El sueño de la materia
Cartas desde Italia | Crítica
Elba edita una selección de cartas del historiador del arte Henri Focillon, escritas desde Italia a primeros del XX, mientras ultimaba su tesis doctoral sobre el célebre aguafortista Giovanni Battista Piranesi
La ficha
Cartas desde Italia. Henri Focillon. Trad. José Ramón Monreal. Elba. Barcelona, 2023. 152 págs. 21,50 €
En el caso de Herni Focillon, podría decirse que lo que perdió el arte lo ganaba el campo de la erudición y del estudio. Sin embargo, este símil es del todo incierto. Focillon, hijo del prominente grabador Víctor Focillon, hubo de abandonar el oficio paterno por severos problemas oculares. Fue así como la Historia del Arte obtendrá uno de sus miembros más perspicaces, y cómo la literatura francesa, o sea el arte de la escritura (qué magníficamente escribe Focillon), conquistará ese terreno, a veces árido, siempre fascinante, de la indagación estética. Focillon unirá ambas inclinaciones en su tesis doctoral, dedicada al grabador más célebre de la Historia, el gran Giovanni Piranesi (la tesis está disponible en archive.org, para los duchos en el francés vibrante, matizado y dúctil del historiador). No en vano, estas Cartas desde Italia (1906-1908) se corresponden al viaje que Focillon hace a Roma y Venecia, principalmente, en busca de información para su tesis. Lo cual no quita para que su mirada, superiormente educada, nos traiga una idea de la civilidad romana, de las glorias de la Antigüedad, de inusual belleza.
Por otro lado, estas cartas van dirigidas, mayormente, a sus padres, lo cual no rebaja el brillante y ligero tono erudito, pero sí le añade una ternura familiar, que se explica por la juventud del hijo, quien cumple a un tiempo el sueño del Gran Tour y la “obligación” documental del doctorado. Además de ello, en estas breves y excelentes páginas, que cuentan con algún apéndice de años posteriores, hay otra singularidad, que obra en paralelo a la vida y al orbe intelectual de Piranesi, cual es la defensa del arte romano en cuanto tal, y no como reflejo pálido y menor del arte griego; una batalla que Piranesi libró en solitario contra los anticuarios alemanes, ingleses y franceses, y que el grabador/historiador francés retoma aquí con el ardor juvenil de sus veinticinco años.
Titulamos estas modestas líneas como “el sueño de piedra” porque fue así como Focillon, en obra posterior, definirá la escultura románica. El sueño de piedra que vive en estas páginas pertenece a una distinta escala. Es aquel sueño de Roma, colosal y umbrío, de inhumana grandeza, que imaginó la audacia de un arquitecto veneciano, trasterrado al Lacio, y casi ayuno de obra: Giovanni Battista Piranesi.
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