Mediterráneo, acercan la cultura a ciudades de pequeño formato; de su mano, Castril recuperó la famosa industria del vidrio, de su mano disfrutamos de actividades culturales, de actuaciones de cantantes de primer nivel. De su mano llegaron proyectos de apoyo al desarrollo de la agroecología, de la recuperación de la tradición. En la Fundación José Saramago han encontrado trabajo muchos castrileños. Castril debe mucho a José y le está eternamente agradecido.

Es difícil explicar los sentimientos de quien ha tenido el enorme honor de conocer a José Saramago. Como he tenido esa suerte y he sido testigo del desinteresado y entusiasta apoyo de José para con Castril y con cuantas iniciativas le hemos planteado, soy más consciente de lo que Saramago ha hecho con Castril.

José Saramago es universal, universal y castrileño, y Castril no va a fallar en el intento de trabajar para hacer honor al impresionante legado ético que nos deja.